El 28 de agosto de 2010 la casa y oficina de Nasrin Sotoudeh -tenaz defensora de integrantes de organismos de derechos humanos, activistas políticos y niños condenados a muerte- fueron allanadas por fuerzas policiales y ella fue citada a comparecer ante un tribunal. Pocos días después, el 4 de septiembre fue detenida por los cargos de sospecha de «propaganda contra el sistema» y «reunión y colusión con el objetivo de dañar la seguridad del Estado» y enviada a la prisión de Evin donde estaba sometida hasta su condena a un régimen de incomunicación y aislamiento e imposibilitada, en aquel momento, de ver a un abogado, a su marido Reza Khandan ni a sus hijos de 10 y 3 años. Cabe agregar que Reza quien se dedica a la publicidad, y definido por Nasrin como gran padre, esposo maravilloso y un amigo excepcional, había sido amenazado y advertido, meses antes del arresto de su esposa, que también él correría el riesgo de detención si no persuadía a su mujer a que abandonase su labor con la Premio Nobel Shirin Ebadi.
En virtud que el poder judicial de Irán no respetaba los procedimientos legales, Nasrin Sotoudeh inició y suspendió en varias oportunidades huelgas de hambre, para que fuesen atendidas sus demandas, lo que le valió perder muchos kilos de peso con la consiguiente debilidad.
La gran desigualdad de derechos de género en Irán, fue un acicate para que las mujeres de ese país apoyaran en las elecciones del 2009 a candidatos reformistas como Mehdi Karroubi y Mir Hossein Moussavi, que se comprometieron a abordar la discriminación contra ellas. Pese a la violenta ofensiva policial, las mujeres salieron a las calles masivamente para protestar contra los resultados de los fraudulentos comicios del 12 de junio, que dieron como triunfador al actual presidente Mahmoud Ahmadinejad, conspicuo y peligroso exponente del radicalismo integral islámico. Según informes que ya han sido publicados, en las prisiones de la República Islámica de Irán, las manifestantes detenidas en el levantamiento posterior a las elecciones presidenciales del 12 de junio de 2009, en particular las mantenidas en Kahrizak, han sido violadas en grupo y los guardias las han sometido a las peores torturas medievales. Muchos de los detenidos, mujeres y hombres, han muerto debido a las repetidas violaciones en grupo, por la ruptura del útero o el recto y el sangrado intestinal. En el régimen iraní, muchas mujeres en las cárceles han sido violadas y asesinadas hasta ahora y las que han sobrevivido han quedado traumatizadas con graves daños físicos y psicológicos debido a la violación y la tortura. La violación y el acoso sexual de los presos políticos en Irán no es un fenómeno reciente, videos de entrevistas realizadas por Allamezadeh, un director de cine, con los presos políticos que sobrevivieron a las violaciones en la década de 1980 son un testimonio de esta afirmación.
La condena de Nasrin Sotoudeh va a suscitar seguramente el repudio de la comunidad internacional a la República Islámica de Irán, el teocrático país consuetudinario y sistemático violador de las libertades humanas fundamentales, que tuvo el descaro de pretender integrar la Comisión para proteger los Derechos de la Mujer de la ONU.
Las primeras reacciones se produjeron cuando las autoridades estadounidenses expresaron su consternación por la pena de 11 años impuesta en Irán contra Nasrin Sotoudeh y pidieron su inmediata liberación. «Estados Unidos condena firmemente el duro e injusto veredicto contra la activista pro Derechos Humanos y respetada abogada Nasrin Sotoudeh», manifestó el portavoz del Departamento, P.J. Crowley, quien calificó a la detenida como «una voz fuerte para el Estado de Derecho y la justicia en Irán». Washington considera que este arresto «forma parte de un intento sistemático por parte de las autoridades iraníes de silenciar la defensa de la democracia y los Derechos Humanos». Crowley sitúa este incidente en «una serie de sentencias duras que apuntan contra abogados de la comunidad de Derechos Humanos de Irán, que prevalece pese a las amenazas, la tortura y el encarcelamiento».
Por su parte, Reporteros Sin Fronteras denuncia que Sotoudeh se encuentra incomunicada desde el día de su detención, el 4 de septiembre de 2010. La condena contra Sotoudeh incluye cinco años por «actuar en contra de la seguridad nacional», otros cinco por no vestir el hijab en un mensaje de video y un año más por difundir «propaganda contra el régimen».
Como los casos emblemáticos de la asesinada Neda, la condenada a muerte Sakineh Mohammadi Ashtiani y tantas otras como Nasrin Sotoudeh, parece que las mujeres son las destinadas a producir los cambios que muchos sectores de la sociedad iraní reclaman. Como sentenció la valiente y perseguida Premio Nobel, Shirin Ebadi: “La represión posterior a las elecciones no ha sofocado nuestro espíritu: la democracia nos ayudará a lograr la igualdad”.
Fuente: http://www.rkpress.com.ar
Difusion: www.porisrael.org
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.