Marcelo Wio
Revista de Medio Oriente
23 de Mayo de 2013
«…la paz no sólo descansa en estatutos y convenios. Se encuentra en los corazones y las mentes de la gente. Y si es expulsada, entonces ningún pacto, ni tratado, ni organización puede aspirar a conservarla sin el apoyo y el compromiso sincero de todas las personas». John F. Kennedy, en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1963.
Pero claro, la declaración había sido hecha en árabe, un idioma por el que la gran mayoría de los medios de habla hispana y la «comunidad internacional» parece no mostrar mucho interés a la luz de la falta de repercusión por las declaraciones de los líderes árabes.
El doble mensaje emitido por los líderes árabes y palestinos es algo que continúa reiterándose a día de hoy: como justificación o como objetivo verdadero. Algo que la prensa continúa soslayando, como si se tratase de una retórica vacía, sin importancia, que no conlleva más que palabras que la distancia entre interlocutores y el tiempo se encargarán de borrar y que no tendrá consecuencias mayores.
En cambio, los medios sí parecen apoyar las posiciones de la «comunidad internacional» – cada vez que hacen suyas sus afirmaciones – que utiliza diversos baremos para medir las acciones según quién sea el sujeto activo.
Sir Isaiah Berlin politólogo inglés, manifestaba en su libro The Crooked Timber of Humanity, que la naturaleza de los hombres, más allá de lo diversa y sujeta a cambios que esté, debe poseer un carácter genérico si pretende llamársela humana. Y explicaba que el relativismo juzga al hombre o a un grupo, sin correlación objetiva que determine su verdad o falsedad. De esta manera, todo depende del punto de vista. Berlin sostenía que los valores de cada cultura o de cada etapa de una cultura no son meramente psicológicos, sino que son hechos objetivos, aunque no por ello conmensurable; y que, además, existe un mundo de valores objetivos.
El problema sobreviene cuando aquellos que relativizan, justificando o disculpando acciones por motivos «culturales» – que implican una diferente escala de valores morales y éticos -, intentan aplicar los valores propios según las circunstancias: derechos humanos universales cuando el pueblo o cultura «protegido» sufre; y los valores de ese mismo pueblo cuando éste inflige daño o cuando yerra. Esto no parece relativismo, sino una maniquea utilización de la moral según conveniencias propias.
Así, el relativismo podría ser visto desde otra perspectiva: como un racismo velado, inconsciente. «Hay que comprender que no pueden comportarse de otra manera», es decir, como occidentales. Por ello, hay que juzgarlos mediante otros parámetros. «No pueden realizarse solos», por ello, se inunda la zona con ONG, agencias de cooperación y dinero de ayudas.
Y mientras tanto, «la conciencia nacional herida se afirma, a veces, de una manera agresiva. Esta es una respuesta habitual por parte de las naciones atrasadas que son consideradas con arrogante desprecio, con demasiado aire de superioridad, por las naciones más avanzadas», como escribía Isaiah Berlin.
Jibril Rajoub, Secretario General Adjunto del Comité Central de Fatah, jefe del Comité Olímpico Palestino y ex director de la Fuerza de Seguridad Preventiva en Cisjordania declaró el 1 de mayo de 2013, en el canal de televisión libanés Al-Mayadeen, y tal como lo recogió el Washington Times el 9 de mayo:
«Juro, que si tuviéramos una bomba nuclear, la habríamos utilizado esta misma mañana«.
¿Cómo lo informó la prensa en español?
De ninguna manera. De esta manera, gran parte del mundo hispano no pudo enterarse.
Pero, ¿sólo el relativismo cultural y moral puede explicar la falta de repercusión mediática de las constantes amenazas y manifestaciones racistas por parte de los países árabes hacia Israel?
Por lo pronto, no parece haber una justificación lógica para obviar dichas declaraciones. Menos aún, teniendo en cuenta lo que el historiador inglés Paul Johnson, enunciaba en su libro La historia de los judíos:
«En el curso de los siglos, con frecuencia los escritos antisemitas fueron los que crearon el propio y terrible impulso que culminó en un gran derramamiento de sangre judía».
1. Los niños, el ¿futuro? (Perpetuando el odio, perpetuando el conflicto)
El 3 de mayo de 2013, según daba a conocer el Middle East Media Research Institute (MEMRI), con sede en Washington D.C., el clérigo egipcio Abu Al-Ala dijo, durante un discurso público televisado:
«O, Alá, haz que las conspiraciones de los judíos se conviertan en su propia ruina. O, Alá, aplasta a sus soldados y sus armas, destruye sus hogares, congela su sangre en sus venas, dispérsalos, convierte a sus hijos en huérfanos y a sus mujeres en viudas, y haz temblar la tierra bajo sus pies. O, Alá, aniquila a los judíos como aniquilaste a los pueblos de Aad y Thamud. O, Alá, haz que los judíos se aniquilen a sí mismos».
Dos días antes, Al-Hafez TV emitió una obra teatral egipcia para niños (El retorno de Saladino):
«Niño interpretando el papel de un imán: ¡O, Alá!, trae de vuelta a Saladino.
Niños al unísono: Amen.
[…]
Niño-imán: Cuando vuelva, nos levantaremos.
Niños al unísono: ¡O, Alá!
Niño-imán: Liberaremos la tierra de Palestina.
Niños al unísono: ¡O, Alá!
[…]
Saladino es enviado por Dios
[…]
Niño interpretando a Saladino: Recibí noticias terribles sobre ustedes. ¿Cómo permitieron que la mezquita de Al-Aqsa fuera violada? ¿Cómo permitieron que sus enemigos hicieran esto? ¿Cómo renunciaron a Jerusalén? ¿Cómo aceptaron esa vida de humillaciones? Cuando fallecí, la tierra de Jerusalén estaba purificada de todas las inmundicias. Dejé la mezquita de Al-Aqsa en estado elevado. Ustedes se la entregaron a los impuros.
De todas maneras, no teman, pues he regresado. Restableceremos el ejército del islam. Que conducirá al mundo. Ustedes son soldados, así den un paso al frente. Lucharemos hasta la muerte».
Es decir, que el conflicto, a partir de sus propias palabras, no es sólo territorial sino religioso, y que debe ser impuesto (como una carga, una afrenta que debe ser reparada) a las futuras generaciones, no sólo de palestinos sino, está visto, de egipcios.
¿Esto, acaso, no es relevante desde un punto de vista informativo?
En tanto, el canal de la organización terrorista Hamas, Al-Aqsa TV, emitió un programa infantil (29 de marzo de 2013) que se centraba en la figura de Umm Nidal Farhat, mujer cuyos tres hijos se unieron a Hamás – uno de ellos mató a cinco israelíes antes de que le dispararan, los otros participaron en otros actos terroristas contra Israel y murieron como consecuencia de ello:
«Niña presentadora: Iman, tú eres la hija del mártir Nidal. ¿Qué hizo tu padre para ayudar a la liberación de Jersualén?
Iman, que está sentada junto a otras nietas de Umm Nidal Farhat: Fabricó misiles.
Niña presentadora: Fabricó el primer misil, llamado Qassam…
[…]
Niña presentadora: ¿Estás orgullosa de que tu padre es un mártir?
Iman: Sí.
[…]
Niña presentadora con velo: Jinan, tú me contaste que la gran madre, Umm Nidal Farhat, vio a sus hijos en sueños antes de que falleciera, ¿verdad? Cuéntanos la historia.
Janin: Ella estaba en Egipto, ya estaba enferma.
Niña presentadora con velo:
[…]
Janin: Alá sea alabado, mejoró un poco antes de fallecer, y vio a sus hijos mártires en un sueño, viniendo hacia ella para llevársela. La extrañaban mucho, tanto como ella a ellos. Imad Aquel, que la misericordia de Alá sea con él, también vino a ella en el sueño. Fue el día antes de que ella volviera a Gaza. Él quería que fuera con ellos. Él quería reunirse con ella en el paraíso.
[…]
Nieta de Nidal Farhat: Llamo a todas las madres, hijas y hermanas musulmanas, la mezquita de Al-Aqsa espera que seamos la próxima generación que marche hacia ella. No nos ahorren los comandantes, los soldados y los amantes del martirio. La mezquita de Al-Aqsa espera que seamos la siguiente generación que marche hacia ella. No duden [en sacrificarse] comandantes, soldados y amantes del martirio. Las madres envían a sus hijos a la victoria o al paraíso, con la voluntad de Alá.
Los niños en el estudio cantan: la Jihad confiere orgullo y gloria sobre ti cuando te conviertes en un mártir.
[…]
O, dispositivo explosivo de gloria – con su sangre ella creó libertad.
[…]
Pregúntale a Fatima Al-Najjar [terrorista suicida] cómo debe uno vivir una vida de orgullo.
[…]
Niña presentadora con velo: Debemos sacrificar nuestras vidas por el bien de la patria, para que podamos agradar a Dios y liberar Palestina y Jerusalén…
Niña presentadora: Ella [Umm] crió a sus hijos, desde muy temprana edad, en el amor al martirio por Alá, así como en el amor por su patria y por la defensa de la misma. Debemos aprender de ellos. Debemos emprender la jihad y perseverar para liberar esta tierra. Cuando uno de nosotros es martirizado, decimos que su vida es preciosa, pero es un precio muy barato a pagar por la liberación y la defensa de la patria».
El odio goza de muy buena salud. Su usufructuario, el conflicto, agradecido.
2. La violencia, el ¿»ejemplo»?; los terroristas, los ¿ «modelos»?
El locutor decía:
«Los hombres no son los únicos en el campo de batalla. Las hermanas, las mujeres musulmanas, participan junto a los hombres en la defensa del suelo palestino y de sus lugares sagrados».
¿Eso hace la policía?
En tanto, durante todo el mes de abril, los líderes de la Autoridad Palestina, de Fatah y de las instituciones palestinas, conmemoraron y glorificaron a uno de sus héroes: el terrorista Abu Jihad.
Según señalaba Palestinian Media Watch (PMW), uno de los elementos más llamativos de los eventos fue la presentación de los ataques terroristas – planeados y dirigidos por Abu Jihad, y en los que murieron 125 israelíes – como logros positivos.
Uno de los atentados que planeó Jihad fue la Masacre de la Carretera Costera en 1978, liderado por Dalal Mughrabi(habitualmente enaltecida), en la cual los terroristas secuestraron un autobús y asesinaron a 37 civiles, 12 de ellos niños. La televisión de la Autoridad Palestina exaltó el ataque el 11 de marzo de 2013 con motivo de su aniversario, mostrando una imagen del autobús ardiendo mientras que alaban el ataque como «la operación de auto-sacrificio palestino más valiente».
Increíblemente, apuntaba PMW, el Programa de Desarrollo de la ONU (UNDP por sus siglas en ingles), se unió a la glorificación de terroristas al patrocinar el Torneo Anual de Fútbol Príncipe de los Mártires Abu Huhad. Al-Hayat Al –Jadida, el periódico oficial de la Autoridad Palestina informaba el 20 de abril de 2013 que:
«El torneo es organizado por el Club Ansar Al-Quds y patrocinado por UNDP y financiado por el Banco Islámico de Desarrollo».
¿Ni siquiera una agencia de la ONU rindiendo honores a un terrorista es una noticia?
También en abril, Fatah rindió homenaje a los terroristas suicidas Andalib Takarka y Fadi Al-Amoudi como mártires y héroes.
3. Relgión y libelos
De acuerdo a los propios líderes árabes, y a lo que los medios oficiales pregonan, el conflicto no es simplemente una disputa fronteriza. Otros elementos – quizás más importantes, a la luz de las declaraciones de clérigos, líderes y periodistas oficiales – se encuentran arraigados en la cuestión religiosa que, muchas veces, se tiñe con tintes racistas. Un tema tabú para gran parte de la prensa occidental.
Durante una entrevista emitida por Sada Al-Balad TV el 14 de marzo de 2013, el Ministro egipcio de Fundaciones Religiosas, Tal’at Afifi dijo:
«… esperamos que se cumplan las palabras del Profeta Mahoma: ‘El día del juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan a los judíos, y los judíos se escondan detrás de las rocas y los árboles, pero las rocas y los árboles dirán: O, musulmán; o, sirviente de Alá, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo…’ […] Creemos plenamente en que el futuro de estas tierras está con el Islam y en los musulmanes«.
Por su parte, MEMRI revelaba declaraciones de Tareq Hawwas, de la Unión Internacional de Académicos Musulmanes en un programa que fue emitido por el canal Al-Quds el 8 de abril de 2013. A continuación, extractos de dichas declaraciones:
«Los judíos están entre los verdaderos enemigos de la nación Islámica. Su enemistad comenzó el inicio de la llamada al Islam.
[…]
Es bien sabido entre los eruditos islámicos que el Profeta Mahoma murió por comer carne envenenada que le dio esa mujer judía en Khaybar.
[…]
Antes de eso, algunas tribus judías intentaron tirarle piedras e intentaron, en más de una oportunidad, enviar gente para matarlo. Estas no son meras afirmaciones, sino que han sido probadas. Estas conspiraciones comenzaron cuando la primera llama del Islam comenzó a brillar, y subrepticiamente intentaron conspirar contra el Islam.
[…]
Los judíos son los enemigos de esta nación y no ahorrarán esfuerzos para evitar que esta nación gane poder.
[…]
… están [los judíos] entre la gente que más rechaza a Alá. Nadie le ha atribuido más falsedades a Alá que los judíos… Los judíos le han atribuido a Alá todos los rasgos negativos que no se incluso no se deben atribuir al común de las personas.
[…]
Además, son asesinos de profetas. ¡Cuántos profetas han asesinado! Asesinaron a Yahya y a Zakariya, e intentaron matar al Profeta Mahoma [pero, ¿no lo había envenenado una judía?]. Son los que intentaron matar a Jesús. … Más aún, son cobardes… son las criaturas de Alá más cobardes. Si no fuera por las armas a control remoto, detrás de las que se esconden… Por Alá, son muy cobardes para entrar en combate.
Son el pueblo más miserable. Maldad y engaño están arraigados en ellos… La nación islámica ha padecido las violaciones de los tratados por parte de los judíos desde los días del Profeta Mohamed en Medina.
[…]
Incidentalmente, la mayoría de lo que se dice de la masacre [el Holocausto judío] es exageración y mentiras. Si sólo Hitler hubiese terminado con ellos, aliviando así a la humanidad de ellos [los judíos]. Pero Hitler fue más misericordioso de lo que ellos son. Explotaron este incidente menor con el fin de extorsionar al mundo«.
Desde la prensa, Rashid Hassan, un columnista del diario jordano Al-Dustor afirmaba en un artículo del 30 de octubre de 2013 que los judíos se encuentran detrás de las campañas de desprestigio contra el Islam y contra el Profeta Mahoma; y decía que los árabes deben leer los Protocolos de los Sabios de Sión para entender el complot judía.
El aspecto religioso lleva al ataque antisemita más «clásico». O, quizás, este último sirve como un ingrediente retroactivo en la historia del Islam. Sea como sea, el efecto termina siendo el mismo: un odio creciente, y una suerte de carta blanca divina para lidiar con los judíos.
PMW daba a conocer un artículo de opinión (fuente: agencia de noticias palestina Ma’an, 9 de febrero de 2013) de Walid Shomaly, director ejecutivo del Centro Palestino para la Investigación y el Diálogo Cultural desde 2003, que escribía:
«Los Protocolos de los Sabios de Sión son una suerte de plan formulado por los judíos para infiltrarse en el mundo y asumir el control. Mientras que muchos líderes judíos afirman que son (los Protocolos) una falsificación y una de las mayores ficciones políticas de la era moderna, otros confirman que son verdaderos y que son la más peligrosa trama de dominación global que la historia haya conocido… Luego de un rápido repaso de [unos] pocos protocolos, unos se pregunta si los judíos pertenecen a otra clase de especie humana, diferente de las otras naciones. ¿De dónde proviene todo este mal y esta energía destructiva?
¿Merecen todas las otras naciones todo este mal y hostilidad, sólo para que los judíos los puedan controlar?… ¿Y gobiernan los EE.UU el mundo hoy en nombre del nuevo orden mundial a beneficio de los judíos, de acuerdo con estos Protocolos? ¿Estamos al borde del establecimiento de un gobierno judío mundial evidente? Hasta que tengamos respuestas a estas preguntas y reflexiones… decimos, ‘Que Alá nos ayude, a nosotros, los hijos de Palestina…'».
Menos mal que pertenece a un centro dedicado al diálogo cultural. ¿Qué diría si perteneciera a Hamas?
En enero de 2013, y con motivo del 48º aniversario de Fatah (en realidad, de su primer ataque armado contra Israel) la televisión de la Autoridad Palestina emitió una película sobre la historia de Fatah (1 de enero de 2013) que comenzaba diciendo:
«Frente a los planes judíos, Europa no podía soportar sus rasgos de carácter, sus monopolios, su corrupción, ni su control y ascenso de posiciones en el gobierno. En 1290, el Rey Eduardo I promulgó un decreto desterrando a los judíos [de Inglaterra]. Los siguientes fueron Francia, Alemania, Austria, Holanda, Checoslovaquia, España e Italia. Las naciones europeas sintieron que habían sufrido una tragedia al darle refugio a los judíos. Más tarde, los judíos obtuvieron la Declaración Balfour y Europa lo vio como una solución ideal para deshacerse de ellos«.
El libelo del complot, de la conjura, del titiritero que mueve los hilos del mundo, se reitera vez tras vez. La conspiración judía lo explica todo (sin necesidad de probar lo que se afirma), lo justifica todo y sirve a todos los propósitos. Así, Abbas Zaki, miembro del Comité Central de Fatah dijo en una entrevista al canal Al-Mayadeen, el 10 de abril de 2013 que:
«Muchas instituciones han determinado que Israel, en su estupidez, atacó a la administración de Estados Unidos y fue responsable por [los atentados de] el 9/11… En Europa hay ataques a los judíos… En 2011 hubo 522 ataques. En 2012, 686 ataques. En otras palabras, ellos [los judíos] han causado un aumento [de los ataques]».
Por supuesto, no se molesta en indicar qué instituciones. No hace falta: porque en las conspiraciones, la explicación es irrelevante; porque los medios internacionales miran para otro lado.
Y continuaba afirmando que:
«Ellos [los judíos] no se atienen a la ley, no pertenecen a la comunidad internacional y no siguen ningún estándar moral de conducta. … Explotan las debilidades de los árabes».
El «otro» se ubica en los márgenes de la humanidad. Así, ¿qué no estará justificado para «combatirlo»?
Pero los judíos sólo parecen ser una parte ( muy importante) del problema. Por lo menos, el Sheik Kamel Zarouq, miembro de Ansar Al-Sharia en Túnez así lo cree. En un discurso pronunciando en abril de 2013 y recogido por MEMRI, Zarouq declaraba:
«Nuestra meta es apoyar a la nación islámica, apoyar nuestra religión, elevar la shari’a, y difundir la ley de Mahoma.Nuestra meta es sacar a las naciones de la oscuridad y llevarlas a la luz, nuestra meta es instaurar la shari’a y recuperar Andalucía y Jerusalén.
[…]
El Profeta Mahoma dijo: ‘Roma será conquistada’. Roma será conquistada en nuestros días. Esta es la era de los musulmanes. Atrás quedaron los días del secularismo y la democracia«.
La periodista estadounidense Caroline Glick escribía en su blog:
«La Autoridad Palestina fue establecida en mayo de 1994. La primera ley que adoptó definía la venta de tierra a judíos como una ofensa capital. Poco después, decenas de vendedores de tierras árabes comenzaron a aparecer muertos en Jerusalén y Judea y Samaria en ejecuciones tanto judiciales como extrajudiciales».
Este hecho parece, ciertamente, noticiable. Pero de lo que parece a lo que es, cuando el nombre de Israel aparece (o puede aparecer), hay un larguísimo, y casi nunca lógico, trecho.
El 23 de abril de 2012, el diario inglés Daily Mail informaba sobre la sentencia de muerte contra Muhammad Abu Shahala:
«Un ex oficial de inteligencia palestino fue sentenciando a muerte luego de que se revelara que había vendido su casa a un judío«.
¿Cuál sería la reacción a una ley como esta en Estados Unidos, España, Chile o Italia? ¿Y en Israel? ¿Habría repercusión en los medios hispanos? Ni hablar de la reacción a una condena como la de Shahala.
Quizás más explícito – si una ley que pena con la muerte la venta de tierra a los judíos no lo es – respecto de una futuraPalestina sin judíos, fue el embajador Maen Rashid Areikat, representante de la OLP en Washington, durante una entrevista con Tablet Magazine en octubre de 2010:
«Entrevistador: … ¿piensa que sería necesario transferir y retirar a cada judío?
Areikat: Absolutamente. No, no estoy diciendo que haya que transferir a cada judío; me refiero a los judíos que, luego de un acuerdo con Israel, caigan dentro de la jurisdicción de un estado palestino.
Entrevistador: ¿Cualquier judío que se encuentre dentro de las fronteras de Palestina deberá marcharse?
Absolutamente. Creo que este es un paso muy necesario antes de que podamos permitir que los Estados, de alguna manera, desarrollen sus identidades nacionales separadas, y luego, tal vez, abrir las puertas a toda clases de intercambios culturales, sociales y políticos…».
Alan Dershowitz, profesor Felix Frankfurter en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvad, en un artículo publicado porGatestone Institute en septiembre de 2011, decía que ya se conoce lo que el liderazgo palestino dice de cara a occidente. Ahora, de cara a su propia gente, la situación es bien distinta.
Dershowitz comentaba que el borrador de la constitución del nuevo estado de Palestina declara que el «Islam es la religión oficial en Palestina» y que la shari’a será «la fuente más importante de legislación». Y decía que es irónico que el mismo liderazgo palestino que apoya estos conceptos es el que se niega a reconocer que Israel es el estado nación del Pueblo Judío – un estado que, a diferencia de lo propuesto para Palestina, no tiene una región oficial; la descripción como estado judío es nacional, no religiosa.
El profesor Dershowitz continuaba relataba en su artículo que luego de mucho criticismo, Areikat intentó cambiar su declaración diciendo que:
«… sólo se aplicaba a los judíos que están ‘en medio de la ocupación’. Sea lo que sea que eso signifique, un gran número de judíos no será invitado a permanecer en la Palestina Islámica como iguales. Por el contrario, Israel tiene más de un millón de ciudadanos árabes, la mayoría de los cuales son musulmanes. Son iguales ante la ley, salvo en que no deben servir en el ejército israelí.
Resumiendo, el nuevo estado palestino será un genuino estado apartheid. Practicará la discriminación étnica y religiosa, tendrá una religión oficial y basará sus leyes en los preceptos de una religión. ¡Imaginen cuál será el estatus de los homosexuales bajo la shari’a!«
No se trata de hechos aislados, esporádicos y únicamente contemporáneos; de declaraciones tomadas fuera de contexto, de exabruptos puntuales. Por el contrario, es algo que se remonta a principios del siglo XX y que ha ido haciéndose cada vez más habitual, casi cotidiano en el mundo árabe.
Efraim Karsh explica en su libro Islamic Imperialism que según Hassan al-Banna, el maestro de escuela egipcio que fundó la Sociedad de los Hermanos Musulmanes en 1928, el Corán ordena a los creyentes a amar la muerte tanto como otros aman la vida.
En 1938, según relataba el politógolo alemán Matthias Küntzel, Al-Banna publicó su concepto de jihad en un artículo titulado, ni más ni menos, La industria de la muerte – este término, explicaba Küntzel, denota un ideal, y no un hecho aborrecible. Al-Banna escribió:
«Sólo a una nación que perfecciona la industria de la muerte y que sabe cómo morir noblemente, Dios le otorga una vida gloriosa en este mundo y la gracia eterna en la vida venidera».
Este eslogan, comentaba Kútzel, fue tomado de manera entusiasta por las «Tropas de Dios» – como los Hermanos Musulmanes se llamaban a sí mismos.
En tanto, el Muftí de Jerusalén Amin al-Husseini, quien, en palabras de Küntzel, estaba estrechamente vinculado con la Hermandad Musulmana, ya en la primavera de 1933 estaba buscando una alianza con la Alemania Nazi.
Desde ReVista nos preguntamos, y preguntamos, con frecuencia, ¿Dónde está la cobertura? Pero otra pregunta pertinente es, ¿por qué no hay cobertura?
Cuando se aborda el tema del conflicto y, sobre todo, cuando se lo hace desde el marco de las conversaciones de paz, de las circunstancias que las dificultan; cuando se menciona la palabra «intransigencia», las «condiciones» y «pre-condiciones»; es llamativa la falta de cobertura de estos elementos que son parte importante del conflicto.
Un informe del Meir Amit Intelligence and Terrorism Information Center (20 de mayo de 2013) indicaba que:
«La Autoridad Palestina (AP) públicamente apoya el uso de la violencia utilizada en los ataques de la ‘resistencia popular’ tanto directa como indirectamente, aportando ayuda financiera y logística. […] En el ámbito internacional, la AP legitima plenamente la ‘resistencia popular’, a pesar de su agresiva violencia y de las bajas resultantes (un civil israelí fue recientemente asesinado a puñaladas); la AP presenta la ‘resistencia popular’ como una ‘resistencia pacífica’… y como tal, se vende a la comunidad internacional.
[…]
Durante los últimos años, los eventos de la ‘resistencia popular’ han mantenido ocupadas todo el tiempo a las fuerzas de seguridad israelíes en Judea y Samaria, y han ayudado a mantener el tema palestino en los medios de comunicación mundiales y en la agenda política internacional. A pesar de la masiva cantidad de violencia involucrada en la ‘resistencia popular’ y de las bajas entre los civiles y soldados israelíes, los palestinos han logrado promover la falsa impresión de que están librando una campaña de resistencia pacífica y desarmada contra Israel, que es representado como una potencia opresiva y ocupante. Por otra parte, la ‘resistencia popular’ no se ha escapado del control de la AP, que continua con los tradicionales puntos de fricción fijados y su alcance sigue siendo limitado (aunque con la posibilidad de empeorar)».
Evidentemente el liderazgo palestino puede intentar mantener este estado de cosas: una confrontación de «baja intensidad» (si a una confrontación cuyo resultado es la muerte de personas puede calificársela de tal modo; y comparada con la campaña de ataques con cohetes por parte de las organizaciones terroristas en Gaza) que pretende vender al mundo como «resistencia popular o pacífica». Otra bien distinta es que los medios, de manera irreflexiva, sin brindar el más mínimo contexto y tomando, muchas veces, claramente partido, instalen la retórica palestina como un hecho aceptado. Sobre todo cuando, en situaciones similares (la operación francesa en Malí, sin ir más lejos), el abordaje es diametralmente opuesto.
Si existen otros puntos de vista, si existen los hechos incontestables que suponen los artículos, las declaraciones, los eventos y los programas de televisión desde los que se incita a la violencia y desde los que se promueve una imagen vil, no ya del israelí, sino del judío, ¿cómo puede argumentarse la falta de cobertura?
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