El ‘jueves negro’ en el Monte del Carmelo -41 personas calcinadas en un autobús atrapado en un espectacular incendio- no ha acabado. 1.500 bomberos continúan luchando contra un fuego que esta madrugada se dirigió hacia algunos barrios de la ciudad portuaria de Haifa, al norte de Israel. «Es el Kipur (en alusión a la sorpresa que sacudió el país en la guerra del 73) del sistema de rescate y bomberos», escriben varios analistas de un país en estado de ‘shock’ y emergencia.
El incendio, de un tamaño sin precedentes y que tardará horas e incluso días en sofocarse, refleja serias deficiencias en el limitado cuerpo de bomberos. En el tercer día de la festifividad judía de Janucá, Israel se dividirá hoy entre las llamas del norte y las decenas de funerales.
A primera hora de la mañana, han aterrizado en la base de Ramat David algunos de los 24 aviones que deben llegar de una decena de países (entre ellos España) para ayudar en las arduas labores de extinción del incendio que sigue arrasando el Carmelo. Unas colinas habitualmente impresionantes y que hoy están convertidas en una amenazante bola de fuego ante el temor de sus vecinos. El Kibutz Beit Oren, por ejemplo, ha sido fulminado por la llamas. Policías, bomberos, soldados y varios ministerios se han movilizado como si se tratara una situación de guerra. No es para menos. 15.000 personas han sido ya evacuadas.
‘Me estoy quemando, venid a ayudarnos’
Ante uno de los desastres más letales que recuerdan los israelíes, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se reúne esta mañana en Tel Aviv con el minigabinete de seguridad. Netanyahu, que sobrevoló anoche en helicóptero la zona devastada, afirmó que «hemos recibido un golpe muy fuerte. Declararé un día de duelo pero ahora no hay tiempo de estar en duelo sino que hay que apagar el fuego y salvar vidas».
Como la de la jefa de la Policía de Haifa, Ahuva Tomer, que fue al socorro del autobús en llamas que se dirigía a la cárcel Damon para evacuar, a raíz del incendio, a 500 presos palestinos. «Me estoy quemando, venid a ayudarnos», fueron sus últimas palabras desde su patrulla. Tomer sigue luchando entre la vida y la muerte en el Hospital Rambamde Haifa, donde se han congregado destrozados familiares de los fallecidos y heridos.
La gran mayoría de las víctimas eran miembros del servicio penitenciario miembros de la misma promoción de un curso de oficiales. «Cuando llegamos, el autobús estaba aislado por muros de fuego. Fue terrible ver cómo los chicos se morían quemados», explica a ELMUNDO.ES un bombero de la ciudad de Hadera, movilizado como el resto de compañeros de todo el país.
Aunque hoy son elogiados por su «actuación heroica», los bomberos israelíes lamentan que haya tenido que pasar una tragedia de estas características para que el país se de cuenta de la falta de recursos e inversión estatal.
La prensa israelí exige la creación de una comisión de investigación ante las numerosas preguntas que despiertan las llamas. Aclarar por qué, según un testimonio, los bomberos llegaron hora y media después del primer aviso. o buscar responsables a las deficiencias estructurales ante tragedias de este calibre, en especial los escasos medios de los 1.500 bomberos.
«Es una negligencia de todos los gobiernos de Israel (…) No se prevé que pueda ocurrir un incendio de este tamaño. En este país, nadie prepara nada a largo plazo, todos se preocupan en apagar pequeños incendios pero cuando ocurre uno real y grande, nadie es capaz o sabe de sofocarlo», se lee hoy en el diario Maariv.
Difusion: www.porisrael.org
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.