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| miércoles diciembre 11, 2024

Parasha Behaloteja


parashaSe le ordena a Aarón que encienda las candelas de la Menorá y la tribu de Levi es iniciada en el servicio en el Santuario.

Es instituido el segundo Pesaj en respuesta a la petición de un grupo de judíos que se vieron imposibilitados de traer la ofrenda de Pesaj en su momento adecuado a causa de que se encontraban ritualmente impuros.

Di-s instruye a Moshé acerca del procedimiento a seguir en sus viajes y al acampar y la orden de marchar desde el Monte Sinaí donde estuvieron acampando durante un año.

La gente estaba insatisfecha del “Pan del cielo” (el man) y le reclamaron a Moshé que les diera carne. Moshé designó a 70 ancianos sobre los que puso algo de su espíritu para que lo asistieran con la carga de gobernar al pueblo.

Miriam es castigada con lepra por hablar negativamente acerca de Moshé. Moshé ora por ella y toda la comunidad esperó siete días hasta que fue curada.

CLAMOR

 

“Cuando viniereis en guerra en vuestro país contra el enemigo que os oprima, tocaréis con la trompeta, y seréis recordado ante el Eterno, vuestro Di-s, y seréis salvados de vuestros enemigos” (Números 10:9)


Cuando nuestros enemigos nos oprimen, cuando nuestro propio enemigo nos persigue, cuando estamos, como se dice normalmente, “bajoneados”, tenemos un recurso infalible: Hacer sonar las trompetas, hacer escuchar nuestro clamor, elevar nuestra voz al Creador y decirle: “Míranos, somos Tus hijos, estamos angustiados pues el enemigo nos oprime. Que nuestra salud… Que la parnasá… Que no hay trabajo… Que la klitá… Que (pongan lo que quieran)…”. Y nuestro clamor, nuestras trompetas, nuestra tefilá, seguro que será escuchado y nuestro pedido hallará pronta respuesta.

NADA ESTA PERDIDO

 

“Ya está, no tengo como solucionarlo”… “Es tiempo perdido”… “Ya no puedo hacer nada”.

¿Cuántas veces decimos estas frases en nuestra vida, y luego lloramos por las oportunidades perdidas? ¿Pero realmente están perdidas?

Nuestra Parashá nos demuestra lo contrario:

En el desierto los Hijos de Israel se prepararon para celebrar Pesaj. Pero había un grupo de hombres que estaban impuros por el contacto con un cadáver, y en esa condición no podían ofrecer el sacrificio. Presentaron su queja a Moisés, y éste consultó a Di-s. La respuesta fue muy simple: Aquel que está impuro o lejos del Santuario, que ofrezca su sacrificio el 14 del segundo mes, Iyar.

¡Señores no todo está perdido!

¡SIEMPRE HAY UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD!

¿Por qué Dormimos?

¿Por qué pasamos el 25% al 30% de nuestras vidas sin hacer nada?

Por Yanki Tauber


Diariamente, miles de millones de horas humanas son desperdiciadas por el sueño. Si hay 6.000.000.000 de seres humanos en el mundo, y cada uno duerme un promedio de 7.2 horas por noche, bien, hagamos los cálculos. El resultado es que el tiempo de sueño es probablemente el principal recurso humano desperdiciado.

¿Por qué pasamos el 25% al 30% de nuestras vidas sin hacer nada? ¿Por qué dormimos?

Quizás esto parezca una pregunta insustancial. ¿Por qué dormimos? Porque nuestro cuerpo lo exige. Porque es la forma en que estamos diseñados fisiológicamente –requerimos tantas horas de descanso diarias para poder funcionar. Pero para el judío, no hay preguntas insustanciales. Si Di-s nos creó de cierta manera, es por una razón. Si nuestras horas activas deben ser siempre precedidas por lo que el Talmud llama la «muerte menor» del sueño, aquí hay una lección, una verdad que es fundamental para el progreso del ser humano.

El Rebe de Lubavitch explica: Si no durmiéramos, no habría mañana. La vida sería un solo y eterno hoy. Cada pensamiento y acción serían una consecuencia de todos nuestros pensamientos y acciones anteriores. No habría nuevos principios en nuestras vidas, el concepto mismo de un nuevo principio sería extraño a nosotros.

El sueño significa que tenemos la capacidad, no sólo de mejorar sino también de superarnos. De abrir un nuevo capítulo en la vida que ni previmos ni creímos posible hasta ahora. De liberarnos de los problemas de ayer y construir un nuevo y recreado yo.

El Baal Shem Tov enseñó que Di-s crea el mundo nuevamente a cada milisegundo. Si somos sus «socios en la creación» (el Talmud dice que lo somos), debemos poder hacer eso también —por lo menos una vez al día.

Despierte mañana y comience de nuevo.

(Extraído de www.es.chabad.org)

 

(Contacto: jabad_esp@yahoo.com.ar)

 
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