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| domingo mayo 5, 2024

La responsabilidad del Director irani


Ana Jerozolimski

Semanario hebreo. Uruguay

No estuvimos en Los Angeles ni participamos, lamentablemente, en la ceremonia de entrega de los Oscar el sábado pasado. Pero leímos atentamente las declaraciones de Asghar Farhadi, el Director de la película iraní “Una separación”, que ganó el Oscar como mejor película extranjera, así como también en la categoría de guión más original. Y creemos saber leer entre líneas….

“En este momento, numerosos iraníes en el mundo todo están mirándonos y me los imagino muy felices”, declaró Farhadi al aceptar la anhelada estatuilla. “Están felices no sólo por un galardón importante, por una película o por un cineasta, sino porque mientras palabras de guerra, intimidación y agresión son intercambiadas por políticos, el nombre de su país, Irán, es mencionado aquí a través de su gloriosa cultura, una cultura rica y antigua que ha estado bajo el pesado polvo de la política”.

Y agregó: “Con orgullo, ofrezco este honor al pueblo de mi país, a la gente que respeta a todas las culturas y civilizaciones  y desprecia la hostilidad y el resentimiento”.

¿Nos estaremos equivocando si interpretamos en estas sabias palabras una crítica al régimen de los Ayatollas y las limitaciones bajo las que obliga a vivir a su pueblo? Claro que toda interpretación es subjetiva…pero así sentimos las palabras de Farhadi. Y si es así, si todos así lo captaron y si esa fue realmente la intención, pues ya valía la pena que para oírlo decir eso ante el mundo todo, haya tenido que perder en la carrera cinematográfica la película del israelí Joseph Cedar, Director de “Footnote”, la nominada israelí para el Oscar.

 Los israelíes, con su décima infructuosa nominación al Oscar como mejor película extranjera (la anterior, otra del propio Cedar, “Beaufort”), salieron de la pomposa ceremonia sin la estatuilla, pero al menos con la satisfacción de haberse reunido personalmente  con sus colegas iraníes  en el hotel y de haber sentido, como dijo la protagonista del film iraní, que “somos muy parecidos”.

“Footnote”(Hearat Shulaim en hebreo)  se trata de la competencia que surge entre dos investigadores del Talmud por un reconocimiento a su labor, con la complicación que a sus discrepancias académicas se suma el hecho  que son padre e hijo.

Lior Ashkenazi es el hijo, Shlomo Bar Aba el padre y junto a ellos actúan también Alma Zack , Yuval Scharf, Alisa Rosen, Daniel Markovich, Micah Lewensohn y Nevo Kimchi.

La película iraní “Una Separación” versa sobre la situación poco común que se crea en una pareja cuando la  mujer-Simim- desea abandonar el país con su esposo Nader y Termeh, la hija de ambos, topándose con la negativa del hombre a dejar en Irán a su padre enfermo de Alzheimer. Simin, que está decidida a dejar Irán, solicita el divorcio , que Nader no acepta , por lo cual ella se muda con sus padres mientras que la hija opta por quedarse con su padre, esperando que en algún momento su madre cambie de opinión.

El elenco está compuesto por Peyman Moaadi, Leila Hatami, Sareh Bayat, Shahab Hosseini y  Sarina Farhadi .

Es interesante que ambas películas, con el simbolismo que tiene de fondo el hecho que hayan competido en el escenario del celuloide creaciones de Israel e Irán- dos países enemistados frontalmente y hasta con riesgo de guerra de por medio- sean sobre temas humanos, personales, no sobre conflictos políticos.

En una patética reacción oficial por la televisión iraní, al anunciarse que “Una separación” había recibido el Oscar, Teherán destacó que era una victoria sobre una creación “del régimen sionista”. Mucho más madurez muestran los israelíes que asisten en masa a las salas en las que se proyecta en diferentes partes del país la película de Irán .

A decir verdad, resulta difícil saber de un galardón al cine iraní sin pensar en el país en sí. Por más que “Una Separación” sea por cierto obra de un cineasta  y no de un régimen y por más que justamente los conservadores hayan criticado la película, alabada por sectores reformistas, es inevitable pensar en la opresión y limitación de los derechos no sólo de la ciudadanía en general sino de los artistas en particular.

Mientras Israel alienta la creación-también discrepante con la política oficial- y sus artistas jamás tienen que temer por su vida a raíz de sus opiniones, en Irán el cuadro es dramático.

En los últimos años han sido impuestas numerosas restricciones a escritores y cineastas iraníes por parte de las autoridades, entre ellos el Director Jafar Panahi que fue encarcelado en el 2010 prohibiéndosele luego hacer películas o viajar al exterior.  El año pasado fueron detenidos cuatro cineastas sospechosos de vender sus películas al exterior. Y la actriz Marzieh Vafamehr fue condenada a 90 latigazos y un año de prisión, sentencia luego cancelada por una corte de apelaciones.

Intuimos que el director iraní Farhadi siente ahora sobre sus hombros una gran responsabilidad. El problema es que como seguramente desea seguir creando y para eso es clave estar vivo, sus posibilidades de traducir el Oscar en una abierta protesta política, son más que limitadas.

 
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