Shalit y una tardía intervención de la Cruz Roja

Ruben Kaplan

A dos días de cumplirse cinco años del secuestro y cautiverio del soldado israelí Gilad Shalit por parte del grupo Hamas que gobierna Gaza, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), luego de una demora ominosa y exasperante, se dignó recientemente- por presión de los padres de Gilad, Aviva y Noam Shalit, quienes planeaban realizar una sentada permanente en el local de la institución en Tel Aviv si el CICR no hacía la solicitud- a pedir al jefe de la citada anteriormente organización terrorista, Khaled Mashaal, que aporte evidencias y pruebas fidedignas demostrando que Shalit está vivo.

El Comité Internacional de la Cruz Roja fundado en 1863, con sede en la ciudad suiza de Ginebra, está conceptuado como una organización imparcial, neutral e independiente que tiene como objetivo la misión exclusivamente humanitaria de proteger la vida y dignidad de las víctimas de la guerra y de la violencia intrínseca, así como de prestarles asistencia. La premisa declamada, no fue honrada hasta el momento en el caso de Gilad Shalit. Transcurridos seis meses de la Operación “Plomo Fundido” un crítico informe publicado por el CICR, que Israel rechazó como escandaloso, evidenciaba que los plausibles postulados son con frecuencia, como en este caso, desvirtuados.

Con una mirada ciclópea, el organismo había concluido que, como consecuencia de la operación militar defensiva que Israel libró en Gaza contra el movimiento terrorista Hamas, más de un millón y medio de personas viven “presas de la desesperación”. En el mismo reporte, el CICR denunciaba que Israel “continúa aplicando un verdadero asedio económico al territorio controlado por el Hamas, a pesar de los 4.500 millones de dólares prometidos por la comunidad internacional para su reconstrucción. También reclamaba, en el maniqueo reporte, que Israel permita el paso de materiales de construcción, piezas de recambio y tuberías y primordialmente, remedios y equipamientos médicos, que en Gaza continúan siendo de extrema necesidad y que “gran parte de la infraestructura de agua y saneamiento es insuficiente”. En lo que puede interpretarse como una incitación y contrariando sus principios, el CICR hizo un llamamiento a los Estados, a las autoridades políticas y a los pertinentes grupos armados organizados, a fin de que hicieran lo necesario para la reapertura de la Franja de Gaza y la salvaguardia de la vida y la dignidad de su población civil.

El emblema de la Cruz Roja, inspirado en la bandera de Suiza no tuvo en su origen primigenio, ninguna connotación religiosa. Por presión de Turquía, que asociaba la cruz como símbolo de las Cruzadas, en 1929, durante una conferencia para revisar la convención de Ginebra, se adecuó la nueva situación y se decidió implementar también el emblema de la Media Luna Roja. Más tarde, se cambió el nombre de la organización para pasar a llamarse oficialmente Cruz Roja Internacional y Movimiento de la Media Luna Roja. Sin embargo, al equivalente judío Maguen David Adom, escudo de David, conocido como estrella de David, el Comité Internacional le negó reemplazar la cruz roja  por la estrella de David, hasta el año 2006 en que decidió su aprobación.

Otra deplorable comportamiento del CICR  se pudo constatar en el caso de los soldados israelíes Ehud Goldwasser y Eldad Regev, secuestrados por el Grupo terrorista Hezbollah el 12 de julio del 2006, hecho que desencadenó la Guerra del Líbano. Hasta el día de julio del 2008 en que sus cadáveres fueron canjeados por el asesino de niños Samir Kuntar, -recibido como un héroe por el Hezbollah en Líbano-sus atribulados familiares no tenían ninguna información sobre su destino ni la Cruz Roja pudo proporcionar dato alguno acerca de su situación.

En un intento tardío pero bienvenido de rectificar su histórico accionar, la Cruz Roja  manifestó que: «Porque no ha habido ninguna señal de vida del Sr. Shalit durante casi dos años, ahora exigimos que Hamas demuestre que está vivo»; «La ausencia total de información sobre el Sr. Shalit es completamente inaceptable», declaró el  Director General del CICR, Yves Daccord. «No sabemos nada sobre sus condiciones de detención, está completamente aislado. Pero a partir de información disponible para nosotros tenemos serias dudas sobre su destino”, acotó Jean Pierre Schaerer, jefe de la delegación del CICR en Israel y los territorios en disputa.

Como era previsible, el Hamas, a través de su portavoz Sami Abu Zuhri, rechazó la petición del CICR: «La Cruz Roja  no debería  participar en  los juegos de la seguridad israelí para alcanzar a Shalit. Debe adoptar una posición que derive en poner fin al sufrimiento de los prisioneros palestinos”.

El CICR  replicó que está dispuesto a facilitar el intercambio de prisioneros si Israel y Hamas llegan a un acuerdo en sus negociaciones en curso, pero añadió que  «no hay ninguna reciprocidad entre la situación de Gilad Shalit y personas detenidas por Israel. Ambas partes tienen obligaciones, independientes de lo que está haciendo el otro lado». Daccord dijo que «Hamas tiene la obligación que da el  derecho internacional humanitario para proteger la vida del Sr. Shalit, para tratarlo humanamente y dejarlo tener contacto con su familia».

Enmendando en parte el error de Israel de aceptar el alto el fuego suplicado por el Hamas en ocasión de la operación “Plomo Fundido”, sin exigir como contrapartida la liberación de Gilad Shalit, el Primer Ministro del Estado judío, Biniamin Netanyahu ante la negativa del grupo terrorista de suministrar a la Cruz Roja pruebas que Gilad está vivo, dijo en el marco de la sesión de clausura de la conferencia presidencial en Jerusalén, que Israel  endurecerá las condiciones de los terroristas presos en las cárceles de Israel. «Estamos obligados a acatar las leyes israelíes y el derecho internacional pero nada más que eso. Los terroristas no podrán inscribirse en estudios académicos, doctorados y maestrías. Este apogeo ahora ha llegado a su fin.»