A pesar de la calma reciente, un estudio encuentra que la tercera parte de todos los residentes de la ciudad, acosada por los Qassam, sufre de ansiedad severa.
Yedioth Ahronoth
10.07.11 / Israel News
Shaked y Maor Harush, mellizos de 11 años de edad, de Sderot, vieron estallar un cohete Qassam a pocos metros de ellos, que incendió un automóvil. Desde entonces, el miedo se ha convertido en una presencia cotidiana en sus vidas.
Shaked sufre el peor de los traumas. Se niega a salir de casa sin sus padres. Un portazo la hace pegar un salto. Cualquier conversación sobre la situación de seguridad está fuera de la cuestión cuando Shaked está cerca, y su familia sabe evitar por completo palabras como Qassam y Color Rojo.
El joven primo de Shaked, que vive en el centro del país, no estaba consciente de este pequeño detalle. Cuando los dos estaban jugando recientemente en el patio, gritó «Color Rojo, Color Rojo», lo que envío a Shaked adentro de la casa. Se encerró en su cuarto y no podía dejar de llorar.
«Su primo no lo pensó, no sabía, pero Shaked lo tomó mal», dijo su padre. «Ella está en mal estado. Sufre de ansiedad todo el tiempo».
Shaked no está sola. De acuerdo con un estudio realizado por Natal, un centro de trauma para las víctimas del terrorismo y la guerra, el 70% de los niños que residen en la ciudad, que ha estado en el extremo receptor de miles de cohetes en los últimos años, está sufriendo de, al menos, un síntoma de estrés post-traumático. Un tercio de todos los residentes de Sderot sufre de ansiedad, y tiene problemas para funcionar normalmente.
‘La situación sólo está empeorando’
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