Elliot Abrams
Publicado en Council on Foreign Relations
16 de noviembre, 2011
“Los palestinos reflexionan – en su tentativa de establecer un Estado – el próximo paso “, dijo Los Angeles Times. “Los palestinos seguirán golpeando la puerta de Naciones Unidas”, dijo Reuters.
Ellos irán al Consejo de Seguridad; o al Consejo de Seguridad solo si ganaran ahora, o tal vez más adelante; entonces, a la Asamblea General o, tal vez, no. Después de todo la “diplomacia” palestina es ahora una serie de contradicciones que exponen un poco más que confusión. En ese contexto, no es del todo sorprendente ver las renovadas negociaciones entre Fatah y Hamas.
El Presidente de la OLP Mahmoud Abbas rechazó negociar, desde hace casi tres años a la fecha, con Israel. Pensó que contaba con un as bajo la manga yendo a Naciones Unidas. Pero, esa opción, no dio resultado. La oposición americana y la falta de entusiasmo en otros lugares (Europa, por ejemplo) condenaron el esfuerzo en el Consejo de Seguridad porque, la OLP, no pudo juntar los nueve votos necesarios. En el comienzo, fue a la Asamblea General para conseguir el status de la OLP como “estado observador no-miembro”; lo cual podría ser reivindicado como una real victoria pero, la mala administración diplomática palestina, lo arruinó. Luego intentaron – en lugar de hablar claro – hacer cambiar de opinión, devaluando su único éxito disponible y, al final, (por el momento, de todas maneras) abandonaron este camino. El sabor de la victoria en UNESCO fue más amargo, porque les fue rápidamente dicho (por países amigos y por el sistema de Naciones Unidas) que si quieren que los dólares americanos sigan fluyendo; no intentaran hacerlo, otra vez, en ninguna otra agencia de Naciones Unidas.
De manera que, habiendo rechazado negociaciones y, ahora, cambiado la victoria en derrota en Naciones Unidas, Abbas camina hacia otra opción: conversaciones de “unidad” con Hamas.; inestables durante, casi, un año, con piadosos discursos y juramentos de unidad pero sin progreso alguno. Es posible que, Abbas, acuerde – en este momento – firmar algo con el costo de la renuncia del Primer Ministro de la AP, Salam Fayyad. Eso sería otra herida palestina auto-infligida, porque la “unidad” con Hamas nunca durará. Los militantes de Hamas y Fatah, o tal vez es más exacto decir los ideólogos y terroristas de Hamas y los que están en el poder en Fatah, se odian mutuamente. Y, la pérdida de Fayyad, costará mucho a la AP, porque él es el único representante oficial palestino a quien se confía en Europa, EEUU y en los países árabes productores de petróleo. Más aun, muchos de los agentes europeos y americanos, que con más fervor presionan a Israel para las negociaciones, bajarán el tono cuando los palestinos anuncien que, Hamas, es, ahora, parte de su gobierno.
Abbas trató todas las opciones con las que está familiarizado. No es el hombre del futuro, y debe ser sincero ahora cuando dice que quiere retirarse. Los informes sugieren que no tendrá que vivir de una magra pensión y la vida, tal vez, será mucho mejor si puede cambiar la carga de estar en el poder (en verdad se trata de tres cargos, contando su ejercicio como presidente de Fatah, presidente de OLP y presidente de la AP) a alguien más joven. A Abbas no le entusiasma tener que explicar a los palestinos que el mundo no entregará un Estado en una bandeja de plata y que, las negociaciones con Israel, requerirán dolorosos compromisos. Ahora parece adecuado que, con la confusa apuesta de Naciones Unidas, pueda llegar un acuerdo con Hamas. Es probable que colapse en seis meses pero, tal vez, l pueda mantenerlo a flote por 12 o 15 y ver si, un nuevo presidente americano o un Obama re-electo, puedan dar un cambio radical. Nadie alrededor suyo parece tener una idea mejor.
CIDIPAL
Difusion: porisrael.org
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