Su liberación es por 1.027 presos palestinos
Sal Emergui
Jerusalén
Elmundo.es
12/10/2011
Tras más de cinco años (1934 días o 46.416 horas) de cautiverio del soldado israelí Guilad Shalit en Gaza, Israel y el grupo islamista Hamas intentan hoy vender como «mal menor» o «éxito» el acuerdo de canje de presos, posibilitado básicamente porque llegaron a la conclusión de que la otra parte ya no podía ceder más.
El ‘terremoto’ regional también ha contribuido. Era ahora o nunca. «Hemos recibido plenas garantías que se encuentra vivo», dicen fuentes del Gobierno de Benjamín Netanyahu a ELMUNDO.ES
Un israelí por 1027 presos palestinos, entre ellos 450 exigidos expresamente por Hamas. El ‘estómago’ de Israel no digiere la puesta en libertad de 280 con cadenas perpetuas por graves atentados pero, si no hay sorpresas de última hora, Shalit volverá a su casa el próximo martes a cambio de la primera tanda de 450 presos.
Los palestinos lo celebran mientras Hamas, aunque no consigue la vuelta de algunos de sus principales cabecillas, lo considera una victoria moral y estratégica. «El mejor canje en nuestra historia», presumía uno de sus líderes.
Con el corazón, los israelíes se alegran por la vuelta de su ‘hijo’ Guilad y el histórico cumplimiento del compromiso no escrito con aquellos que acaban en manos del enemigo. Con la cabeza, lamentan pagar lo que todos los analistas definen como «un precio desorbitado ante el terror de Hamas».
En un momento clave
¿Por qué ahora? El movimiento islamista que controla Gaza no esconde su preocupación por la popularidad del presidente palestino Abu Mazen y la posible caída de su patrón, el presidente sirio Bashar Asad. Fundamental es también el papel del Egipto post-Hosni Mubarak que es mucho más cercano a Hamas y por tanto influye más en sus decisiones.
Para Israel porque, una vez que Netanyahu decidiera traicionar su ideario respecto a canjes, teme que los eventos de la Primavera Árabe pongan en peligro a Shalit. Y porque ha conseguido que Hamas renunciará a importantes ‘pesos pesados’.
Además, varios analistas apuntan enigmáticamente que el programa nuclear iraní tiene una importante cuota de protagonismo en la resolución del caso Shalit.
El servicio penitenciario publicará la lista de los presos a liberar para dar tiempo, como marca la ley, a los posibles recursos ante el Tribunal Supremo. La Asociación de Victimas del Terrorismo ya ha afirmado que recurrirá básicamente ante la liberación de los responsables de la muerte de más de 1200 israelíes.
¿La vuelta de un joven o de un símbolo?
El tanquista Guilad Shalit, que inició su cautiverio con 19 años, volverá a su casa de la localidad norteña de Mitzpe Hila convertido en símbolo nacional y emocional. Es el traumático regreso de un chaval tímido y apasionado de la NBA que deberá aislarse de nuevo aunque sea esta vez de los medios de comunicación.
Los 26 ministros que votaron a favor del canje no lo hubieran hecho sin el firme apoyo del jefe del servicio secreto interno, Yoram Cohen, y del Ejército, Benny Gantz. El primero garantizó que la seguridad se podrá mantener porque «architerroristas de Hamas como Abdala Barguti seguirán en la cárcel y 203 presos peligrosos no regresarán a Cisjordania».
Gantz tuvo otro mensaje: «Liberar a Shalit es un rotundo mensaje a los que se alistan al Ejército de que Israel sigue comprometido a hacer lo que sea para aquellos que son secuestrados como Guilad o presos en combate».
De esta forma, a la 1.30 de la noche del miércoles, el ministro de Infraestructuras, Uzi Landau, uno de los tres que se opuso al canje en la reunión del Gobierno, aseguraba: «Es una victoria del terrorismo. La liberación de los asesinos de Hamas es gasolina para mas secuestros».
En conversación con el presidente francés, Nicolas Sarkozy (Shalit tiene pasaporte francés), Netanyahu afirmó: «Es una decisión muy dura pero en estos momentos es cuando se valora el liderazgo». Netanyahu intenta convencer a la opinión pública israelí de que el canje es doloroso pero el mejor al que se podía llegar. Quizas el único, descartada la opción del rescate.
Por su parte, Hamas vivió una noche histórica ante lo que llaman «victoria de la resistencia». Hacía tiempo que miles de habitantes de la paupérrima Franja no salían a las calles para festejar algo. El canje consolida su régimen en Gaza y demuestra, a su entender, que «la fórmula» funciona.
Como señaló recientemente el líder islamista, Jaled Mashal, «habrá más Guilad Shalit para conseguir la liberación de todos los presos palestinos de las cárceles sionistas».
Más de 20 años en prisión
La alegría de la familia Shalit es hoy también la alegría de un millar de familias palestinas. «Soy el hombre más feliz del mundo. Felicito también a los Shalit. Espero que todos los presos palestinos sean liberados», decía a la agencia palestina Maan, Abdel-Karim (70), padre de Mohamed, que lleva 20 años en la cárcel por llevar a cabo acciones contra Israel como miembro de un comando de Hamas.
Máxima satisfacción de este grupo y de las otras dos milicias responsables del ataque contra la base militar cerca de Gaza que acabó con la captura de Shalit y la muerte de dos soldados. Su portavoz Abu Attaya destaca la vuelta de los presos advirtiendo: «En las próximas semanas y meses seremos testigos de más acciones y operaciones similares. Continuaremos el mismo camino de secuestrar soldados sionistas para liberar a todos los presos».
En una primera fase, Israel pondrá en libertad a los 450 de la lista de Hamas mientras Shalit será trasladado de Gaza a El Cairo y de ahí a Israel, el próximo martes o miércoles. De los presos, 96 volverán a sus casas de Cisjordania, 14 a Jerusalén Este, 131 a la Franja de Gaza.
Sin embargo, 163 presos de Cisjordania deberán ser desterrados a Gaza y otros 40 a Europa y Turquía. Seis son presos árabes israelíes
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