Activista de la paz’ asesinada, una de las herramientas más poderosas en la campaña de propaganda anti-Israel
Giulio Meotti
Ynetnews
El 16 de marzo es el aniversario de la muerte de Rachel Corrie. Es la estudiante universitaria estadounidense muerta por una topadora israelí en Gaza, al intentar bloquear la demolición de una casa. Las autoridades israelíes afirman que el conductor no pudo ver a Corrie, dada la visión restringida desde su pescante, y porque ella actuó imprudentemente al situarse en el camino de la topadora. Pero, como siempre sucede en Medio Oriente, las mentiras triunfan sobre la verdad.
El mito Corrie ha sido una de las herramientas más poderosas en la campaña de propaganda anti-israelí. Ella inspiró obras literarias, boicots y actos políticos conmemorativos en todo el mundo. Su historia constituyó mala prensa para Israel, que fue aún peor que el martirio fabricado de Mohammed al-Dura.
Hace unos días, una demanda para anular el boicot de la cooperativa de alimentos Olympia a los productos israelíes fue desestimada en la Corte Suprema de Washington. Olympia es la ciudad natal de Rachel Corrie. Después de su muerte, Caterpillar ha sido blanco de una serie de iniciativas e, incluso, la Iglesia de Inglaterra se deshizo de la compañía. Fatah lloró a Corrie como «la mártir de la libertad y la paz», Hamas adoptó su rostro como una mascota e Irán le dio su nombre a una calle.
La mitología presentó a Corrie como «una manifestante pacífica», «una joven que había dedicado su vida a la defensa no violenta de los demás» y como «una nueva Juana de Arco». Uno de los barcos de la flotilla de Gaza llevó su nombre. No fue sólo una chica occidental desarmada e idealista.
Sin embargo, Corrie se encontraba en la Franja de Gaza para servir como escudo humano para la campaña terrorista árabe. Su muerte constituyó un devastador golpe para la política antiterrorista de Israel. En Gaza, Israel destruyó casas que ocultaban túneles utilizados como conductos para armas, o casas de terroristas suicidas palestinos responsables de la matanza de innumerables civiles. Después de la muerte de Corrie, esta política se hizo más dificultosa y menos frecuente de ser realizada.
Una mártir y héroe
Mientras tanto, Corrie se convirtió en una mártir y una héroe. Su hagiografía ha sido explotada por los antisemitas de todo el mundo. Para los fanáticos del caos, la muerte de Corrie ayudó a denigrar al Estado de Israel y a su pueblo, por su simple deseo de permanecer con vida. En la Universidad Estatal de Evergreen, sus profesores vestían pantalones de color caqui y kaffiyehs en las ceremonias de graduación.
Para los medios de comunicación occidentales, las ONG, foros jurídicos, Naciones Unidas, algunas iglesias y la opinión pública común, fue muy fácil mitificar a la estadounidense y olvidarse de las Rachel israelíes: Rachel Teller, volada en un centro comercial; Rachel Levy, volada en una tienda de comestibles; Rachel Levi, que recibió un disparo mientras esperaba el autobús; Rachel Gavish, asesinada junto con su esposo, su hijo y su padre, mientras celebraban una cena de Pesaj; Rachel Shabo, asesinada junto a sus tres hijos de 5, 13 y 16 años, mientras estaba en su casa.
Esperemos que, algún día, estos pacifistas [NT: juego de palabras: peacenik-picnic] occidentales viajen en autobuses israelíes para experimentar el temor de ataques terroristas homicidas, o que manifiesten en las calles de Haifa y Sderot, destruidas por los cohetes. Sin embargo, hasta que ese día llegue, podemos decir que la industria de los derechos humanos está enraizada en la igualdad de la humanidad, con excepción de los judíos.
Giulio Meotti, periodista de Il Foglio, es el autor del libro «Una Nueva Shoá: La Historia no Contada de las Víctimas del Terrorismo en Israel”
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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