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| domingo diciembre 22, 2024

Un acuerdo complejo que crea numerosos problemas


Ana Jerozolimski

Semanario Hebreo. Uruguay

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En Israel y los territorios palestinos se vive desde hace días con una sensación de dramatismo, de la historia que golpea a la puerta y abre nuevas páginas aún por escribir. Es que tras casi cinco años y medio de permanecer secuestrado en manos de Hamas en la Franja de Gaza, el soldado israelí Guilad Shalit será puesto en libertad y devuelto a su familia y su país. A cambio, Israel excarcelará a 1027 presos palestinos, entre ellos por lo menos 280 condenados a cadenas perpetuas por su rol en atentados con víctimas mortales, aunque parte de los liberados no recibirá permiso de retornar a sus casas sino que será expulsado al exterior.

Con este complejo mosaico de fondo, no es de sorprender que en todos los escenarios involucrados haya sentimientos encontrados: tanto en Israel, como en Hamas y la Autoridad Palestina.

En Israel, el único común denominador está en la felicidad del pueblo israelí por el regreso del joven soldado que en los últimos años se convirtió un poco en hijo de todos.

Pero la satisfacción entre los israelíes va acompañada  de una gran  preocupación y rabia por la lista de quienes serán puestos en libertad, no sólo porque saldrán de prisión antes de finalizadas las penas a las que fueron condenados, sino porque hay certeza de que volverán a perpetrar atentados. Según la estadística, entre el 50 y 60% de los presos liberados en estos intercambios vuelve a cometer atentados.

“¿Qué  diremos cuando haya una nueva familia Foguel?”-se preguntó retóricamente Rami Igra, ex Jefe de  la División de Prisioneros y Desaparecidos en el Mossad, opuesto al acuerdo de intercambio, dando como ejemplo el caso de Udi y Ruti Foguel y tres de sus hijos, de 11 y 4 años,  y tan solo cuatro meses, asesinados a cuchilladas una noche, en su casa, hace pocos meses, por un terrorista que poco después fue detenido. “¿Qué les diremos a los familiares? No tendremos qué decirles, porque comprenderemos que esto fue un error imperdonable”, sostiene Igra .

Pero no sólo él, como israelí, ve  las aristas problemáticas del acuerdo. También en la Autoridad Palestina hay gran ambivalencia.

Pedimos su opinión a Ziad Abu Ein, de Al Fatah, vice Ministro encargado del tema de los presos, quien inevitablemente, comienza destacando que “toda liberación que devuelve presos a sus hogares, es una bendición, algo por lo que nos sentimos felices”. Sin embargo, pasa rápidamente a las críticas. A Hamas, aunque con cierta cautela, lo critica por haber dejado en prisión a dos de los grandes ´símbolos de los presos, que no son parte de la organización: Marwan Barghouti de Fatah y Ahmed Saadat del Frente Democrático. Y a Israel, por lo que él califica de “craso error” que costará caro ya que envía mensajes equivocados.

Abu Ein explica: “El mensaje que Israel ha enviado con este acuerdo, es muy complejo, porque libera los presos beneficiando con ello a Hamas y lo que entenderá el pueblo es que con negociaciones no se llega nada, sino sólo con presiones, como el secuestro de Shalit”. Este vice ministro palestino llega inclusive a decir que Israel lo ha hecho a propósito, con tal de debilitar al Presidente Abbas debido a su reciente iniciativa diplomática ante la ONU.

Israel sigue viendo en Hamas a su enemigo y por más críticas que tenga a Abbas, lo prefiera él como interlocutor que al grupo integrista. Pero quien tenía a Shalit secuestrado era Hamas y resultaba ineludible llegar a un acuerdo para transar con el mismo, aunque duela especialmente a Israel permitir que Hamas gane puntos.

 Y sin duda, los ha ganado. Si bien es cierto que Hamas transó en varios puntos y es criticado por dejar en prisión a sus jefes máximos, está claro que el resumen es positivo para sus filas. Las imágenes de presos volviendo a los territorios, a los brazos de Hamas, fortalecerán su posición. “Este acuerdo es una gran victoria”, nos dijo Fawzi Barhum, portavoz de Hamas en la Franja de Gaza. Aclara que la “resistencia” continuará y, no se compromete a que no haya más secuestros ni a que los liberados no vuelven a atacar.

El serio problema, de cara a futuro, es que lo que Hamas llama “resistencia” es lo que no sólo en Israel sino en Occidente en general, se conoce como terrorismo. Y entre los 1027 presos a ser liberados a cambio de Shalit, están justamente sus protagonistas, gente responsable de numerosos atentados en los que los civiles fueron, de antemano, con intención, las víctimas elegidas.

 

 
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