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| viernes noviembre 22, 2024

¿Quiénes son los palestinos?


-«Palestinismo» no es más que una construcción política, en lugar de una identidad nacional legítima

-La existencia de UNRWA perpetúa el conflicto, impide la aceptación de Israel y engendra violencia y terrorismo.

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Moshe Dann

Ynetnews

Publicado: 13.09.10 / Israel Opinion

http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3953601,00.html

El primer ministro Netanyahu les ha pedido a los líderes palestinos que reconozcan el derecho del pueblo judío a la autodeterminación nacional – «dos estados para dos naciones» Pero ¿Son los árabes palestinos una nación, o un pueblo? ¿En qué se basa la «identidad nacional palestina»? Aunque se da por sentado hoy en día, el Palestinismo no tiene una larga ni distintiva historia, lo que podría explicar por qué el proceso de paz entre Israel y los árabes ha fracasado y seguirá fracasando.

El Palestinismo, intrínsecamente, significa sólo una cosa: el rechazo de un estado judío en cualquier forma. Unos pocos intelectuales árabes de elite hablaban de Palestinismo, pero no era ampliamente aceptado. Como profesor de la Universidad de Columbia, Rashid Khalidi, muestra, en su libro sobre el tema, que recién cuando los sionistas comenzaron los asentamientos los árabes locales buscaron una alternativa.

Centrada en la oposición a los sionistas, en lugar de una auto definición positiva, la «identidad palestina», entonces como ahora, fue negativa. Los líderes palestinos, al igual que el muftí de Jerusalén, Hajj Amin al-Husseini, un ardiente partidario de los nazis, y el archi-terrorista Yasser Arafat – «padres» del Palestinismo – rechazaron el sionismo y promovieron el terrorismo.

Los levantamientos anti-coloniales y anti-sionistas contra el gobierno británico, no estaban dirigidos hacia otro estado palestino independiente. Tampoco fueron nacionalistas los disturbios árabes y los pogromos, como los de 1929 y 1936, por ejemplo. No hubo ningún llamado a un estado palestino; el grito de batalla era: «Matar a los judíos».

Los líderes árabes, como Auni Bey Abdul-Hadi, le dijeron a la Comisión Peel en 1937: «No hay ningún país ‘Palestina’, ¡’Palestina’ es un término inventado por los sionistas!»

Durante la década de los años 1930, los disturbios anti-británicos y anti-judíos fueron inflamados por el recién creado «Alto Comité Árabe» – no Palestino – el órgano político central de la comunidad árabe del Mandato de Palestina.

En 1946, el historiador árabe Philip Hitti testificó ante el Comité Anglo-Estadounidense de Investigación que «no hay tal cosa como Palestina en la historia». En 1947, los líderes árabes que protestaban el plan de partición de la ONU, sostuvieron que Palestina era parte de Siria y «políticamente, los árabes de Palestina no (eran una) independiente y separada… entidad política».

 

En 1947, la ONU propuso un Estado «Judío» y un Estado «Árabe» – no Palestino. Los esfuerzos para organizar un liderazgo político en 1948, en respuesta a la creación de Israel, pronto colapsaron.

La matriz del Palestinismo fue la guerra; la Nakba (catástrofe), en la narrativa árabe, fue el establecimiento del Estado de Israel. Cinco, bien armados, países árabes invadieron al naciente estado, uniéndose a las bandas y milicias árabes locales, en una guerra genocida para exterminar a los judíos. No obstante, esto no fue visto como una guerra por el nacionalismo palestino, fue propiamente una guerra genocida contra los judíos y el sionismo.

‘Palestinos’ solían ser los judíos

 

Las bandas árabes que atacaron a los judíos en 1947/8 eran llamadas el «Ejército de Liberación Árabe» – no Palestino. La razón es que, antes del establecimiento de Israel, la noción de un «pueblo palestino» era irrelevante, ya que las adhesiones árabes son principalmente familiares y tribales – no nacionales. Y también porque, en ese entonces, «Palestino» significaba otra cosa.

Antes de 1948, aquellos que eran llamados (y se llamaban a sí mismos) «Palestinos» eran judíos, no árabes, aunque ambos tenían el mismo pasaporte británico. De hecho, sólo después que los judíos en Palestina se llamaron a sí mismos israelíes, en 1948, los árabes podrían adoptar «palestinos» como de ellos exclusivamente. En realidad, el órgano central de la comunidad judía anterior a Israel se llamaba «The Palestine Post» – más tarde cambiado a The Jerusalem Post.

El establecimiento de la UNRWA en 1949, para mantener a los refugiados árabes, proporcionó la estructura institucional para construir y preservar la idea de un «pueblo árabe palestino» – y su «derecho de retorno». Hoy en día, en 58 campos, con un presupuesto anual de casi mil millones de dólares, los residentes son adoctrinados en el odio y la eventual destrucción de Israel. Con excepción de Jordania, que concedió ciudadanía a la mayoría, los residentes de estas ciudades UNRWA están severamente restringidos y se les niegan los derechos humanos y civiles básicos.

Si no fuera por UNRWA, probablemente hoy no habría problema de «refugiados palestinos». El problema es la controvertida definición de UNRWA de «refugiados árabes», que incluye a cualquier persona que afirmaba residir en Palestina desde 1946, independientemente de su origen; esta fecha es importante porque marca el punto culminante de una afluencia masiva de los árabes de la región hacia Palestina, principalmente debido a las oportunidades de empleo y a un mayor nivel de vida.

Esta categoría de «refugiados» fue diferente a todas los demás, ya que incluyó no sólo a los que lo solicitaron en 1949, sino a todos sus descendientes, para siempre, con plenos derechos y privilegios; la población total se espera que alcance los siete u ocho millones el próximo año, y sigue creciendo. Éste es uno de los temas centrales que evita cualquier solución del conflicto árabe-israelí. La existencia de UNRWA, por lo tanto, perpetúa el conflicto, impide la aceptación de Israel y engendra violencia y terrorismo.

 

El Palestinismo fue definido en 1964, en el Pacto de la OLP, cuando Jordania ocupaba «la Margen Occidental», una referencia jordana, desde 1950, para distinguir la zona de la Margen Oriental del río Jordán, y Egipto ocupaba la Franja de Gaza. En nombre del «pueblo árabe palestino», el Pacto declaraba su objetivo: una «guerra santa» (Jihad) para «liberar a Palestina», es decir, destruir a Israel. No se hacía mención de los árabes que vivían en «la Margen Occidental» y la Franja de Gaza, ya que habría puesto en peligro a los gobernantes árabes. Los «refugiados» árabes eran convenientes representantes en la guerra contra Israel; el Palestinismo se convirtió en un nacionalismo de reemplazo para el sionismo, una llamada a las armas contra los judíos.

La solución es regional

 

Este acto de equilibrio ya no fue necesario después de 1967, cuando Israel ocupó las zonas que originalmente habían sido asignadas a un Estado judío por la Sociedad de Naciones y el Mandato Británico – Judea, Samaria, Jerusalén oriental y la Franja de Gaza – y los Altos del Golán, todos ricos en historia y arqueología judía. Un año más tarde, el Pacto de la OLP fue modificado para incluir a ambas «ocupaciones» – las de 1948 y 1967.

Dedicado a la lucha armada, su objetivo nunca cambió; incapaces de derrotar militarmente a Israel, no obstante, la estrategia árabe es demonizar y deslegitimar, creando aún un nuevo estado árabe palestino, además de Jordania. Para lograr esto, inventaron una narrativa, una identidad y un ethos para competir con el sionismo y la historia judía: el Palestinismo.

Presentado en el Pacto de la OLP y en la Carta de Hamas (1988), el propósito del Palestinismo es «liberar a Palestina» y destruir a Israel; ninguno refleja algún valor social o cultural redentor.

El «Palestinismo» carece de los requisitos básicos de una identidad nacional legítima: una base distintiva, lingüística única, cultural, étnica o religiosa; no es más que un constructo político-militar, actualmente dirigido por las organizaciones terroristas Fatah y Hamas. Sin embargo, fue legitimada por la ONU.

A pesar de los mega atentados terroristas y, respaldada por la Liga Árabe, los países musulmanes y los «no alineados», la OLP fue aceptada por las Naciones Unidas en 1974. Al año siguiente, la ONU aprobó su infame resolución «Sionismo es Racismo», sancionando la demonización de Israel y estableciendo a la ONU en un curso para la destrucción de Israel.

El mito del Palestinismo funcionó porque los medios de comunicación aceptaron las reclamaciones árabes y de la OLP, y su causa. Casi todos los medios de comunicación, por ejemplo, usan el término «Palestino», o «Margen Occidental ocupada por Israel», reforzando las reivindicaciones palestinas, en lugar de la designación auténtica que aparece en los mapas anteriores, Judea y Samaria, en referencia a su historia judía. El término «Margen Occidental» es una declaración política, no geográfica.

A comienzos de los años 1990, algunos políticos israelíes, los medios de comunicación dominados por la izquierda, el mundo académico, la élite cultural y algunos juristas, aceptaron el Palestinismo como una forma de expresar su oposición a los «asentamientos», y con la esperanza de algún tipo de reconocimiento mutuo con la OLP. Sus esfuerzos culminaron en los Acuerdos de Oslo (1993), que dio sanción oficial israelí al Palestinismo.

Los académicos anti Israel de todo el mundo promueven la arqueología, la sociedad y la cultura «Palestina» como una marca y un mensaje político. La publicidad funciona; cada vez que alguien utiliza el término «Palestino», reconoce y refuerza este mito. El Palestinismo, sin embargo, a pesar de su falta de raíces históricas, culturales y sociales, está ahora bien establecido como una identidad política que exige derechos de soberanía y una base territorial. La cuestión no parece ser si los tendrá, sino dónde.

 

La solución es regional. Los árabes palestinos tienen derecho a los derechos civiles y humanos en sus países de acogida, donde han vivido por generaciones. Un segundo estado árabe palestino, además de Jordania, que fue creado de parte de Palestina en 1922 – cuya población es dos tercios «palestina» – no resolverá ningún problema central en el corazón del conflicto. El conflicto no es territorial, sino existencial; el reconocimiento de un estado judío es un anatema. Eso explica por qué los líderes árabes palestinos se niegan a aceptarlo, de ninguna forma.

El problema, para el Palestinismo, no es «la ocupación» de 1967, sino la existencia de Israel; visto como una patria exclusivamente árabe, Palestina es una parte integral del mundo árabe, totalmente bajo soberanía árabe. Esto es axiomático, no hay excepciones ni compromisos.

Promovido en los medios de comunicación, mezquitas y escuelas, la incitación contra los judíos, la negación del Holocausto y de la historia judía, y el rechazo del derecho de los judíos a la autodeterminación nacional, por definición, el Palestinismo es el mayor obstáculo para la paz.

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld 

Difusión: www.porisrael.org

 
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