Julián Schvindlerman
LIBERTAD DIGITAL (ESPAÑA)
25/10/11
Del 25 de octubre al 10 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) celebrará su conferencia general en París. En el programa figura una votación para la incorporación de Palestina al referido organismo.
Hace unas semanas, el Consejo Ejecutivo de la Unesco votó a favor de recomendar la admisión de Palestina, para lo cual será necesaria una mayoría de dos tercios en la conferencia general.
Lo de la Unesco forma parte de la estrategia palestina para acelerar su admisión como Estado en la propia ONU, cuyo Consejo de Seguridad está tratando la solicitud palestina luego de haberla recibido de manos del secretario general. Eso fue en septiembre, y, según las últimas noticias, recién en noviembre se debatiría el tema. Lograr la aprobación del Consejo de Seguridad requerirá nueve sobre quince votos y ningún veto. Washington ya ha anticipado que no permitirá que la acción unilateral palestina prospere, en tanto que media docena de miembros no permanentes no parecen dispuestos a apoyar la iniciativa del presidente de la Autoridad Palestina y de la Organización para la Liberación de Palestina; Bosnia-Herzegovina todavía no definió su posición.
Una vez más, la Unesco podría acudir al rescate de los palestinos.
La Unesco concedió a la OLP el rango de observador en 1974, cuando ésta promovía el terrorismo a escala internacional. En 1988, luego de que Yaser Arafat proclamara el Estado palestino desde su refugio argelino, la OLP se postuló como miembro de la propia Unesco, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Esos empeños fracasaron cuando el entonces secretario de Estado norteamericano, James Baker, anunció que recomendaría al presidente, George H. W. Bush, la congelación de los aportes monetarios de los Estados Unidos a toda agencia de la ONU que admitiera en su seno a la OLP. No por casualidad, en reacción a este nuevo movimiento, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, advirtió hace poco de que su Gobierno podría verse forzado a suspender los aportes materiales a la Unesco, que representan el 22% del presupuesto de la misma (Washington es su mayor financiador).
Mahmud Abbás está desesperado por lograr un triunfo político importante. Si ya lo estaba en septiembre, cuando acudió a la ONU a solicitar la admisión de Palestina, mucho más lo está ahora que Hamás ha visto dispararse su popularidad debido a su acuerdo con Jerusalem que resultó en la liberación de 1.027 detenidos palestinos a cambio de un soldado israelí. A la ceremonia de recepción de los presos liberados celebrada en Cisjordania, organizada por Fatah, asistieron alrededor de 3.000 palestinos; a la de Gaza, organizada por Hamás, unos 200.000. Confiado, el dirigente de Hamás Mahmud Zahar desafió a Abbás –a quien se dirigió por su nombre de guerra: Abu Mazen– a medir su popularidad en las urnas, por lo que le instó a convocar elecciones de inmediato. «Invitamos a Abu Mazen a competir en unas elecciones para ver el alcance de su popularidad en la calle palestina», declaró Zahar al canal de televisión satelital Al Resalah.
La aceptación de Palestina como miembro de la Unesco daría al rais el tipo de victoria simbólica que tanto él como la OLP necesitan.
Así las cosas, la Unesco afronta un dilema, pues su apoyo a la propuesta palestina podría repercutir negativamente en sus finanzas. Por ley, los Estados Unidos tienen prohibido contribuir monetariamente a toda agencia de la ONU que trate a la OLP como si fuera un Estado miembro, por lo que si la Unesco desea respaldar a Abbás frente a Hamás y a la vez canalizar su inclinación tradicional por la causa palestina, podría verse en un problema mayúsculo. La experiencia política dice que la conveniencia suele ganar la partida en este tipo de situaciones.
También podría dejar que el asunto se perdiera en los laberintos burocráticos de la inmensa ONU. Son tan legendarios, que incluso el genial Julio Cortázar, en su peculiar libro Último Round, aludió a ellos mediante un recurso simple y elegante: titular un fragmento de un documento onusino:
La prosa con la que se engrupe a más de cuatro
Dado que probablemente no habrá tiempo suficiente para el Comité para considerar todos los borradores de las resoluciones presentadas, el [relator] tiene la intención de presentar otro borrador de resolución al Comité con la recomendación de que debiera invitar al Secretario Ejecutivo de la Conferencia a transmitir esos borradores de resolución y borradores de enmiendas a los órganos competentes de las Naciones Unidas para mayor consideración.
[A/CONF. 32/C.2/SR.11]. Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, Teherán, 1968.
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