Cancillerías latinoamericanas: confusión y contradicciones
Lic. Samuel Leillen
Publicado en «AURORA el 16.12.10
En los últimos días un par de cancillerías latinoamericanas anunciaron en forma impactante, en el marco de una estrategia compartida, que sus países reconocen al Estado Palestino libre e independiente según las fronteras del 1967, «reconocimiento subordinado a la determinación de aceptar lo que las partes acuerden en el transcurso del proceso de negociación». Se anuncia que varios países más se sumarán a este reconocimiento.
AGRADECIMIENTO PALESTINO
Las reacciones a los anuncios fueron muy variadas: de sorpresa, de ambivalencia, de rechazo absoluto o de aplauso. “Es un mensaje muy claro de respeto a la legalidad internacional y en contra del colonialismo. Me gustaría agradecer personalmente a nuestra gran amiga (la presidenta argentina) Cristina Fernández, y abrazar al amigo pueblo argentino por este gran gesto de solidaridad”, afirmó Nabil Shaat, asesor del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas.
El embajador palestino en Argentina, Walid Muaqqat, dijo que el reconocimiento «acelerará» el proceso de paz en Medio Oriente, «porque tendrá incidencia en que toda la comunidad internacional tome la decisión de involucrarse directamente para encontrar la solución de dos Estados» (Lucas Colonna, LA NACION – 7.12.10).
La izquierda judía de la Argentina (ICUF) publicó el viernes 10.12.10 un comunicado en el que «celebra el paso conducente a la paz» (?), y «considera que el Estado Palestino debe reunir los territorios correspondientes a los anteriores a la Guerra de los Seis Días de 1967 – la “Línea Verde”: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental-, lo que implica de por sí el reconocimiento explícito del Estado de Israel y su derecho a una existencia en paz, así como un punto de partida más alto para entablar nuevas negociaciones, más sinceras y más genuinas desde ambas partes».
¿Para qué entablar nuevas negociaciones si los directivos del ICUF ya dan las soluciones precisas?
¡Cuánta confusión!
REACCIONES DE ISRAEL
Las agencias noticiosas destacaron que Israel reaccionó con dureza, citando al vocero de la cancillería israelí, Yigal Palmor, quien dijo «que la declaración emitida por Buenos Aires es «decepcionante» y que «va contra el espíritu de los acuerdos entre Israel y los palestinos y en contra de las negociaciones de paz».
Los medios citaron al embajador israelí en Buenos Aires, Emb. Daniel Gazit, como quien procuró «enfriar» el tono de Jerusalén: «La decisión no afecta en nada nuestras relaciones con la Argentina. Entre amigos, podemos tener disensos», destacó ante la consulta de «La Nación».
Por su parte, la Vicecanciller para América Latina, Embajadora Dorit Shavit, recordó que «con anterioridad a la guerra de 1967, los territorios de ese presunto estado -Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental- no estaban bajo el control político de los palestinos, sino de los egipcios y de los jordanos», resultando grave establecer un reconocimiento en base a la situación de 1967.
Las instituciones judías de América Latina, tanto locales como continentales, expresaron su sorpresa por las declaraciones que «sobrepasan la realidad, no ayudan a lograr la paz, obstaculizan los esfuerzos de las Naciones Unidas y generan profunda confusión», sugiriendo promover el diálogo y el entendimiento entre todas las partes.
La Confederación de Comunidades Judías de Colombia (CCJC), en comunicado de prensa del 9.12, «celebró el anuncio del Gobierno colombiano por conducto de la Sra. Ministra de Relaciones Exteriores, Dra. María Ángela Holguín, de considerar las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como el marco único de referencia para la solución del conflicto palestino –israelí, en lugar de extender reconocimientos precipitados y contraproducentes al “estado palestino en las fronteras de 1967”, como lo han hecho algunos Estados de la región».
Es de destacar, que Colombia es país miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.
La Unión Europea anunció el lunes 13.12 que «hará los reconocimientos necesarios cuándo sea el momento apropiado…».
«Es una falta de entendimiento de lo que ocurre en el terreno. Brasileños y argentinos deberían fijarse más en lo que hacen norteamericanos y europeos, que están más implicados» en la región, dijo el 15.12 el Vice Ministro de RR. EE. israelí, Sr. Danny Ayalón, quien consideró que «los brasileños y los argentinos han caído en una trampa que les han tendido los palestinos» pero recordó que «somos buenos amigos de los brasileños y de los argentinos», y adelantó que «lo seguiremos siendo, compartimos muchos intereses».
¿NECEDAD O FALTA DE INFORMACIÓN?
El Diccionario de la Real Academia Española, define a NECIO como algo dicho de una cosa ejecutada con ignorancia, imprudencia o presunción. Trataremos de señalar que la forma del reconocimiento que nos ocupa entra en esta categoría desde diversos puntos de vista: geográficos, históricos, jurídicos, políticos, morales.
ASPECTOS GEOGRÁFICOS
¿A cuáles fronteras se refería el Canciller argentino Timerman al anunciar el reconocimiento?
Fronteras nacionales, generalmente, son resultado de negociaciones entre dos entes nacionales. La línea divisoria con Egipto, desde Tabba a Rafiah, acordada en 1979, tiene esa característica, al igual que los tramos de la frontera oriental con el Reino de Jordania, acordado entre los dos países en 1994.
FRONTERAS TECNICOLORES: Líneas fronterizas , como con Egipto y Jordania, son señaladas por cartógrafos en negro o en rojo, como se acostumbra profesionalmente. Pero las fronteras de Israel son «multicolores»: la línea que la separa del Líbano fue acordada en el año 2000 entre Israel y las Naciones Unidas – que no constituyen un ente «nacional». Por lo tanto, es una línea que los cartógrafos dibujan con color celeste, el color del organismo internacional. Líbano jamás firmó este tratado.
Frente a Siria, las líneas de separación de fuerzas fueron fijadas en 1967 con algunas correcciones de 1973: no se trata de una frontera, sino de una marcación del lugar que separa las tropas de ambas partes. En los mapas aparece como una línea de dos colores: del lado israelí se la marca con color violeta.
Lo mismo con las líneas anteriores al 4 de junio de 1967, conocidas como la «línea verde», que aún está aguardando definiciones y acuerdos entre israelíes y palestinos. Esta línea está en discusión. No existe ninguna «frontera» concertada entre israelíes y palestinos.
¿Serán Argentina y Brasil, o Uruguay Ecuador y Nicaragua, los que determinen que esa línea cambie automáticamente de color?
ASPECTOS HISTÓRICOS
¿Por qué precisamente ahora esta serie de «reconocimientos» latinoamericanos?
La conformación de las naciones actuales, desde mediados del siglo XIX, impulsó mucho el deseo de marcar fronteras, y se fijaron reglas y criterios internacionales para evitar conflictos y discusiones. Los mismos criterios se quisieron utilizar en el Medio Oriente cuando las potencias mandatarias, Francia e Inglaterra, recibieron a su cargo la reorganización en estados del derrotado Imperio Otomano.
El 29 de noviembre de 1947, al resolver la comunidad de naciones el establecimiento de dos estados, uno judío y otro árabe, los judíos aceptaron la partición de su patria ancestral.
Al votar entonces Uruguay y Brasil a favor de esa resolución internacional, ya reconocieron la necesidad de un estado árabe. ¿Por qué tiene que repetir su reconocimiento el estado brasileño? ¿Qué aporta ahora el reconocimiento argentino, que en 1947 se abstuvieron de conceder?
Los árabes prefirieron la guerra constante: conflictos armados, terrorismo, guerrillas, guerra mediática, boicot económico, etc. Los árabes de Palestina tuvieron sinfín de oportunidades de consolidar las bases de sus flamantes aspiraciones de soberanía, comenzadas a desarrollarse una veintena de años después que Israel se estableciera como estado independiente. Y es vox populi que las desperdiciaron.
ASPECTOS JURÍDICOS
¿Reconocimiento a quién?
Horacio Calderón de Argentina, escritor y analista internacional experto en asuntos del Medio Oriente expresa, en una entrevista radial del martes 7 último, que «la actitud demagógica del Gobierno Nacional de reconocer a un estado inexistente es algo que no hubiera ocurrido con el debido asesoramiento jurídico, que sin duda habría dictaminado que es imposible reconocer a un Estado, hasta que sea reconocido formalmente por la Organización de las Naciones Unidas y, además, esté en condiciones de ejercer plenamente su soberanía». «El Gobierno argentino utiliza un lenguaje diplomático que no se ajusta en absoluto al que merece el tratamiento de un asunto tan sensible».
¿Reconocimiento ahora cuándo los temas en conflicto deberían estar en la mesa de negociaciones, una mesa que lleva decenas de años y sinfín de denominaciones: Madrid 1991, Oslo 1993, El Cairo 1994, Taba 1995, Wye Plantation 1998, Hoja de Ruta 2003, Annápolis 2007, etc.?
¿A que se debe la disparatada diplomacia latinoamericana de aprobar soluciones aún no asumidas y que están en plan de tratativas?
Resulta también que, según el texto del reconocimiento, los argentinos y brasileros han tomado parte en dos temas que están en el centro del debate: las fronteras y el futuro de Jerusalén.
Pareciera que posteriormente al comunicado, le azuzó el pensamiento al canciller argentino y al caer la noche, Timerman escribió en Twitter: «La Argentina no reconoce a Jerusalén como capital de ningún Estado». Es la mejor prueba que su anuncio era fallido, pues por una parte establece «que estará de acuerdo a lo que las partes determinen en el transcurso del proceso de negociación»…, y por otra parte sostiene que ni judíos ni palestinos pueden pensar en Jerusalén como capital de sus respectivos estados.
¡Cuánta contradicción!
ASPECTOS POLÍTICOS
¿Está en ejercicio la diplomacia virtual? (virtual = aparente, no real).
En una nota a «LA NACIÓN» del 7.12.10, el Dr. Yoav Tenembaum, del Programa de Diplomacia de la Universidad de Tel Aviv, señala que «el reconocimiento oficial extendido por la República Argentina al Estado palestino no es resultado de una autodeclaración por parte del liderazgo palestino de un Estado independiente; tampoco es consecuencia de un reconocimiento oficial de tal Estado por parte de las Naciones Unidas. Es un ejemplo de diplomacia virtual sin precedente en la historia de las relaciones internacionales modernas».
El Estado Palestino jamás existió. Israel ya declaró que ve en su creación parte de la llave de solución del conflicto. Falta sólo que los palestinos quieran establecerlo.
Suponemos que el tema es conocido, al detalle, por las cancillerías latinoamericanas.
Como sostiene la periodista Jana Beris en su nota del 9.12.10, «la pregunta, al parecer, radica en qué es “políticamente correcto”: apoyar las reivindicaciones palestinas, ponerles el sello de absoluta legitimidad y con ello, de hecho, determinar que es la postura palestina la que debe aceptarse cuando hay discusión entre ambas partes. El problema es que eso no necesariamente acerca la paz».
Aclara Jana Beris que «resulta totalmente contradictoria la aclaración incluida en el comunicado leído por el Canciller argentino Héctor Timerman dejando todo supeditado a lo que “determinen las partes en la discusión territorial”. ¿Para qué apoyan entonces tales y cuales fronteras, si reconocen que las partes son las que deben ponerse de acuerdo al respecto?» Como se va a lograr un acuerdo «si una parte ya tiene el resultado asegurado, ¿para qué esforzarse?».
ASPECTOS MORALES
Las del 67 son las líneas que condujeron a la Guerra de los Seis Días! ¿Los Presidentes latinoamericanos se hacen responsables por la seguridad de los israelíes? ¿Acaso está en sus mentes el propósito de volver a la situación geopolítica que costó, a ambas partes, miles de víctimas, muertos e inválidos? ¿Acaso son colaboradores de los programadores del terror, el asesinato y la alevosía? ¿Quieren impedir que lleguemos a Jerusalén por la carretera actual? Lo que están haciendo conduce a respuestas positivas a todos esos interrogantes.
Pareciera estar lejos del observador que respaldar las líneas de 1967 como solución imperiosa, significa aprobar que los lugares de Jerusalén sagrados para el judaísmo queden fuera del Estado de Israel y aislados del Pueblo Judío.
Repetimos que el tema más difícil del conflicto árabe-israelí es la Ciudad Vieja de Jerusalén, ese corazón urbano de apenas 1 kilómetro cuadrado, Patrimonio de la Humanidad, hoy dividido en cuatro zonas, dos cristianas (una griega y la otra armenia), una musulmana y una cuarta judía; ese espacio con 35,000 habitantes que incluye el Santo Sepulcro, El Muro de los Lamentos y las Mezquitas ; esa superficie que resulta más importante por lo que encubren sus ruinas que por el deslumbre de sus mezquitas, más inquietante por lo que oculta su interior que por la amplitud de su cielo; esas callejuelas que fueron testigo de miles de episodios a lo largo de más de 3000 años de historia desde que Jerusalén fuera fundada por el Rey David – ese pequeño punto por algunos venerado como el centro del planeta, ese es el tema. Y este tema es plenamente judío. ¿Y los latinoamericanos quieren que quede fuera del Estado Judío?.
¿Cómo pueden determinar cosas desde la costa occidental del Atlántico? Ni los argentinos ni los brasileros, incluso sus excelentísimos Sres. Presidentes, no pueden tomar medidas sobre algo que ni es de ellos ni les pertenece, y que ahora evidencian que ni siquiera conocen. Y mucho menos decir que lo hacen «para conseguir la paz».
A MODO DE RESUMEN
Quisiéramos suponer que estos abruptos reconocimientos presidenciales latinoamericanos son sólo resultado de informaciones incompletas, de asesoramientos imprudentes, de análisis no suficientemente documentados, tal vez de equívocos intentos de aportar algo para ayudar a solucionar este conflicto tan sangriento y prolongado. Pero se los ve como burdos esfuerzos por deslegitimar las aspiraciones de paz de Israel y del Pueblo Judío, paz concertada y basada en la convivencia pacífica, en el mutuo entendimiento, en la preservación de la cultura y la idiosincrasia de las sociedades implicadas.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.