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| sábado abril 20, 2024

Barenboim no es hombre de paz


El famoso músico ataca a Israel, pero no dice nada frente a la violencia de odio anti-israelí.

Giulio Meotti

Ynetnews

9/5/2011

Es difícil, para aquellos que disfrutan de la música de Daniel Barenboim, criticar a un artista como él. Sin embargo, el famoso director israelí acaba de dirigir a un conjunto de músicos europeos en Hamastán, incluidos italianos de la mundialmente famosa ópera de La Scala de Milán.

Realmente, el pianista y director de orquesta israelí cruzó una línea roja con un gesto muy anti ético.

«Estamos tocando este concierto como un signo de nuestra solidaridad y amistad con la sociedad civil de Gaza», dijo Barenboim. También deseó «éxito» para el acuerdo de unidad entre Hamas y Fatah, firmado en Egipto.

Las interpretaciones de Barenboim, de Beethoven y Mozart, no pueden ser una excusa para su irresponsabilidad política. Para la opinión pública mundial es un icono de la tolerancia y debe ser juzgado por sus acciones. Barenboim se negó a tomar parte en las festividades del 60 aniversario de Israel y, en 2005, mientras firmaba un libro que había escrito con el finado activista anti-Israel Edward Said, se negó a ser entrevistado por una periodista de la radio del ejército israelí, simplemente porque vestía un uniforme de las FDI.

En 2008, Barenboim obtuvo un pasaporte palestino, un gesto aprobado por el anterior gobierno de unidad palestino liderado por Hamas. Entonces prometió lealtad a una entidad antisemita que trata de eliminar al otro país del que Barenboim tiene un pasaporte: Israel. En marzo de 2002, Barenboim tocó en Ramallah, cuando grupos terroristas estaban lanzando ataques suicidas contra restaurantes, centros comerciales y cafés israelíes.

Para promover la «causa de la paz» – como siempre dice estar haciendo – Barenboim podría haber protestado, el año pasado, cuando una orquesta de jóvenes palestinos en Jenin fue disuelta después de tocar para sobrevivientes del Holocausto en Israel. También podría haber denunciado a Hamas cuando todos los instrumentos musicales no mencionados en el Corán fueron prohibidos en Gaza.

Barenboim ha insistido, siempre, que sus decisiones estaban inspiradas por las necesidades sociales. De ser cierto, podría haber denunciado la represión de los homosexuales palestinos (que buscan refugio en Israel) y de los cristianos. Sin embargo, nunca llegó a decir una palabra en nombre del derecho a la vida de sus conciudadanos israelíes a los que, su audiencia de Gaza, había volado en pedazos. En cambio, en 2005, comparó a los soldados israelíes con los nazis, durante una conferencia en la Universidad Columbia en Nueva York.

El silencio de Barenboim ha sido revelador. En agosto de 2003, estaba dirigiendo un Concierto por la Paz en España con una orquesta árabe. Mientras tanto, en Jerusalem, un autobús de la Ruta 2, lleno de fieles judíos que regresaban del Muro Occidental, fue volado. Había muchos niños entre los muertos y heridos, en algunos casos varios niños de la misma familia. El ataque genocida ha llegado a ser llamado «el ataque de los niños», debido a la gran cantidad de bebés. Barenboim podría haber usado el concierto español para denunciar la masacre de judíos. Pero permaneció en silencio.

Habiendo dirigido la Orquesta Filarmónica de Tel Aviv, Barenboim sin duda conoce la historia de la música en el moderno estado de Israel. Podría ser útil refrescarle la memoria. En 1936 un polaco, Bronislaw Huberman, colocó su violín en su estuche y dejó Varsovia para iniciar un largo viaje. Huberman les dijo a sus colegas músicos: «Vengan conmigo a Tel Aviv, algo realmente terrible va a suceder en Europa». Los violinistas y pianistas que no le creyeron a Huberman fueron asesinados en las cámaras de gas. Ése fue el comienzo de la orquesta de Israel dirigida por Arturo Toscanini en su debut. David Ben Gurion y Chaim Weizmann asistieron al concierto, mientras Huberman lloraba en silencio mientras la dirigía.

Leonard Bernstein, Yehudi Menuhin, Isaac Stern, David Oistrach, Arthur Rubinstein, Rudolf Serkin y Glenn Gould, todos han honrado el matrimonio entre la música e Israel. Durante la Guerra de Independencia de 1948, Bernstein dirigió la orquesta en Beer Sheva. A su alrededor había jóvenes soldados, niños y niñas con un arma en el hombro y la música de Ravel y Mozart en sus oídos.

Durante la guerra de 1967, un joven director indio, Zubin Mehta, llegó a Israel en un avión cargado con municiones y armas. Era la única manera de llegar al estado judío. En la  Guerra de Yom Kipur, en 1973, Mehta volvió para dirigir conciertos casi todas las noches. Mehta es el ejemplo vivo de un gran músico que también es un pacificador. En 1991, cuando los cohetes de Saddam Hussein impactaban Tel Aviv, el auditorio israelí estaba lleno de gente. Mehta, un no judío, interpretaba Bach cuando la sirena comenzó a sonar. Llevaba una máscara de gas.

Otro virtuoso de la música, Isaac Stern, quien en 1973 tocó en los hospitales israelíes, a menudo al lado de las camas de los pacientes, estaba tocando con Mehta en 1991, cuando un cohete fue disparado desde Bagdad. Stern se mantuvo firme y calmó a la gente del auditorio con Sarabande, un solo de Bach. El año pasado, Mehta fue a Sderot, la ciudad más bombardeada del mundo, para tocar por Gilad Shalit. Fue un gesto simple pero poderoso contra los enemigos de la paz.

Barenboim podría haber hecho lo mismo en Gaza. Una visita de solidaridad con las víctimas del terrorismo también habría sido un gesto apropiado para equilibrar el que haya tocado para Hamas. En el Negev hay miles de niños israelíes que tienen discapacidades físicas después de los cohetes. Hay niños que quieren permanecer dentro de los búnkeres, o en las habitaciones de seguridad de sus hogares. Hay niños que ya no se levantan más de la cama. Pero, de nuevo, Barenboim se mantuvo en silencio.

En el pasado, Barenboim recibió muchas críticas por la decisión de tocar en público las obras de Richard Wagner. La prohibición informal sobre la interpretación de la música de Wagner en Israel, es anterior al establecimiento del Estado, se remonta a la famosa noche de 1938 de los disturbios antijudíos en la Alemania nazi, conocida como Kristallnacht. ¿Barenboim permanecerá en silencio, nuevamente, ante otra Kristallnacht en Europa o en Israel?

Giulio Meotti, un periodista de Il Foglio, es el autor del libro Una Nueva Shoá: La Historia no Contada de las Víctimas del Terrorismo de Israel


http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4065676,00.html

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Cortesia: Santiago Belmonte
Difusion: www.porisrael.org

 
Comentarios
carlota sason

que esperan para quitarle la nacionalidad israeli a este,. porque ni judio es. si se va a vivir a Gaza quizas le pase lo mismo que al actor arabe israeli, que mataron en su casa
es un mal nacido, siento verguenza por esta cosa, porque ser humano no es

Edgard Urroz

Increible como se pervierte el razonamiento humano y no hay una definicion clara en la mente de este musico de lo que es el bien y el mal, pero un rerfran dice «el diablo paga mal a quien bien le sirve». Este señor anda jugando con la bestia que en cualquier momento lo puede devorar como sucedio el la ejecucion con el italiano secuestrado y asesinado por los terroristas de Gaza aun cuando dio todo por ellos. Es una lastima tanta perdida de razonamiento en estas personas.

Pablo Rozentzwaig

Estoy en espera de todo, a mi nada me sorprende, Carl Marx fue un mal judio, cuando nunca menciono un judio pobre, y los puso en sus libros como judios todos ricos, este es otro mal judio, que reniega de lo que es, y siente orgasmos de complacencia con quienes odian su identidad, cultura y su genealogia. Algun dia morira y sera enterrado junto a judios, y me imagino que se remordera, al no tener a Abbas cerca.

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