Egon Friedler
La Republica. Uruguay
En una declaración a la agencia France Presse, Stephane Charbonnier, el editor en jefe de “Charlie Hebdo” : “Resulta irritante que en Francia podamos reírnos de todo, menos del Islam o de las consecuencias del islamismo. No buscamos provocar. Simplemente hacemos lo que hacemos siempre. La única diferencia es que esta semana está Mahoma en la tapa lo que no es nada habitual”
Anteriormente al ataque el sitio web del semanario fue atacado por hackers, quienes colocaron en su página de inicio la imagen de la gran mezquita de La Meca con el texto en inglés “No hay otro Dios que Alá”. El diario “Nouvel Observateur” recibió el martes un comunicado de un grupo turco que reivindicó el ataque a la página web y explicó su motivación en estos términos: “Este sitio se transformó en nuestro blanco porque publica cosas que insultan a nuestros valores religiosos”. Sin embargo, el grupo que se auto-denomina “Cyber-warrior.org” declaró no tener nada que ver con el atentado dinamitero contra las oficinas del semanario satírico.
Según “Le Monde” en su edición del miércoles pasado, otro hacker que se firma Akincilar, (el nombre de una ciudad de la Anatolia central), se jacta de representar a un grupo de ciber-guerreros que combaten a los enemigos del Islam en nombre de la “fortaleza virtual de Turquía”. Akincilar se jacta además de haber realizado más de 6.000 ataques contra sitios “pornográficos y satanistas” así como contra páginas web israelíes y norteamericanas.
Previamente al ataque cibernético y a la destrucción de sus oficinas, “Charlie Hebdo” recibió amenazas por teléfono y por Internet.
Como cabía esperar las autoridades condenaron en términos inequívocos el ataque incendiario. El Primer Ministro francés Francois Fillon declaró “La libertad de expresión es un derecho inalienable en nuestra democracia y todos los ataques a la libertad de prensa deben ser condenados con la mayor firmeza. No cabe ninguna justificación para semejante acto de violencia”
Las reacciones de las autoridades musulmanas en Francia fueron de condena tanto a la violencia como al polémico número de la publicación satírica. La agencia Associated Press cita a Mohammed Moussaoui, presidente del Consejo Francés por la Fe Musulmana quien dijo que su “organización deplora el tono burlón de la publicación respecto al Islam y su profeta pero reafirma enérgicamente su total oposición a todos los actos de violencia”. Sin embargo, en una declaración a Sarah Diffalah de “Nouvel Observateur” el mismo Moussaoui que el nombrar a Mahoma “redactor en jefe” del número de “Charlie Hebdo” es considerado una ofensa por los musulmanes. Por su parte, el rector de la mezquita de París, Dalil Boubakeur, en respuestas para el mismo artículo, sostiene que el número controversial de la revista satírica constituye un ataque a la comunidad musulmana en Francia.
No es la primera vez que “Charlie Hebdo” tiene problemas por críticas al islamismo. En 2006 republicó las famosas caricaturas del profeta Mahoma aparecidas en el diario danés “Jyllands-Posten” y fue llevado a juicio por dos grupos islámicos en Francia. Pero las autoridades judiciales lo declararon libre de culpa.
Aparentemente el sitio web de la revista ya ha vuelto a funcionar. Pero hay más problemas con el futuro de la publicación escrita. En declaraciones para la radio Europa 1,Stephane Charbonnier dijo “Estamos sin sede y no hay manera en que podamos armar los próximos números. Los stocks de papel se quemaron, hay humo por todas partes, todo se derritió, no hay electricidad. No podemos sacar la revista en estas condiciones”.
De todos modos, parece que el futuro de la publicación no está amenazado. Otros importantes órganos de opinión como “Libération” y “Nouvel Observateur” ofrecieron sus oficinas y sus máquinas a la publicación satírica para que siga funcionando hasta que pueda volver a una situación normal.
Hay un problema de fondo aún mucho más inquietante. ¿ Qué consecuencias tiene el atentado? ¿Quién ganó y quién perdió? ¿ Cuáles serán sus consecuencias a mediano y largo plazo?
El objetivo de los terroristas era claro. Intimidar, acallar cualquier crítica, impedir la libertad de expresión en Francia en todo lo que tenga que ver con el Islam. O sea, crear un espacio totalitario en un país de fuerte tradición liberal. Se trata un tema de poder, no de religión, de política, no de espiritualidad.
Los terroristas no buscaron convencer a nadie, sino sojuzgar por medio del miedo : lograr la complicidad del sometido.
Tristemente, en algunos sectores de la opinión mundial están logrando su objetivo. El caso más típico es el de un artículo en la revista norteamericana “Time” (2.11.2011) firmado por Bruce Crumley. El título ya es de por sí elocuente “La revista francesa atacada no es ningún mártir de la libertad de expresión”. El artículo comienza preguntando retóricamente “¿ Podremos finalmente poner fin a estos esfuerzos idiotas, divisivos y destructivos de “sectores mayoritarios” de los países occidentales de provocar a nuestros miembros musulmanes con demostraciones petulantes de que ellos no nos van a decir a nosotros lo que puede o no hacerse en sociedades libres? No solo porque estas antiguallas islamofóbicas son infantiles y ridículas, sino porque incitan abiertamente a respuestas violentas de extremistas, en un desafío que pretende hacerse orgullosamente en nombre del bien común. ¿ A qué bien común sirve, crear más división y más temor y estimular reacciones beligerantes?”
O sea que para el articulista norteamericano, el culpable no es quien ataca, sino la víctima. De manera clara y explícita, el artículo de “Time” preconiza la rendición incondicional frente a la prepotencia y la amenaza presentando la cobardía como un imperativo moral.
En suma, es una versión del siglo XXI del munichismo, o sea la filosofía contemporizadora con el totalitarismo que tan desastrosa resultó para la humanidad en el siglo pasado. Combatirla es una cuestión de supervivencia.
El miércoles pasado un ataque con bombas incendiarias destruyó las oficinas de la publicación satírica “Charlie Hebdo”en París. El atentado fue una reacción explícita al anuncio de la revista de que el próximo número se titularía “Charia Hebdo”, que su editor en jefe sería el profeta Mahoma y que la efigie del nuevo editor aparecería en la tapa. En la tapa habría una inscripción : “100 azotes para quien no se muera de risa”. En una declaración de la redacción, se explicó que su número estaría dedicado a la reciente victoria del partido islamista Al Nadha en Túnez y a indicios de que la ley islámica sería la base de la legislación en la Libia de post-Kaddafi.
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