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| martes abril 16, 2024

Aumentan las Presiones Dentro de Fatah Antes de la Declaración del Estado Palestino


Dror Bar-Yosef

Jerusalem Center for Public Affairs

N º 582, marzo-abril 2011

  

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La división interna en desarrollo dentro de Fatah, es una de las razones por la no reanudación de las conversaciones con Israel. El movimiento tiene una historia de desacuerdos y divisiones internas, con las partes acusándose mutuamente de corrupción, colaboración con Israel y EE.UU., y traición a los intereses palestinos.

Una de las características básicas de Fatah, en los últimos años, ha sido la tensión entre la «vieja guardia», la generación de los fundadores del movimiento que ingresaron a la Margen Occidental y Gaza después de que los Acuerdos de Oslo fueron firmados, y la «joven guardia», la generación que surgió bajo el gobierno israelí y lideró la lucha popular contra Israel en la Primera y la Segunda Intifadas.

Esto se puede ver en las relaciones entre el grupo que encabeza Al Fatah y la AP bajo Abbas, y los líderes de Tanzim, dirigidos por un grupo identificado con Marwan Barghouti. Abbas representa el liderazgo tradicional y estuvo con Arafat en la era de Túnez, mientras que Barghouti fue uno de los fundadores de Shabiba – el movimiento juvenil de Fatah en la Margen Occidental – y jefe de la Unión de Estudiantes de Bir Zeit.

Los actuales cambios estructurales que se están dando en Fatah, son la evidencia de los esfuerzos de miembros prominentes, para jugar un papel más importante en las decisiones estratégicas, en lugar de dejárselas sólo a Abbas. El éxito de este grupo podría provocar cambios importantes en la política de Fatah, especialmente en relación con la actitud del movimiento hacia Hamas y las relaciones con Israel.

El pueblo palestino y los miembros de Fatah reconocen la importancia y el prestigio internacional de Abbas, gracias a lo cual cuenta con apoyo y receptividad, sin los cuales su situación sería infinitamente más difícil. Sin embargo, mucha gente en el movimiento y en la sociedad palestina, no se identifica con él como un líder y, por lo tanto, no apoyan su liderazgo.

El fracaso en reanudar las negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Palestina (AP), ha enviado la pelota de ping-pong de las viejas y familiares acusaciones entre israelíes y palestinos, de vuelta a la arena de los medios de comunicación. En la base de este juego está la afirmación de Israel que los palestinos están actuando de mala fe y tratan de evitar negociaciones directas, a pesar de la cantidad de decisiones del gobierno israelí, incluyendo:

1.- El congelamiento de nueve meses y una voluntad de renovarlo por un período limitado;

2.- El reconocimiento de la necesidad de establecer un Estado palestino;

3.- Una expresión de la voluntad del gobierno israelí de comprometerse para poner fin a la controversia.

Por su parte, los palestinos sostienen que:

1.- Israel no parece ser serio y continúa determinando el orden del día, contrariamente a las declaraciones de Netanyahu;

2.- El ala derecha israelí, y los socios de la coalición del Primer Ministro Netanyahu, constituyen la «verdadera cara» del gobierno e impiden verdaderas negociaciones.

El Contexto Interno Palestino


Pero esos conflictos ponen de relieve los temas políticos que flotan en la superficie, y pasan por alto el complejo contexto interno palestino, que no se centra únicamente en cómo opera el Presidente de la AP Mahmoud Abbas.

Este análisis tiene por objeto examinar la fisura interna que se está produciendo dentro de Fatah, que refleja una de las principales crisis en la arena política interna palestina y es una de las razones del fracaso de la renovación de las conversaciones con Israel. Sin embargo, también podría impactar significativamente la naturaleza de los intentos palestinos de lograr el reconocimiento internacional para una declaración unilateral de la creación de un estado palestino y para el funcionamiento de instituciones de la AP.

Fatah es el movimiento secular más importante en la sociedad palestina y, en efecto, casi el único representativo del sector nacional palestino secular y del «campo de la paz». Sin embargo, el tamaño y variado carácter del movimiento, se han traducido en no tener una fuerte característica que unifique a sus miembros; de hecho, consiste en una amplia colección de personas de diferentes áreas y diferentes niveles socioeconómicos, que parecen no tener nada que los una bajo algún líder o ideal. Como resultado, el movimiento tiene una historia de desacuerdos y divisiones internas, con las partes acusándose mutuamente de corrupción, colaboración con Israel y EE.UU., y traición de los intereses palestinos.

Dos crisis de Fatah, algunas de cuyas repercusiones han recibido recientemente la cobertura de los medios de comunicación, conciernen a la relación entre Abbas y Mohamed Dahlan y al conflicto entre la «vieja guardia» y la «joven guardia» (especialmente la milicia Tanzim identificada con Marwan Barghouti). Una mirada cercana a esa relación, ilustra algunas de las principales implicancias de la crisis en cuestión para el funcionamiento y la gobernabilidad de la AP, incluyendo: la renuncia del gobierno palestino encabezado por Salam Fayyad; las actividades del servicio de seguridad; las relaciones entre Hamas y Fatah; y los resultados del Sexto Congreso General del movimiento Fatah, celebrado en 2009 en Belén.

Auge y Caída De Mohamed Dahlan

 

Mohamed Dahlan ha estado en el centro de una amplia investigación interna de Fatah – sospechado de tratar de organizar una milicia armada con lealtad personal hacia él y no como un instrumento de la AP – una movida percibida como dirigida principalmente contra el liderazgo de Abbas. La investigación se suma a la creciente erosión del status de Dahlan. Efectivamente, ha sido «exiliado» de su base de poder en Gaza desde que Hamas asumió el poder allí en 2007.

Para captar las implicancias de su decadencia, es necesario comprender el status y el papel de Dahlan en Fatah y en la AP. Es miembro del Comité Central de Fatah (máximo órgano de decisión de la organización) y, hasta hace poco, se pensaba que contaba con el apoyo de Abbas. En la década de 1990, Dahlan era el jefe del Servicio de Seguridad Preventiva (SSP) en Gaza, bajo el liderazgo de Yasser Arafat. En ese cargo, trabajó en estrecha colaboración con altos funcionarios de seguridad israelíes y representantes del gobierno de EE.UU. Sus tropas recibieron entrenamiento avanzado del General estadounidense Keith Dayton y era considerada una fuerza poderosa e influyente. El modus operandi del Servicio de Seguridad Preventiva provocó amplia oposición y críticas, tanto por parte de Hamas como del público en general. Al mismo tiempo, eran objeto de elogios por parte de Israel y Estados Unidos por igual. Sin embargo, durante la Segunda Intifada, que comenzó en 2000, muchos miembros de la SSP estuvieron involucrados en actividades terroristas contra Israel.

En el momento de la toma del poder de Hamas en Gaza, los miembros de la fuerza de Dahlan fueron el blanco principal de la persecución, detención, heridas y eliminación. Los miembros del servicio de seguridad de Hamas iban con una lista de nombres del SSP, indicando al lado del nombre la «pena» a imponérsele (si el objetivo sería encarcelado, se le dispararía en las rodillas o se lo eliminaría). A muchos líderes y activistas de Fatah se les permitió permanecer sanos y salvos en Gaza. Sin embargo, la fuerza bien entrenada de Dahlan se derrumbó sin ninguna lucha real y Dahlan se exilió de Gaza.

Además de las humillaciones sufridas por Fatah, Dahlan fue blanco de duras críticas dentro de la organización, por su manejo de la crisis y su incapacidad, y la de sus entrenados soldados, para mantenerse en Gaza. Después del colapso de la SSP y la transferencia del control de seguridad a Hamas, el orden regresó a Gaza, la mayor parte de las milicias armadas fueron despojadas de sus armas, y a sus miembros no se les permitió deambular armados por las calles de la ciudad de Gaza. Occidente se quedó asombrado por el amargo fracaso del Servicio de Seguridad Preventiva, especialmente porque la fuerza de Dahlan estaba tan altamente entrenada como la «fuerza de Dayton» que opera hoy bajo Abbas en la Margen Occidental.

El status de Dahlan se erosionó aún más por la acción de Israel en Gaza (Operación Plomo Fundido), cuando, finalmente, fue acusado, por elementos de Hamas y Fatah, de apoyar a Israel durante la operación y de pasarle inteligencia a las FDI. En julio de 2010, el miembro fundador de Fatah, Farouk Kaddoumi, también atacó, directa y públicamente, a Dahlan y Abbas por ayudar a Israel en el asesinato de Yasser Arafat. Informes de WikiLeaks, en los últimos meses, renovaron la acusación de que Dahlan apoyó a Israel durante la Operación en Gaza.

La publicidad sobre la investigación que lleva a cabo Fatah sobre Dahlan, constituye otro clavo en el ataúd político de un hombre que, una vez, fue la figura más fuerte de Fatah en Gaza. A pesar de que Dahlan logró éxito en las elecciones de Fatah en el Congreso de Belén y entró en el Comité Central, este episodio podría ser lo suficientemente grave como para amenazar su futuro político. Además, prominentes figuras de Fatah también señalan con el dedo a Dahlan por la infiltración de muchos activistas de Hamas en sus filas, con la intención de transmitir información acerca de Fatah e Israel a Hamas.

Vieja Guardia, Joven Guardia

 

Una de las características básicas de Fatah, en los últimos años, ha sido la tensión entre la «vieja guardia», la generación de los fundadores del movimiento, que ingresaron a la Margen Occidental y Gaza después de que los Acuerdos de Oslo fueron firmados, y la «joven guardia», la generación que surgió bajo el gobierno israelí y condujo la lucha popular contra Israel en la Primera y la Segunda Intifadas. A lo largo de los años, la composición de los dos grupos ha cambiado y las figuras han pasado de un «campo» a otro, sin embargo, continúa la tensión entre la generación que llegó desde Túnez y las personalidades locales.

Las relaciones entre el grupo a la cabeza de Fatah y la Autoridad Palestina bajo Abbas, y los líderes de Tanzim encabezados por un grupo identificado con Marwan Barghouti, merecen un examen especial. Esto ocurre, principalmente, en el contexto de la rivalidad política entre Abbas, que representa al liderazgo tradicional y estuvo con Arafat en la época de Túnez, y Barghouti, fundador de Shabiba – el movimiento juvenil de Fatah en la Margen Occidental – y cabeza de la Unión de Estudiantes de Bir Zeit, que, aunque deportado en 1987 por el entonces ministro de Defensa, Yitzhak Rabin, volvió después de los Acuerdos de Oslo y continuó dirigiendo a los activistas internos.

En los últimos años, Abbas reforzó su status como jefe de Fatah y la AP, a pesar de los leves esfuerzos de resistencia de Marwan Barghouti, antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias. Pero la fuerte posición de Abbas como presidente no lo convierte en inexpugnable como jefe de la AP y líder del pueblo palestino. No tiene el amplio apoyo o admiración de Fatah y de la calle palestina. En ocasiones es objeto de duros ataques personales y, junto con la gente que lo rodea, a veces es acusado de corrupción. Además, siendo un líder anciano, no se considera que tenga un futuro político. Tan endeble posición le hace difícil tomar decisiones importantes, tanto en las negociaciones con Israel como en el trato con Hamas.

Las quejas contra Abbas se afianzaron, el año pasado, con las críticas generalizadas por su disposición a retirar las demandas palestinas contra Israel en la ONU, tras el informe Goldstone sobre la Operación Gaza. Abbas sucumbió a la presión estadounidense y la respuesta del frente interno no se hizo esperar. Desde entonces, ha mostrado poca flexibilidad política en las relaciones con Israel, y ha necesitado de la aprobación y el apoyo de los estados árabes y de Occidente para casi cada movida que efectúa en la arena política.

Al mismo tiempo, los últimos años también han mostrado un significativo debilitamiento entre la joven guardia, conocida por su crítica de la conducta y el liderazgo de la «vieja guardia» de Fatah. Qadura Fares, el candidato más prometedor de Tanzim desde el arresto de Marwan Barghouti, no tuvo éxito en la obtención de prestigio como un líder nacional. Sin embargo, sigue siendo un factor importante de oposición interna en Fatah, que aspira a una «limpieza a fondo de la casa» y a luchar contra la corrupción pública. Sin embargo, el actual grupo directivo de Fatah es incapaz de mantener su status como en el apogeo de Barghouti (e incluso durante algún tiempo después).

La joven guardia también se opone a la política de Fatah en relación con Hamas y trata de arreglar las fisuras y reunir a la AP con el gobierno de Gaza. Pero, en esta etapa, sus líderes son incapaces de influir en la política de Fatah. Sin embargo, ha habido llamados en Internet para manifestaciones, como las que tuvieron lugar en Túnez y Egipto, para unir al gobierno de la AP con Hamas en Gaza. Un tal cambio puede ser visto como compatible con las exigencias de aquellos identificados con Marwan Barghouti, y reforzar su status.

Algunos miembros de Fatah y los medios de comunicación palestinos, se han referido al nombramiento, por parte de Abbas, de varios líderes prominentes de entre los partidarios de Fares como embajadores en el extranjero, como que socava su base política.

Un fracaso adicional, atribuido al grupo, es el esfuerzo para que se renueve la lucha popular contra Israel, por parte de un número de miembros destacados, encabezados por Marwan Barghouti desde la cárcel y Hatem Abed El-Kader, un líder de Fatah en Jerusalem. Parece que la decidida oposición de Abbas a tales acciones ayudó a frustrar los esfuerzos de los activistas para renovar la resistencia popular.

El Legado del Gobierno de Abbas

 

A pesar del status debilitado y la falta de influencia de la joven guardia en la política bajo el liderazgo de Abbas, la cuestión sigue siendo el legado del gobierno de Abbas, en particular a la luz de sus reiteradas amenazas de renunciar. A pesar del apoyo de Barghouti a Abbas y a Fatah en las últimas elecciones (obtenido en el último minuto y después de una negociación agotadora), existen serias dudas sobre la intención de Barghouti de apoyarlo también en la próxima elección. Fuentes cercanas a Barghouti insisten en que esa posibilidad es, en realidad, muy estrecha. Barghouti parece verse a sí mismo como el candidato natural y, tanto él como muchos dirigentes de Fatah, no están dispuestos a apoyar a cualquier líder, sin una elección general, como ocurrió con Abbas después de la muerte de Yasser Arafat.

Encuestas de opinión pública, llevadas a cabo por Khalil Shikaki, atribuyen un amplio apoyo a Barghouti. En consecuencia, el gobierno de la AP puede sufrir una importante conmoción, en los próximos años, en el caso que la cuestión se decida por medios democráticos.

La evidencia inicial del problema surgió en el Congreso de Fatah en Belén en 2009. El hecho que el congreso se llevara a cabo, fue percibido como un éxito de la joven guardia, y una expresión de esperanza para el primer indicio de cambios estructurales dentro del movimiento. Terminó con un rotundo fracaso para muchos dirigentes actuales (tales como Qadura Fares), pero también para algunos líderes de la vieja guardia (como Abu Ala), que no fueron reelegidos al Comité Central. El fracaso de los líderes prominentes del movimiento, cuyo común denominador es su oposición a Abbas, dio lugar a acusaciones, por parte de algunos miembros de alto rango, de resultados amañados.

Las elecciones para el segundo cuerpo más importante en el movimiento Fatah, el Consejo Revolucionario, terminó en un mayor éxito para la joven guardia, con la mayoría de los miembros del Consejo reemplazados y muchos elegidos de dentro de la joven guardia. Como resultado de los intentos de esos miembros para aumentar su influencia en las decisiones del movimiento, el Consejo decidió establecer un nuevo organismo, que será elegido por el Consejo Revolucionario y será responsable del contacto entre el Consejo Revolucionario y el Comité Central. Este organismo – un consejo asesor de 51 miembros – se reunió por primera vez, con la presencia de Abbas, en enero de 2011 y representa otro intento de cambiar el modus operandi de Fatah y aumentar la influencia de los miembros del movimiento sobre el liderazgo.

Los cambios estructurales que se están efectuando en Al Fatah son un signo de la crisis interna dentro del movimiento y otra evidencia más de los esfuerzos de miembros prominentes para jugar un papel más importante en las decisiones estratégicas, en lugar de dejárselas sólo a Abbas. El éxito de los esfuerzos de este grupo, podrían traer cambios importantes en la política de Fatah, especialmente en relación a la actitud del movimiento en la crisis con Hamas y con las relaciones con Israel.

Otra consecuencia muy importante del comprometido status de Abbas en el movimiento, fue la renuncia del gobierno de Fayyad, el 14 de febrero de 2011, y la promesa de nombrar a activistas clave de Fatah como ministros del nuevo gobierno. El propio primer ministro, Salam Fayyad, no es un miembro de Fatah (un signo más de la debilidad inherente de Abbas).

Como consecuencia de estas luchas, la crisis que ha minado el status de Abbas en el movimiento, es una de las principales razones del endurecimiento de las posiciones palestinas en relación con Israel y del aumento de la demanda de un congelamiento total de los asentamientos, como condición previa para renovar las negociaciones con Israel. La insistencia de Abbas en el apoyo de los estados árabes surge de su falta de apoyo interno.

Las amenazas de Abbas de dimitir como presidente de la Autoridad Palestina, que podría resultar el desmantelamiento de la AP, surgen entre otras cosas, de esta crisis, ya que podría permitirle continuar encabezando Fatah y la OLP, sin tener que convocar una elección que podría no ganar.

La renuncia de Saeb Erekat y la disolución del equipo negociador palestino con Israel, después de la fuga de los «documentos de Palestina» en Al Jazeera, se produjo, en parte, como resultado del status debilitado de Abbas y la falta de apoyo de miembros de Fatah.

Resumen


La cadena de crisis y las disidencias internas en Fatah, siguen obstaculizando el funcionamiento del movimiento y dañando su imagen. El éxito de Abbas en promover su política, tanto en lo que respecta a Israel como en cuestiones internas (como las relaciones con Hamas) es indiscutible, pero no garantiza la estabilidad de su gobierno y la unidad de Fatah en el futuro, especialmente a la luz de su promesa de declarar unilateralmente un estado palestino.

El pueblo palestino y los miembros de Fatah reconocen la importancia y el prestigio internacional de Abbas, gracias a que cuenta con apoyo y receptividad, sin los que su situación sería infinitamente más difícil. Sin embargo, mucha gente en el movimiento y en la sociedad palestina, no se identifica con él como un líder y, por lo tanto, no apoyan su liderazgo.

En los próximos meses, si se declara un estado independiente, Abbas tendrá que hacer frente a los complejos problemas internos palestinos. Si un tal programa no se lleva a cabo, se enfrentará a una tarea aún más difícil, tratando de asegurar que mantiene el control, de cara tanto a los desafíos internos como externos.

La inestabilidad interna en la AP podría manifestarse después de la declaración de un estado palestino, o de una crisis, interna o externa, a través de una amplia gama de acontecimientos, incluyendo una importante lucha por la sucesión, o de un desorden que conduzca a una renovada violencia, o de una atenuación de las actitudes de Fatah hacia Hamas y su inclusión en un gobierno de unidad nacional de emergencia.

Llamados a huelgas y manifestaciones en apoyo de esa unificación, según lo publicado en Internet, ofrecen el primer indicio de reconciliación entre Fatah y Hamas, y la unificación de la AP y el gobierno de Hamas en Gaza bajo un gobierno de emergencia. Este esfuerzo cuenta con el respaldo de los medios de comunicación palestinos y del liderazgo de Tanzim, y puede reforzar su influencia.

* * * Dror Bar-Yosef es investigador de campo sobre cuestiones palestinas, ex coordinador de campo para el Instituto Washington para Política del Cercano Oriente y ex coordinador del programa en el Instituto Adelson.

http://www.jcpa.org/JCPA/Templates/ShowPage.asp?DRIT=2&DBID=1&LNGID=1&TMID=111&FID=443&PID=0&IID=6341&TTL=Pressures_Build_Inside_Fatah_Ahead_of_Palestinian_State_Declaration


Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld 

Difusion: www.porisrael.org

 
Comentarios
Julio Szeferblum

Los israelíes los llaman ahora «palestinos» a los musulmanes que no reconocen al Estado de Israel, llamándolo despectivamente el «estado sionista!»

ISRAEL NO PUEDE NI DEBE DEJAR IMPUNE ESTOS HORRENDOS E INNECESARIOS CRIMENES…HAY QUE LLEVAR LOS CULPABLES ,YO NO SOLO LOS CULPABLES MATERIALES, SINO TODOS LOS CULPABLES A JUICIO…Y ME GUSTARIA VERLOS EN UNA CARCEL ISRAELI CON PERPETUA SIN BENEFICIOS DE NINGUNA INDOLE.

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