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| miércoles diciembre 11, 2024

Parasha Ki Tisa-Para


parashaDi-s ordena a Moshé que haga un censo de los Hijos de Israel. Cada hombre debe dar una moneda de medio shekel de plata, el cual sería usado en la construcción del Santuario.

Debido a que Moshé se demoraba en el Monte Sinaí, el pueblo reclamó de Aarón que les hiciera un ídolo, pues pensaban que su guía había muerto.

Aarón les pide que junten oro para fundirlo, en la esperanza que con la demora Moshé llegara y se evitara esta caída en la idolatría. Pero fue tanta el ansia del pueblo que se apresuraron y en poco tiempo fundieron un Becerro de Oro, comenzando a adorarlo al grito de “¡Estos son tus dioses Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto!”

Di-s hace descender a Moshé de la montaña, informándole que el pueblo se había corrompido. El 17 de Tamuz Moshé desciende y, ante la vista del ídolo, destruye las Tablas de piedra grabadas por la mano del Creador y pulveriza al becerro.

Inmediatamente convoca a aquellos que se mantuvieron fieles al Todopoderoso y toda la tribu de Levi se une a él. Ese día caen tres mil adoradores del becerro.

Moshé vuelve a subir al monte y durante cuarenta días suplica a Di-s que perdone al pueblo. Por fin, el día de Iom Kipur Di-s dice: “Salajti kidvareja —Perdoné como has dicho”.

Moshé labra dos tablas de piedra y nuevamente son grabados en ellas los Diez Mandamientos.

ALGO VISIBLE

 

Hacía muy poco que el pueblo de Israel había presenciado la revelación de Di-s en el Monte Sinaí, hacía muy poco tiempo que habían gritado al unísono “¡Haremos y escucharemos!” y, de pronto… hacían un ídolo y al adorarlo gritaban “¡Estos son tus dioses Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto!” ¿Cómo es posible que tras llegar a las alturas a las que habían llegado con la entrega de la Torá, cayeran tan bajo?

Todavía estaban en su carne y en su mente las señales de la esclavitud, todavía tenían mentalidad de esclavos, no estaban preparados, como sí lo estuvo la generación posterior, la que entró a la Tierra de Israel, para aceptar que hay algo más allá de lo meramente material. Y esta es la diferencia entre el esclavo y el hombre libre: el esclavo piensa en el descanso y la comida, nada más, solo satisfacer sus necesidades físicas. El hombre libre puede darse el lujo de soñar, de elevarse, de cultivarse. Esto es lo que ocurrió con el Becerro de Oro. El pueblo era, en definitiva, una masa de esclavos recién liberados, por ende no podían concebir algo más allá de lo físico, de ahí que exigieran dioses materiales a los que pudieran ver y tocar.

Muchas veces se ha dicho que de lo ocurrido con nuestros antepasados debemos extraer enseñanzas para nosotros.

Tenemos dos opciones en estos momentos: Seguir siendo esclavos que necesitan adorar al Becerro de Oro de nuestros tiempos (los bienes que nos ofrece la sociedad de consumo, las comodidades físicas, el status social, etc), o transformarnos en hombres libres, elevándonos espiritualmente, hasta convertirnos en una morada para que el Creador resida entre nosotros.

PARASHA PARA

La lectura de la Torá de Pará, tercera de las cuatro parshiot especiales (Números 19), es agregada este Shabat a la lectura semanal. Pará detalla las leyes de la «Vaca Roja» y el proceso por el cual una persona declarada ritualmente impura por contacto con un cadáver era purificada.

(Cuando el Santo Templo estaba en pie en Jerusalén, todo judío debía estar en un estado de pureza cuando traía la ofrenda de Pascua al Templo. Hoy, a pesar que no podemos cumplir los rituales relacionados con el Templo en la práctica, los cumplimos espiritualmente estudiando sus leyes en la Torá. Por lo tanto, estudiamos y leemos la sección de Pará en preparación para la próxima festividad de Pascua).

¿Podrá el Mashiaj calmar a todos los alborotadores del mundo?
Por Baruch S. Davidson

 

Pregunta:

¿Cómo traerá el Mesías la paz a un mundo lleno de conflictos?

Respuesta:

Todos los enfrentamientos y disturbios en el mundo son producto del hecho de que cada entidad se siente como una identidad distinta, y por lo tanto en contradicción con todo lo demás que pueda obstaculizar sus propios deseos o necesidades.

La paz es una expresión de la idea de que la gente reconoce que forma parte de un objetivo común. Un estado más profundo de la paz es cuando todo el mundo se da cuenta que, en realidad, son parte de la existencia misma. Esto es posible cuando descubren que, en verdad, sólo hay una existencia verdadera —Di-s.

La era mesiánica será un tiempo en que el mundo se cubrirá con la conciencia de Di-s, y cada persona, lugar y cosa se sentirá cada vez menos como una identidad distinta, y se vean a sí mismos más como parte del plan maestro de Di-s; compartiendo un objetivo y una sola alma.

Todo el progreso y las mejoras que estamos presenciando en nuestro mundo es parte de esta progresión cósmica a una utopía mesiánica. Ya no son la guerra y la conquista de otra nación vistas con orgullo. En todo el mundo, la moral humanitaria está siendo más y más respetada y valorada.

En un sentido científico, la gente solía pensar que cada una de las fuerzas de la naturaleza es completamente independiente, que la sustancia de cada objeto se compone de numerosos elementos distintos. Cuanto más se desarrolla ciencia, más se llega a reconocer que toda la diversidad y la disparidad entre los diversos elementos es sólo un factor externo —la forma en que se fusionan los componentes, el grado de contracción o expansión, etc. Por lo tanto, los científicos están continuamente disminuyendo el número de componentes fundamentales.

(Extraído de www.es.chabad.org)

(Contacto: jabad_esp@yahoo.com.ar)

 
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