El otro brazo dedicado al cuidado del autismo infantil

Al finalizar una interesante entrevista sobre su especialidad, que publicaremos por separado en otro momento, Wolmer nos mostró las instalaciones que funcionan en el mismo edificio en el que él trabaja, para guarderías de niños autistas.Tuvimos así la oportunidad de recabar una impresión directa del trabajo, de ver la importante presencia de personal profesional para cada chico, el nivel de la estructura al servicio de los niños y por suerte..también de oir las risas de los niños jugando en el patio, mientras los acompañaban y cuidaban Mijal y Samar.

Entre los niños, judíos y árabes y una pequeña hija al parecer de trabajadores extranjeros llegados de Africa….eso fue lo primero que captamos en una de las clases.

“Aquí, los chicos reciben junto al trabajo educativo regular toda la ayuda sicológica que necesitan: supervisión a los padres, tratamiento individual y grupal de los chicos, musicoterapia, hidroterapia, lenguaje, el tema sicológico mismo”, nos explica Leo. “Los equipos sicológicos y educativos trabajan juntos dentro del jardín de infantes”.

Preguntamos si todos los niños autistas de Israel se encuentran necesariamente en un marco especializado. “Puede ser que haya un niño autista que no esté dentro de un marco, si no fue diagnosticado”- contesta el Dr. Wolmer.” Pero es muy raro, porque necesitará la ayuda masiva y cuando antes mejor, ya que cuando más temprano se empieza a intervenir mayores son las probabilidades de que , por ejemplo, sea integrado a una escuela común en el futuro”.

Su respuesta , al mencionar la integración en una escuela común, nos lleva a preguntar si acaso en autismo se puede aspirar a una cura total.

“No se puede curar pero se puede mejorar el funcionamiento a todo nivel. Si tiene dificultades de comunicación, se puede mejorar el lenguaje, la adaptación del chico a nivel social y de su desempeño diario como entender cuál es el significado del dinero, qué es un semáforo, cómo se cruza la calle y cómo hay que comportarse en una situación social. La ayuda es masiva. Son horas y horas por semana que equipos multidisciplinarios dan al chico según las necesidades específicas de cada uno, ya que hay diferentes grados de autismo.Hay chicos con inteligencia normal y sólo problemas de comunicación social y hay otros que tienen retardo , con coeficiente intelectual bajo, por lo cual se requieren diferentes programas”.

Leo puede dar fe de primera mano de que los avances se logran y son claros.El mismo ha tratado chicos que evolucionaron positivamente. Entre ellos, estaba el primer caso de un muchacho con autismo que logró su objetivo: enrolarse a las Fuerzas de Defensa de Israel. Se le colocó en un puesto apropiado a sus posibilidades, y su servicio mismo es un ejemplo del potencial existente.

Esto es clave para explicar a aquellos padres a los que cuesta sobremanera elaborar el golpe que les significó enterarse de que su hijo es autista , que cuanto antes entiendan que esa es la realidad a la que tienen que enfrentarse, más probabilidades tendrán de ayudar al niño. “Si uno niega, no le va a poder dar al chico la mejor ayuda”.

Preguntamos a Wolmer sobre su visión acerca del nivel general de servicios y tratamientos que Israel brinda a los autistas. Leo tiene elogios y críticas.

“Yo pienso que en Israel el modelo es muy de avanzada. Tenemos los tratamientos que son “state of the art”, los más nuevos, los más innovadores..Parte se desarrolla acá, parte en Estados Unidos. La ayuda empieza a una edad muy temprana. Gente de Estados Unidos viene también a ver lo que hacemos acá”, afirma.

Al mismo tiempo, recuerda: “Los recursos nunca son suficientes porque el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Educación participan, pero no en la medida suficiente.Las asociaciones como ALUT o como nosotros hacemos lo que debería ser función del gobierno. Al no hacerse a nivel gubernamental, las asociaciones lo tomaron como iniciativa y participan en la financiación sea a través de venta de servicios o de donaciones que recibimos”.