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| lunes diciembre 23, 2024

Observaciones finales de Geert Wilders en su juicio en Amsterdam


Geert Wilders

1° de junio 2011

http://www.hudson-ny.org/2165/geert-wilders-trial-remarks

Señor Presidente, Miembros de la Corte,

Estoy aquí por lo que he dicho. Estoy aquí por haber hablado. He hablado, hablo y continuaré hablando.

Muchos han guardado silencio, pero no Pim Fortuyn, no Theo Van Gogh y no yo.

Estoy obligado a hablar. Porque Holanda se encuentra bajo la amenaza del Islam. Como he afirmado muchas veces, el Islam es, principalmente, una ideología. Una ideología de odio, de destrucción, de conquista. Es mi firme convicción que el Islam es una amenaza para los valores occidentales, para la libertad de expresión, para la igualdad de hombres y mujeres, de heterosexuales y homosexuales, de creyentes y no creyentes.

En todo el mundo podemos ver cómo la libertad está huyendo del Islam. Día a día vemos nuestras libertades reduciéndose. El Islam se opone a la libertad. Prestigiosos académicos del Islam, de todas partes del mundo, están de acuerdo en esto. Mis testigos expertos suscriben mi punto de vista. Hay más estudiosos del Islam que el tribunal no permitió que llame a declarar.

Todos están de acuerdo con mis afirmaciones, muestran que digo la verdad. Esa verdad es la que hoy está siendo juzgada.

Debemos vivir en la verdad, dijeron los disidentes bajo el régimen comunista, porque la verdad nos hará libres. Verdad y libertad están inextricablemente conectadas. Debemos decir la verdad porque, de lo contrario, perderemos nuestra libertad.

Es por eso por lo que he hablado, por lo que hablo y por lo que continuaré hablando.

Las declaraciones por las que estoy siendo juzgado son declaraciones que hice en mi función como político que participa en el debate público en nuestra sociedad. Mis declaraciones no estaban dirigidas a individuos, sino al Islam y al proceso de islamización. Es por ello que el Ministerio Público ha concluido que debo ser absuelto.

Señor Presidente, Miembros de la Corte,

Estoy actuando dentro de una larga tradición que deseo honrar. Estoy arriesgando mi vida en defensa de la libertad en Holanda. De todos nuestros logros, la libertad es el más precioso y el más vulnerable. Muchos han dado su vida por la libertad. Nos lo han recordado en las conmemoraciones del mes de mayo. Pero la lucha por la libertad es mucho más antigua.

Todos los días, los automóviles blindados me llevan más allá de la estatua de Johan de Witt en el Hofvijver en La Haya. De Witt escribió el «Manifiesto de la Verdadera Libertad» y pagó con su vida por la libertad. Todos los días voy a mi oficina a través de la Binnenhof, donde Johan van Oldenbarneveldt fue decapitado después de un juicio político.

Apoyado en su bastón, el anciano Oldenbarneveldt dirigió sus últimas palabras a su pueblo. Dijo: «He actuado con honor y piadosamente como un buen patriota». Esas palabras son también mías.

No deseo traicionar la confianza de los 1,5 millones de votantes de mi partido. No deseo traicionar a mi país. Inspirado por Johan van Oldenbarneveldt y Johan de Witt, deseo ser un político que sirve a la verdad y por lo tanto, defiende la libertad de las provincias holandesas y al pueblo holandés. Deseo ser honesto, Deseo actuar con honestidad y es por eso que deseo proteger a mi tierra natal contra el Islam. El silencio es traición.

Es por eso por lo que he hablado, por lo que hablo y por lo que continuaré hablando.

Libertad y verdad. Pago el precio todos los días. Día y noche, tengo que estar protegido contra las personas que quieren matarme. No me quejo de ello; ha sido mi propia decisión hablar. Sin embargo, aquellos que me amenazan, a mí y a otros críticos del Islam, no están siendo juzgados aquí. Yo estoy siendo juzgado. Y por eso me quejo.

Considero que este juicio es un juicio político. Los valores de D66 [un partido liberal de izquierda holandés] y el NRC Handelsblad [un partido de izquierda liberal holandés] nunca serán llevados ante un juez en este país. Uno de los demandantes indica claramente que sus intenciones son políticas. Hasta, preguntas que efectué en el Parlamento y la cooperación con el SPG, son traídas como acusaciones en mi contra por el Sr. Rabbae de GroenLinks [el izquierdista Partido Verde Holandés].

A la izquierda les gusta forzar la separación de poderes. Cuando no pueden ganar políticamente, porque el pueblo holandés ha discernido su siniestra agenda, tratan de ganar en los tribunales. Cualquiera pueda ser vuestro veredicto, ésa es la amarga conclusión de este juicio.

Este juicio es también surrealista. Estoy siendo comparado con los asesinos hutus en Ruanda y con Mladic. Hace tan sólo unos minutos, algunos aquí han dudado de mi salud mental. He sido llamado un nuevo Hitler. Me pregunto si los que me ponen tales nombres también serán demandados y, si no es así, también si el Tribunal ordenará el enjuiciamiento. Probablemente no. Y eso está bien. Porque la libertad de expresión se aplica también a mis oponentes.

Mi derecho a un juicio imparcial ha sido violado. El auto del Tribunal de Amsterdam para enjuiciarme, no fue simplemente una decisión, sino un veredicto de condena por parte de jueces que me condenaron antes, incluso, de que el juicio real hubiera comenzado.

Señor Presidente, Miembros de la Corte, ahora deben decidir si la libertad todavía tiene un hogar en Holanda. Franz Kafka dijo: «Uno ve al sol ponerse lentamente, sin embargo, uno se sorprende cuando, de repente, se hace de noche».

Señor Presidente, Miembros de la Corte, no permitan que las luces se apaguen en Holanda.

Absuélvanme: Pongan fin a esta situación kafkiana.

Absuélvanme. La libertad política exige que, a los ciudadanos y a sus representantes electos, se les permita expresar opiniones que se mantienen en la sociedad.

Absuélvanme, porque si soy condenado, condenarán a la libertad de opinión y de expresión de millones de holandeses.

Absuélvanme. Yo no incito al odio. No incito a la discriminación. Pero defiendo el carácter, la identidad, la cultura y la libertad de Holanda. Esa es la verdad.

Es por eso que estoy aquí. Es por eso que hablo. Es por eso, al igual que Lutero ante la Dieta Imperial en Worms, que digo: «Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa».

Es por eso por lo que he hablado, por lo que hablo y por lo que continuaré hablando.

Señor Presidente, Miembros de la Corte, aunque estoy aquí solo, mi voz es la voz de muchos. Este juicio no es sobre mí. Es sobre algo mucho más grande. La libertad de expresión es la fuente de vida de nuestra civilización occidental. No permitan que esa fuente se seque sólo para adular a un régimen totalitario. «La libertad», dijo el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, «tiene su vida en los corazones, las acciones y el espíritu de los hombres, de modo que debe ser ganada y actualizada diariamente – de otro modo, como las flores cortadas de las raíces que le dan vida, se marchitará y morirá».

Señor Presidente, Miembros de la Corte, ustedes tienen una gran responsabilidad. No corten la libertad de Holanda de sus raíces, nuestra libertad de expresión. Absuélvanme. Elijan la libertad.

He hablado, hablo y, es mi deber – no puedo hacer otra cosa – continuar hablando.

Gracias.

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusion: www.porisrael.org

 
Comentarios

Si en el mundo hubiera mas Wilders dispuestos a defender a la civilizacion y menos Obamas, dispuestos a VENDER a la civilizacion, el peligro del Islam hace rato que habria sido conjurado

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