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¿Por Qué El Antisemitismo Se Está Moviendo Hacia La Corriente Principal?


Alan M. Dershowitz

3 de enero de 2012

antisemitismo

http://www.stonegateinstitute.org/2725/mainstream-anti-semitism

Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, tropos clásicamente anti-semitas – «los judíos» controlan el mundo y son los culpables de todo lo que sale mal, incluyendo la crisis financiera; «Los judíos” mataban niños cristianos para usar la sangre para hornear Matzot; el Holocausto nunca sucedió – se están convirtiendo en temas aceptables y legítimos para la discusión académica y política. Para entender por qué estos absurdos y reprobables puntos de vista, alguna vez reservados para los márgenes racistas de la academia y la política, ahora se están moviendo más cerca de la corriente principal, considérense las actitudes de dos hombres, uno un académico, el otro un político, hacia aquellos que expresan o aprueban tal intolerancia. El académico es el profesor Brian Leiter. El político es Ron Paul.

Probablemente nunca hayan oído hablar de Leiter. Es un relativamente oscuro profesor de jurisprudencia, que está tratando de elevar su perfil, publicando un blog de chismes sobre profesores de escuelas de derecho. Es un colega de John Mearsheimer, un destacado y mundialmente famoso profesor de la Universidad de Chicago.

Hace varios meses, Mearsheimer promocionó con entusiasmo un libro, realmente un folleto, que incluía todos los clásicos tropos antisemitas. Se titulaba «El Errante Quien» y fue escrito por Gilad Atzmon, una versión británica de David Duke, quien toca el saxofón y no tiene conexiones académicas. Atzmon escribe que debemos tomar «muy en serio» la afirmación de que «el pueblo judío está tratando de controlar el mundo». Denomina a la reciente crisis financiera «el puñetazo Sio». Dice que «la narrativa del Holocausto» no tiene «sentido histórico» y expresa duda sobre que Auschwitz fuera un campo de exterminio. Invita a los estudiantes a aceptar las «acusaciones de que los judíos hacen Matzot con sangre de jóvenes Goyim».

Libros y folletos de este tipo son escritos, todos los días, por oscuros anti-semitas y son publicados por editoriales de dudosa reputación que se especializan en este tipo de basura. Nadie les presta atención, excepto los neo-nazis, en todo el mundo, que dan la bienvenida a cualquier adición a la literatura de odio.

Lo que es notable acerca de la publicación de esta pieza de basura de odio antisemita, es que fue entusiastamente apoyada por dos prominentes profesores estadounidenses, John Mearsheimer y Richard Falk, quienes instaron a los lectores, incluyendo estudiantes, a leer, «reflexionar sobre» y » discutir ampliamente» los temas del libro de Atzmon. Nunca antes ningún libro como éste, había recibido el visto bueno de tales reconocidos académicos.

No me sorprendió este respaldo, porque sabía que estos dos académicos habían cruzado, anteriormente, las «líneas rojas» que separan la legítima crítica a Israel del sutil antisemitismo. Mearsheimer ha acusado a judíos estadounidenses de doble lealtad, y Falk ha comparado, reiteradamente, a Israel con la Alemania nazi. Ambos estaban tan entusiasmados con el anti-sionismo de Atzmon – que escribió que Israel es «peor» que los nazis – que estaban dispuestos a dejar pasar su clásico «libelo de sangre» antisemita y su negación del Holocausto. Ninguna gran sorpresa.

Lo sorprendente – realmente chocante – fue el hecho que el colega de Mearsheimer, el relativamente apolítico Brian Leiter, se apresuró a defender a Mearsheimer. Sin siquiera molestarse en leer el libro de Atzmon, Leiter declaró también que «las posiciones de Atzmon [no lo marcan] como un antisemita [sino más bien como un] cosmopolita». Leiter también declaró que Atzmon «no niega el Holocausto o las cámaras de gas». Si Leiter hubiera leído el libro, no podría haber hecho ninguna de ambas declaración.

El propio Atzmon reconoce ser «un hombre que… es un antisemita» por «muchos de [sus] conocimientos» y se denomina a sí mismo un «judío que se auto-odia», que tiene desprecio por «el judío dentro mío». Si eso no es una admisión de antisemitismo, en lugar de «cosmopolitismo», no sé qué lo es. En lo que se refiere al Holocausto, Atzmon afirma que no es «una narrativa histórica». Y, en cuanto a las cámaras de gas, pone en duda que los «nazis dirigieran una fábrica de la muerte en Auschwitz-Birkenau».

Leiter llegó tan lejos como para condenar a aquellos que se atrevieron a criticar a Mearsheimer por aprobar el libro de Atzmon, llamando «histéricas» a sus críticas, y de no «promover un honesto discurso intelectual». Y defendió la aprobación de Mearsheimer como «franca».

Los Brian Leiters del mundo son una parte importante de la razón por la cual los tropos anti-semitas se están arrastrando lentamente hacia la legitimidad en el mundo académico. Su acto reflejo defensivo, del que admite odiar al judío – que, según Leiter, no es un despreciable anti-semita, sino un aceptable «cosmopolita» – contribuye a la legitimación del antisemitismo.

Lo mismo puede decirse de Ron Paul, del que todo el mundo ha oído hablar. Según The New York Times, Paul se negó a «repudiar» el «apoyo» de los «supremacistas blancos, supervivientes y antisionistas que han apoyado su candidatura». (Estos «anti-sionistas» consideran que «los sionistas» – judíos – controlan el mundo, fueron los responsables de la voladura del edificio federal de Oklahoma y causaron la crisis económica, porque «la mayoría de los líderes involucrados en el sistema bancario federal e internacional son judíos»). Permitió que su «informe de supervivencia de Ron Paul» propugnara el tipo de racismo y antisemitismo de David Duke, durante años en la década de los 1990, alegando que no tenía conocimiento de que estaban siendo promovidos bajo su nombre. Edward H. Crane, el fundador del libertario Instituto CATO, ha dicho: «Me gustaría que Ron hubiera condenado esas cosas marginales que flotan alrededor» de su campaña, pero se niega a rechazar el apoyo de estos antisemitas, que forman una parte importante de su base. The New York Times ha criticado a Paul por su negativa a «repudiar convincentemente los comentarios racistas que, durante años, fueron publicados bajo su nombre – o el entusiasta apoyo que recibe de grupos racistas», incluyendo a aquellos que apoyan «el antisemitismo y la paranoia de la extrema derecha».

Incluso ahora, Paul continúa aceptando contribuciones de negadores del Holocausto, de los que culpan a los judíos de todo y de otros fanáticos, proporcionando así, un cierto grado de legitimidad a sus odiosos puntos de vista.

Se ha dicho que «todo lo necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada». Leiter y Paul podrían, o no, ser hombres buenos, pero son culpables de algo más que simplemente no hacer nada. Están, con sus acciones, ayudando a legitimar la más antigua de las intolerancias. ¡Qué vergüenza!

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusion: www.porisrael.org

 

 
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