Tanto los medios de prensa internacionales, como árabes e israelíes son en su gran mayoría escépticos respecto a la posibilidad de que las negociaciones iniciadas en Washington entre israelíes y palestinos, lleven a un acuerdo de paz real y duradero.
Las razones para el escepticismo son muy numerosas. El columnista de la revista “Time” Karl Vick señala con excelente sentido de síntesis nueve causas principales:
1) La decisión del Primer Ministro israelí Netanyahu de someter el acuerdo a un referéndum. Las chances de un rechazo del pueblo israelí al precio de un acuerdo son muy grandes.
2) La constitución de la coalición de Netanyahu. Es casi seguro que habrá partidos en el gobierno, incluyendo el del propio Primer Ministro, que podrían oponerse a cualquier acuerdo causando una crisis de gabinete que impediría la concreción de un acuerdo.
3) La debilidad de Mahmud Abbas. El líder palestino no se atreverá a último momento a hacer las concesiones imprescindibles para un acuerdo, de manera similar a lo que sucedió con Arafat en el año 2000 por temor a una reacción que lo saque del poder.
4) Hamas sigue en el poder en Gaza. Eso significa que 1.6 de los 4 millones de palestinos quedarán fuera de un eventual acuerdo. ¿Puede hablarse de un acuerdo de paz cuando los que detentan el poder sobre una parte importante del pueblo palestino se oponen drásticamente a él?
5) Hay un interés de ambas partes de mantener un diálogo para aplacar a su propia opinión pública y a la comunidad internacional. Pero prefieren la incertidumbre y relativa inestabilidad del “status quo” al riesgo que implica el otorgamiento de concesiones de largo alcance.
6) El mercado de valores palestino no tuvo ningún alza después de que John Kerry lanzara en la conferencia económica internacional en el Mar Muerto en mayo pasado un grandioso plan de revitalización de la economía palestina con inversiones privadas. Los hombres de negocios árabes y palestinos creen que el Secretario de Estado norteamericano construye castillos en el aire.
7) Muchos palestinos piensan que el proceso de Oslo para la creación de dos países, israelí y palestino, está muerto y que deben apostar a ganar la batalla demográfica en un estado común en el que a largo plazo tendrán la mayoría.
8) Muchos israelíes piensan en los mismos términos. Consideran que no es posible una retirada de colonos israelíes de Cisjordania que pueda satisfacer los reclamos palestinos y por lo tanto la solución de dos estados no es viable.
9) Los norteamericanos están comprometidos. Vick cita al veterano y prestigioso periodista israelí Nahum Barnea, quien recordó que todos los acuerdos entre árabes e israelíes que tuvieron éxito fueron celebrados unilateralmente, sin la intervención de los Estados Unidos. Vick termina citando el cáustico comentario de Barnea : “Washington es un buen lugar para celebrar la obtención de un acuerdo. Pero es un cementerio para las negociaciones”.
Pero aún antes de que se iniciaran las conversaciones se impuso una fórmula norteamericana que ya muchas veces perjudicó a Israel: es necesario hacer gestos para ganar la buena voluntad árabe, aún antes de que se inicie un proceso de negociaciones. La experiencia demostró que esta actitud siempre resultó contraproducente para la paz pero sirvió a los árabes para posar de eternas víctimas a las que se deben reparaciones y por lo tanto tienen derecho a exigir concesiones sin dar nada a cambio. Esto es lo que sucede con la liberación de 104 terroristas palestinos aceptada por el gobierno israelí que ha causado reacciones sumamente negativas en Israel tanto a nivel popular como de prensa. Un prestigioso analista israelí, Barry Rubin pregunta en el “Jerusalem Post” el por qué de esta concesión israelí sin contrapartida ninguna, que no se justifica ni por razones de ganancias diplomáticas, no obtendrá un debido reconocimiento como gesto de buena voluntad por parte de los palestinos y tampoco será debidamente valorada por parte de la comunidad internacional.
Solo en caso de que realmente se obtenga un acuerdo en contradicción con todos los pronósticos realistas, lo que ahora parece un mal comienzo habrá valido la pena. Lamentablemente todos los acontecimientos actuales en todo el mundo árabe parecen indicar que no hay demasiado margen para el optimismo.
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