Jpost EDITORIAL
02/14/2011
Nadie está mejor dotado que Benny Gantz – en virtud de antecedentes y carrera – para hacerse cargo de las FDI. El nombrado nuevo Jefe del Estado Mayor de las FDI, Teniente General Benny Gantz, no pudo contener las lágrimas, el lunes por la mañana, cuando el Primer Ministro Binyamin Netanyahu mencionó a su madre, una sobreviviente del Holocausto que, de acuerdo con Netanyahu, pesaba 28 kilos cuando fue liberada del campo de concentración de Bergen-Belsen, después de la guerra.
«Estoy seguro de que, en aquel momento, ella nunca pensó que, 66 años después, su hijo, que todavía no había nacido, sería el 20° Jefe del Estado Mayor General del Estado de Israel, el estado judío», dijo Netanyahu. «Tal vez ella no soñaba con algo así, pero se ha hecho realidad ante nuestros ojos».
En realidad, la familia Gantz es un dramático ejemplo de la transformación de un pueblo exiliado, impotente para protegerse de sus enemigos, en una nación con una de las más poderosas fuerzas militares del mundo. Desde los campos de concentración de Alemania, los Gantz surgieron para enviar un hijo al cuartel general de la Kirya.
Los críticos afirman que la centralidad del Holocausto, en la conciencia colectiva de la sociedad israelí, ha creado una mentalidad de «nunca más» que podría resultar en un abuso de poder peligroso. Pero eso no fue evidente, en lo absoluto, durante las ceremonias de juramentación del lunes.
Revital, la esposa del nuevo jefe de las FDI, dijo que esperaba que su marido fuera un «jefe de estado mayor de la paz -. Y si tiene que usar la fuerza, espero que lo haga con prudencia y discreción».
En su primer comunicado a sus soldados, Gantz dijo que «nada me habría hecho más feliz» que decirles que las batallas y los conflictos se han terminado, «pero ese tiempo todavía no ha llegado».
Pocos saben esto mejor que el propio Gantz. Después de haber sido reclutado, en 1977, Gantz se distinguió rápidamente como oficial, siendo designado comandante del Batallón 890 de la Brigada de Paracaidistas, a la edad de 28 años, y con cientos de horas de servicio de combate en Líbano.
Uno de los pocos soldados de las FDI que completaron con éxito el curso de Fuerzas Especiales del Ejército de EE.UU. (Boinas Verdes), regresó a Israel para hacerse cargo de Shaldag, una unidad de reconocimiento de élite que trabaja en conjunto con la Fuerza Aérea. En ese puesto, Gantz fue responsable de ayudar a traer judíos etíopes a Israel; eso debe haberle recordado el intento fallido de sus propios padres de llegar a estas costas en el SS Exodus en 1947.
En el año 2000, Gantz fue nombrado comandante de la Unidad de Enlace de Líbano de las FDI, en sustitución de Erez Gerstein, que murió por una bomba. En este puesto, Gantz supervisó la retirada precipitada de Israel del Líbano, bajo el primer ministro israelí, Ehud Barak. Más tarde, como Comandante de la División Judea y Samaria, Gantz confrontó la segunda intifada.
Durante su período como comandante de las Fuerzas de Tierra, estalló la Segunda Guerra de Líbano. Atado de pies y manos por la dependencia del entonces jefe de Estado Mayor, Dan Halutz, del poder aéreo para superar a Hezbolllah, Gantz discutió enérgicamente – algunos dirían que no con la suficiente energía – contra lo que veía, con razón, como una ofensiva tácticamente equivocada.
A partir de 2007, Gantz obtuvo una valiosa experiencia en la diplomacia, como agregado militar en Washington. En este puesto se vio involucrado íntimamente en la coordinación de la posición de Jerusalem con Washington en relación a la amenaza nuclear de Irán, incluyendo las deliberaciones sobre un posible ataque militar. Desde Washington también se ocupó de las consecuencias negativas, hace dos años, de la Operación Plomo Fundido contra Hamas en Gaza. Por último, como subjefe del Estado Mayor General, Gantz obtuvo una amplia visión macro de las FDI.
Todas estas diversas funciones ayudarán a Gantz a enfrentar el gran número de desafíos que le esperan en un Medio Oriente rápidamente cambiante.
Una reevaluación de la frontera sur, a la luz de los cambios revolucionarios que han tenido lugar en Egipto, estará primera en la orden del día. Pero una relativa estabilidad en el este tampoco puede darse por sentada. El régimen del rey Abdulá II de Jordania está siendo objeto de crecientes críticas, incluso por parte de las poderosas tribus beduinas, que han sido su principal fuente de poder.
En la Ribera Occidental, mientras tanto, la popularidad de la Autoridad Palestina hundiéndose y la frustración por la falta de progreso diplomático, podrían dar lugar a disturbios. Al norte, Hezbollah podría estar ocupado, en el corto plazo, consolidando su poder político en Líbano, pero en el largo plazo, un fortalecido representante de Irán, con decenas de miles de cohetes y misiles capaces de golpear el centro de Israel, no es un buen presagio.
Y, sin embargo, con todos los desafíos de seguridad, el nombramiento de Gantz trae un recordatorio de la perspectiva más amplia – del largo camino que nuestra nación ha recorrido desde los campos de concentración de Bergen-Belsen hasta un estado judío que es una potencia militar. Nadie está mejor equipado que Benny Gantz – en virtud de antecedentes y carrera – para hacerse cargo de ese poder militar.
http://www.jpost.com/Opinion/Editorials/Article.aspx?id=208225
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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