La Parashá comienza con las instrucciones de Moshé con respecto a la designación de jueces y guardianes que juzguen al pueblo. “Justicia, justicia perseguirás…” les ordena. Estos jueces deben ser incorruptibles, por ello les advierte firmemente contra el soborno, que ciega a los hombres y pervierte la justicia.
Cada caso que se trae a los jueces debe ser investigado meticulosamente, requiriéndose un mínimo de dos testigos confiables para dictar sentencia.
Dice Moshé al pueblo que en cada generación habrá aquellos a los que se les confiará la misión de enseñar e interpretar la ley, debiendo el pueblo oírlos para no desviarse ni a derecha ni a izquierda (usando la expresión bíblica) del camino señalado por Di-s.
Es en esta Parashá que aparecen las leyes de unción de los reyes y sus deberes: No puede ser un extraño de otro pueblo, debe escribir un Sefer Torá y tenerlo siempre consigo, no debe tener gran cantidad de caballos y debe ser siempre humilde ante Di-s.
La idolatría y la hechicería están completamente prohibidas y son castigadas con la muerte.
La Parashá concluye con las leyes de la Ternera Desnucada. Cuando en el campo era hallado el cadáver de un hombre asesinado y no había testigos, los jueces medían la distancia del lugar a las ciudades más cercanas. Los ancianos de aquella que estuviera más cerca se presentaban en un lugar desierto con una ternera que nunca hubiera sido utilizada para nada y la desnucaban, declarando que no habían tenido nada que ver con la muerte de ese hombre.
JUSTICIA, JUSTICIA PERSEGUIRAS
¡QUEREMOS JUSTICIA SOCIAL! ¡QUEREMOS QUE SE HAGA JUSTICIA! ¡QUE LA JUSTICIA FUNCIONE! ¡JUSTICIA PARA…! ¡JUSTICIA!
El clamor por justicia es tan antiguo como la humanidad misma, y es un grito que resuena a lo largo de la historia.
La pregunta es: ¿Qué es la justicia? La respuesta más simple es: Lo contrario de injusticia.
Pero en un sentido más profundo, para que la justicia sea justa (valga la redundancia) debe ser a imitación de la que imparte Di-s. Una justicia basada en la verdad, pero también en la misericordia. Decimos en la plegaria “Uva leTzion”: “Da verdad a Iaakov, misericordia a Abraham”. Esto sobre todo se aplica cuando debemos juzgar a nuestro hermano. El juicio debe ser justo, pero también debemos ser misericordiosos, ponernos en el lugar de aquel a quien juzgamos. Sólo así podremos construir un mundo más justo y cumplir con nuestra misión de construir entre nosotros una morada para Di-s, pues Él solo puede morar donde hay justicia.
Cuando hacer una mitzvá es una hipocresía
Por Naftali Silberberg
El mes de Elul ya está aquí junto a nosotros: un momento de reflexión interna y de tomar decisiones positivas para el año entrante. Muchas veces, este proceso va acompañado de un “dilema ético”: ¿acaso es hipócrita decidir hacer una mitzvá en particular cuando la persona sigue siendo un individuo absolutamente no espiritual? ¿Es correcto que me comprometa a rezar todos los días cuando todavía no estoy dispuesto a renunciar a las comidas no kasher? Este problema se ve especialmente acentuado cuando la persona siente una temporaria inspiración a hacer una mitzvá en particular, pero no está dispuesta a comprometerse a largo plazo. ¿De qué sirve hacer Kidush este Shabat si no lo hice la semana pasada y probablemente la semana que viene a esta altura del día esté jugando un partido de golf? Si las mitzvot tienen que ver con la auto-mejora y el compromiso real, entonces tiene algún sentido hacerlas una sola noche?
La respuesta a este interrogante no es algo claro y bien definido y en realidad depende de la intención dela persona que lleva a cabo la mitzvá. De hecho, la persona que ve las mitzvot y el estilo de vida de la Torá como una forma de alcanzar una existencia espiritualmente saludable, como un sistema disciplinario Divinamente inspirado que les trae felicidad y plenitud a sus adherentes, no tiene motivos para molestarse con una mitzvá que en este momento no es de su gusto y que no va a aumentar su crecimiento espiritual. Además, esa persona no va a contemplar la idea de realizar algunas mitzvot cuando sabe que las otras van a ser ignoradas. El sentido de integridad de esta persona se verá afrontado por una mitzvá que es aparentemente inútil y engañosa.
Sin embargo, a decir verdad, observar las mitzvot no es meramente una panacea que nos imparte toda una vida de dicha espiritual. Sí. Es verdad que la vida que se vive según la Torá ofrece todos los beneficios antedichos, pero esos son solamente “extras”. El sentido de la palabra “mitzvot” es “mandamientos” y ese es precisamente el motivo por el cual las cumplimos: porque somos sirvientes del Todopoderoso y seguimos Sus órdenes.
Al enfocar las mitzvot desde el punto de vista de Dios, en vez de desde un punto de vista egocéntrico, de repente no existe el concepto de “mitzvá hipócrita”. La persona tacaña que decide dar una donación a los pobres tal vez se sienta una hipócrita, pero para el pobre eso no tiene nada de importancia. Lo único que le importa es que finalmente tiene un pedazo de pan para darles de comer a sus hijos. Está bien: el tacaño no es perfecto, ¡pero el acto que hizo sí lo fue! Cada mitzvá que uno hace es bellísima a los ojos de Dios – no importa lo que depare el futuro. Y en verdad, ¿acaso no es eso lo único que cuenta?
(Extraído de www.es.chabad.org)
(Contacto: jabad_esp@yahoo.com.ar)
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