Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Esta semana tiene lugar en Montevideo una Reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe “en Apoyo a la Paz Israelo-Palestina”, por iniciativa de la “Comisión de las Naciones Unidas para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino».
Somos plenamente conscientes de la aureola de legitimidad internacional que suele acompañar a todos los eventos de la ONU.
Uno oye que la sociedad de naciones, los representantes de la comunidad internacional, se reúnen para tratar un tema importancia, y la reacción casi automática es verlo en términos de respetabilidad y seriedad. ¿Acaso hay algo más loable que ver al mundo todo reunido, independientemente del credo, la posición política, el color y la raza de sus miembros, para abordar un tema que requiere solución?
Y ni que hablar, por supuesto, cuando el declarado objetivo es el “apoyo a la paz israelo palestina”.
Pero, lamentablemente, entre la primera impresión, los slogans y la realidad, hay una gran distancia. Y lo tienen bien claro indudablemente todos aquellos que siguen el desarrollo de la actividad de las Naciones Unidas, sus votaciones y comportamiento general. Ojalá la cita de esta vez en Montevideo- quizás en honor a la democracia y la historia de Uruguay, el país anfitrión- sea diferente. Tememos que no …Esperamos realmente estar equivocados.
Israel y todos aquellos interesados en su bienestar y su posibilidad de vivir en paz con sus vecinos, tienen motivos para ver con desconfianza las iniciativas de las Naciones Unidas. La responsabilidad al respecto no cae ni en una supuesta paranoia judía, ni en cola de paja de Israel…sino en la lamentable trayectoria de las Naciones Unidas en su trato del tema árabe israelí.
A menudo Israel es acusado de “violar el Derecho internacional” y “desobedecer resoluciones de las Naciones Unidas”. No oímos nunca a figuras que representan al organismo internacional, recordando que la primera resolución sobre el tema árabe israelí que fue violada abierta y descaradamente, fue la 181 aprobada el 29 de noviembre de 1947 por la Asamblea General, recomendando la Partición de Palestina en “un Estado judío y un Estado árabe”. No sólo que no la aceptaron sino que la rompieron en añicos violentamente, al atacar el territorio del entonces naciente Estado de Israel, con lo cual también violaron uno de los principios básicos que la Carta de las Naciones Unidas ampara oficialmente, o sea la integridad y seguridad de los Estados.
La ONU se pronuncia en forma obsesiva contra Israel, condenándolo a diestra y siniestra, mientras desatiende problemas de verdaderas tragedias humanas en diferentes partes del globo.
La organización UN Watch, que sigue en detalle la actividad de la ONU en sus distintas ramas y expone sus serias fallas, informó repetidamente sobre su abierta tendenciosidad y su ilógica dedicación a constantes condenas a Israel.”Si un extraterrestre observara los debates de las Naciones Unidas, leyera sus resoluciones y caminara por sus salas, llegaría a la conclusión de que el principal propósito del organismo internacional es censurar un diminuto país llamado Israel” ,dijo Hillel Neuer, Director General de UN Watch.
Los ejemplos son varios.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, creado en marzo del 2006 para sustituir en forma efectiva y seria a la Comisión de Derechos Humanos cuya actuación había sido vergonzosa, en realidad, no mejoró gran cosa la situación.
Según informó UN Watch, ya en sus primeros años, el Consejo condenó a Israel en 20 de las 25 resoluciones que aprobó, el 80%. Cuatro veces condenó a Myanmar (ex Birmania) y una a Corea del Norte. La única democracia de Oriente Medio….frente a dos oscuras dictaduras. Ni mención hizo en ninguna de sus resoluciones, de ninguno de los otros 189 países miembros de la ONU, entre los cuales se cuentan por cierto varios de los principales violadores de derechos humanos. Al hablar de Darfur, en Sudán-aunque nunca adoptó una resolución condenando a su gobierno por los asesinatos en masa que comete contra sus propios ciudadanos- se manifestó a menudo elogiosamente sobre la “cooperación” de Sudán.
El primer Consejo de DDHH creado en el 2006, incluía entre sus filas a países identificados como los peores violadores de las libertades civiles, entre ellos los primeros en la lista-que UN Watch había advertido constituyen una amenaza especial a la legitimidad del Consejo- como China, Cuba, Rusia y Arabia Saudita. Con el evidente propósito de impedir que violadores de derechos humanos sean electos al Consejo, se determinó que cada país necesita un mínimo de 96 votos para entrar al mismo. Esos cuatro países lograron recibir mucho más del mínimo necesario .¿Eso no bastaría ya para dudar profundamente del valor de las votaciones en la ONU?
En junio del 2007, tan solo un año después de comenzar sus funciones, el Consejo eliminó a sus expertos encargados de monitorear abusos a los derechos humanos en Bielorrusia, Cuba, Darfur en Sudán, Congo y Liberia. Pero siguió condenando a Israel.
El tema de fondo, siempre, por supuesto, es el palestino.
La Asamblea General condena a Israel cada año en cerca de 20 resoluciones, sin tomar casi ninguna contra otros de sus miembros, acusándolo de constantes violaciones de los derechos palestinos. La Organización Mundial de la Salud condenó en el 2005 a Israel en una reunión en Ginebra, alegando que viola los derechos palestinos en el campo de la salud. ¿Mienten a sabiendas, simulando que no existe la increíble prestación de servicios médicos de Israel a los palestinos? ¿O cometen otro pecado… el de hablar sin conocer el tema?
Pero más allá de la tergiversación de la realidad, cabe preguntarse-si suponemos que la preocupación por los derechos palestinos es auténtica- por qué la ONU no expresa inquietud alguna por los derechos palestinos en varios países árabes donde no solo no pueden abrir la boca sino que no tienen derecho a ejercer profesiones libres ni ser dueños de tierra. ¿Acaso vale la pena ocuparse de la situación palestina sólo cuando se puede culpar de algo a Israel?
Recientemente, se había anunciado que estaba por publicarse un informe de la ONU elogiando el record de Muammar Kadhaffi de Libia en cuanto al respeto de los derechos humanos. Increíble, pero cierto. UN Watch logró frenarlo, postergarlo primero y al parecer, también cancelarlo. ¿Alguien con dos dedos de frente- o una pizca de dignidad-puede concebir premiar a Kadhaffi por respeto a los derechos humanos, cuando sólo en las últimas semanas ha matado a centenares de sus ciudadanos por oponérsele?
Es por todo esto que vemos con preocupación y desconfianza una reunión de la ONU en Uruguay. No por Uruguay…claro está..Sino por la ONU. Ojalá que esta vez se cambie de rumbo. Ojalá que nuestros temores queden luego como infundados. Ojalá que realmente esta cita sea para buscar formas de apoyar la paz israelo-palestina..por los inalienables derechos de todos los que quieren vivir en paz.
Ana, usted en qué mundo vive? Lo que escribe es lo mas gracioso que he escuchado en años. Prefiero callar para no ofenderla.