Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Todo ser humano se siente casi automáticamente cercano a los suyos..a su familia primero, a sus seres más queridos, a sus compatriotas, a sus correligionarios. Dondequiera que estemos, especialmente fuera de casa, sentiremos algo especial al encontrarnos con aquellos que sentimos también parte de nuestro mundo. En nuestro caso, esto incluirá con especial naturalidad a uruguayos, israelíes o judíos en general. Es que ya antes de conocernos, esos encuentros suponen de fondo, un gran potencial de afinidad…y una predisposición a sentirse parte de un mismo mundo.
Por qué tanta filosofía, se estarán preguntando los lectores..
Pues estuvimos pensando en esto en las últimas horas a raíz de nuevos sucesos ocurridos en el marco de la compleja situación en Oriente Medio. Cada evento despierta reacciones de un lado y de otro, comentarios dispares de distintos puntos del mapa regional…y ni que hablar de las discusiones dentro de Israel.
Pues hay temas y situaciones, que no deberían despertar discrepancia alguna. El caso que nos ha empujado a escribir estas líneas, debe despertar sólo condenas, ninguna felicitación ni expresión de júbilo de ningún tipo.
Amanecimos el martes con la noticia de que una mezquita en la aldea Maghayer aledaña a Ramallah había sido incendiada y que en el lugar los responsables del ataque habían escrito grafitti en las paredes que dan a entender claramente que se trató de judíos extremistas, cuya identidad es por ahora desconocida.
Se estima que los responsables pueden ser residentes de algún asentamiento en la zona, probablemente en venganza por el reciente desalojo del puesto de “Alei Aiyn”, que había sido instalado sin aprobación oficial. Sería parte de lo que en los últimos años se conoce como la política de “tag mejir”, en hebreo, o sea un “precio” que elementos extremistas entre los colonos “cobran” a palestinos, como respuesta a medidas que el ejército israelí toma contra ellos, por ejemplo al desmantelar puestos no autorizados en el terreno.
La investigación inicial ya realizada por el ejército, indica que colonos de la zona hicieron rodar neumáticos encendidos hacia la mezquita, lo cual encendió las alfombras y terminó quemando el lugar.
“Esto es un acto criminal inaceptable”, declaró el Primer Ministro Benjamín Netanyahu. “Espero que los responsables sean ubicados lo antes posible y sean castigados de acuerdo a la gravedad de sus actos”. El Premier recalcó que la intención de los criminales fue “provocar” y recordó que “en Israel, la libertad de cultos es un pilar del Estado, por lo cual hay que actuar contra todo aquel que ataca este principio”.
En términos muy similares se manifestó el Ministro de Defensa Ehud Barak, instruyendo al ejército y otras fuerzas de seguridad a tomar las medidas necesarias para capturar a los responsables.
Cabe esperar que las instrucciones se cumplan y que el espíritu y las palabras de condena de la cúpula gubernamental, se vean plasmadas en acciones.
Es importante, no sólo por el nombre de Israel todo, al que extremistas manchan con este tipo de acciones. Es clave que los responsables del ataque sepan que no quedan impunes, por la dignidad de Israel, por el gobierno de Derecho, por el potencial de buena vecindad que todavía existe, por el principio de mutuo respeto, e inclusive por la propia población judía de los asentamientos.
Su presencia misma en ellos, como es bien sabido, es motivo de polémica dentro y por cierto fuera de Israel. Pero sería injusto ver a todos los 300.000 israelíes que residen en los asentamientos, como desaforados extremistas que lo que quieren es ir a prender fuego a una mezquita vecina.
Eso no es cierto y sería una difamación.
Pero para que quede en claro ante todo, por eso de que no basta con ser bueno sino que también hay que parecerlo, es imperioso actuar con firmeza cada vez que algún vándalo viola la ley.
“Ha sido demasiada la sangre judía derramada últimamente en Judea y Samaria”, declaró Itamar Ben Gvir, uno de los miembros más conocidos de un grupo radical anti árabe que no pierde la oportunidad de hacerse presente siempre que puede gritar como un desaforado contra el gobierno de ley, la legítima discusión democrática y la oposición .
Pero la sangra derramada, que es demasiada aunque sean gotas-y lamentablemente ha sido mucho más- nada tiene que ver en esto. Seguramente Ruti y Udi Fogel y sus tres pequeños hijos asesinados recientemente por dos salvajes en su casa en Itamar, no querrían que nadie los vengue de esa forma. Uno de los asesinos declaró esta semana que no se arrepiente y que volvería a hacerlo “por Palestina”. Pobre Palestina si así creen algunos de sus hijos que lograrán construirla como Estado independiente para su pueblo…
A esa gente se le responde únicamente con la justicia, no con barbaridades que no van ni con Israel ni con la forma en que nosotros vemos los principios básicos del judaísmo.
Por eso pensábamos al comienzo de estas líneas, en las afinidades automáticas que uno siente para con los compatriotas y correligionarios….Porque por esos criminales que prendieron fuego a una mezquita, el israelí promedio, tanto el de izquierda como el de derecha, no siente ninguna afinidad. Esos, por más israelíes y judíos que sean, no son mis hermanos.
Difusion: www.porisrael.org
de acuerdo pero… se han llevadoa la justicia a los criminales que asesinaron a una familia entera de israelitas? debemos pedir justicia por ellos y por las victimas de los ataques a suelo israeli casi cotidianos, con esta misma vehemencia.