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| viernes noviembre 22, 2024

“Start Up Nation” en español: el espíritu Start Up y su aplicación en el mundo occidental


Eli Cohen

(Desde Madrid)

Revistahorizonte.org

02/05/2012


start-up-nation“Start Up Nation. La historia del milagro económico de Israel” es un best seller internacional de no ficción de The New York Times, un libro del Council of Foreing Relations que por fin ha sido publicado en español. Saul Singer, uno de los dos autores junto a Dan Senor, ha estado promocionando el libro por España.

Mirando de soslayo a la cuestión de por qué un éxito de ventas internacional, además sobre un tema tan en vogue como el crecimiento económico y la creación de empresas, ha tardado tanto en publicarse en España, y por qué además ha tenido que ser una organización sin ánimo de lucro, ACOM -con el apoyo de donantes privados- la responsable, considero más interesante y enriquecedor centrarnos en el espíritu del libro y la inspiración que puede despertar en un país tan castigado por la crisis económica como es España.

Es cierto que Israel posee características muy especiales y concretas que la han hecho una Nación Start Up. El ejército, quizás la institución más importante de Israel y la más apreciada por su sociedad, la amenaza exterior constante, el fuerte sentimiento de pueblo y de comunidad  y la creencia de que nadie va a hacer tu trabajo si no lo haces tú, son factores innegables que han favorecido el florecimiento económico, emprendedor e innovador en el Estado de Israel.

¿Sería aplicable, entonces, un modelo económico así para los países occidentales?

Sin alejarme de la doctrina expresada en el libro, creo que hay factores que pueden aplicarse a la mayoría de los países con sistema de Economía de Mercado, o Economía Social de Mercado según se aplica en la Unión Europea.

En Israel no existen las clases sociales como las conocemos en el mundo Occidental. Jutzpah y Tajless.

En España existe, por ejemplo, como en  cualquier país occidental, una gran clase media, pero también clase alta y clase baja. En Israel con las clases sociales ocurre algo peculiar. Por ejemplo,  todos los israelíes tienen que hacer la reserva militar, alrededor de un mes al año. Un reservista que va de miluim -nombre en hebreo para el periodo de reserva- puede ser el CEO de una empresa y el jefe de su unidad, un chaval más joven que trabaja como repartidor de pizzas. No hay jerarquía social, ni status. Por eso es muy común ver en una empresa israelí a un trabajador discutir con el jefe y contradecirle como si fuera uno más. Es lo que el libro menciona como jutzpah.

Ocurre algo parecido con el código de vestimenta para el trabajo o las celebraciones. Si, por ejemplo un trabajador en una empresa cualquiera o en una non profit acude a trabajar en traje, le preguntarán si es su boda.  En Israel no importa cómo vistas. Lo que importa que seas eficiente, puntual y trabajador.

Nuestro mundo, el occidental, es un mundo estético. Las formas, el cómo, el continente…son fundamentales. Sigue importando demasiado cómo conjuntes tu corbata o la calidad de tu traje,  e incluso tu propio traje. Sigue importando demasiado la impresión visual y estética. El israelí medio piensa que eso es una pérdida de tiempo total y absoluta. El tiempo que dedicas poniéndote guapo para el trabajo lo podrías emplear para el mismo trabajo. Esta forma de pensar es lo que en el libro llaman tajless.

En Israel no se penaliza socialmente al que prospera

Un escritor al que no me siento muy apegado intelectualmente, pero que siempre resulta interesante seguir, Sánchez Dragó, declaró fervientemente en una entrevista con Jesús Quintero que la enfermedad de España es la envidia. Ocurre igual en muchos países europeos y latinoamericanos. No en EEUU, pero es un hecho que impide la innovación y la cultura Start Up en toda su dimensión.

En España, por ejemplo, Amancio Ortega, el presidente del grupo Inditex, que posee entre otras marcas la mundialmente famosa Zara, vive en la clandestinidad. Existe en la cultura hispana, sobre todo, un rencor latente a aquel que prospera.

En Israel no ocurre así, y eso es un aliciente y un impulso para nuevos emprendedores. De hecho, en Israel las organizaciones de microfunding, organizaciones sin ánimo de lucro que se dedican a ofrecer microcréditos a nuevos emprendedores, son algo común y aceptado.

Lo mejor de los dos mundos, económicamente hablando

En su modelo económico, Israel mezcla capitalismo y socialdemocracia. El fuerte patriotismo y el fuerte sentimiento de gran familia en Israel hacen que la solidaridad sea extremadamente alta -el tercer sector económico en Israel es el Non-Profit, además de ser uno de los países con más ONG’s por habitante- así como una economía con altos impuestos pero a la vez con una gran accesibilidad y libertad para crear empresas -el proceso de creación de una nueva empresa en Israel sólo lleva dos días.

En Europa, por ejemplo, nadie quiere dejar atrás el Estado de Bienestar, pero es un modelo caro y requiere esfuerzo económico laboral y considerable tanto desde los trabajadores como de los empresarios. Israel ha dejado que muchos servicios públicos sean prestados por muchas ONG’s, es una solución viable y más barata. Para que impuestos altos y solidaridad encajen bien junto con facilidad y flexibilidad empresarial y laboral, debe existir  ese sentimiento de nación, de sociedad, de pueblo.

En Israel se madura mucho antes

Como decía Ángel Mas, presidente de ACOM,  cuando fue entrevistado en EsRadio con motivo de la promoción de Start Up Nation en español, los israelíes llegan mayores a la Universidad, después de pasar 3 años en el ejército -dos las chicas- exigen más del profesor, de la institución y tienen más hambre de éxito que un europeo medio. No es cuestión de implantar la mili obligatoria de nuevo en España, o en los países occidentales que aún la tienen. sería un atraso Sin embargo, y esto también lo mencionó Saul Singer en una entrevista en La Vanguardia, hay que dar más responsabilidad a los jóvenes, confiar más en ellos. Israel se apoya en los jóvenes y les delega mucha responsabilidad: primero defender el país y luego construirlo.

Según leemos en el libro, un chico israelí con 20 años ya ha podido liderar una unidad de combate, negociar con líderes locales de aldeas árabes y formarse en un marco excepcional en la toma de decisiones.

Por ejemplo, iniciativas como el Building Future Leadership, seminario de cinco días para jóvenes líderes al que tuve el privilegio de asistir –El Mundo me entrevistó a próposito- deberían llevarse a cabo en España para impulsar el potencial de los jóvenes.

 

Es posible

Quizás todas las soluciones económicas para una Europa en crisis no pasan por convertirla en una Nación Start Up, pero un cambio estructural es necesario y pueden tomarse como ejemplos algunos logros de Israel.

Ariel Halevi, uno de los mejores ponentes que he escuchado jamás, me dijo que uno de los errores más comunes es pensar que todo está inventado. “Sólo estamos empezando” me aseveró. Ese es el espíritu Start Up y del cual el mundo occidental puede coger el testigo. No sólo porque deba, sino porque también puede.

Difusion: www.porisrael.org

 
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