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| jueves abril 25, 2024

La parashá de la semana: Iom Kipur


parasha

ALGUNAS LEYES DE IOM KIPUR

En la víspera de Iom Kipur

Cena Festiva

Antes de que caiga la noche, asegúrese de que tiene una comida festiva completa para que luego no esté hambriento.

Cambie sus zapatos

En Iom Kipur, no usamos zapatos de cuero.

Nota: algunas comunidades tienen la costumbre de usar ropa blanca en Iom Kipur, ya que en este día somos comparados con los ángeles, los cuales no comen.

Encendido de las velas:

Las niñas y todas las mujeres que están en la casa (si no hay una mujer en la casa, el jefe del hogar), deben encender velas 18 minutos antes del atardecer.

Ahora que se ha anunciado la llegada de Iom Kipur, vamos a la sinagoga a asistir a los servicios.

5 Aflicciones en Yom Kipur

No solamente comer y beber, sino también todos los placeres corporales están prohibidos en Iom Kipur. Los Sabios han enumerado cinco aflicciones: Debemos abstenernos de comer, beber, lavar o ungir el cuerpo, usar zapatos de cuero y tener relaciones maritales.

Estas cinco aflicciones corresponden a los Cinco Libros de la Torá, los que aceptamos sin dejar que nuestras necesidades físicas intervengan. También corresponden a los cinco sentidos con los que el hombre cumple mitzvot y comete transgresiones; a las cinco veces que el término nefesh [alma] es mencionado en la lectura de la Torá en Iom Kipur; a las cinco inmersiones del Kohen Gadol en Iom Kipur cuando estaba el Santuario; y a los cinco servicios de plegaria establecidos para el día: Ma’ariv, Shajarit, Musaf, Minjá, y Ne’ila.

Izkor – El Servicio de Recordación

Este breve servicio de recordación tiene lugar luego de la lectura de la Torá y antes de devolver los Rollos al Arca

La costumbre Ashkenazí es que aquel cuyos dos padres están vivos abandona la sinagoga al momento de recitarse Izkor, en las congregaciones sefardíes, en cambio, se acostumbra que todos permanezcan en la sinagoga. Sólo el oficiante recita Izkor («Hamenajem») y cada individuo le da los nombres de sus parientes difuntos para que los incluya en la plegaria colectiva pidiendo misericordia por ellos. Por eso, la costumbre sefardí es recitar la plegaria de recordación en cada Shabat y Festividad.

 

TODO DEPENDE DE NOSOTROS

Se cuenta la historia de Eliezer ben Durdaia, quien había llevado una vida completamente alejada del camino de la Torá, consagrando cada instante a la búsqueda de placeres. Pero un día abrió los ojos y se dio cuenta que se encaminaba a su propia destrucción espiritual. Queriendo arrepentirse, busco la ayuda de las montañas, los mares, el sol, la luna, las estrellas, pero la respuesta fue negativa. Se dio cuenta entonces que todo dependía de él. Se sentó y, completamente arrepentido, comenzó a llorar tan amargamente por sus errores pasados que su alma finalmente abandonó su cuerpo. Entonces una vos celestial dijo: “Rabí Eliezer ben Durdaia será recibido en el Mundo Venidero”. No sólo sus pecados fueron borrados, sino que se le otorgó el título de Rabí, Maestro, porque de él aprendemos el valor del arrepentimiento.

Y nosotros debemos aprender también que en Iom Kipur todo depende de nosotros, no solamente con ayuno y plegarias, sino con un corazón quebrantado. Debemos presentarnos con sinceridad ante el Creador y decir: “Hemos pecado y estamos arrepentidos. Séllanos para bien”. Y si nuestra súplica es sincera, seguramente que seremos sellados para bien.

 

NEILA

Ya el día de Iom Kipur se acerca a su fin. Es la hora de Neilá, la última apelación antes del veredicto. Las Puertas del Cielo se abren y Di-s se sienta en Su Trono para emitir la sentencia.

Si, es cierto, estamos sinceramente arrepentidos de los pecados cometidos contra Él. Pero qué pasa con los pecados cometidos contra nuestro prójimo. ¿Ya le pedimos perdón? ¿Hemos tratado de reparar el daño que le hemos hecho? ¿Hemos pagado lo que le debemos?

¡¡¡¿Qué ESTAMOS ESPERANDO?!!! ¡¡¡NEILA SE ACERCA!!! ¡¡¡CORRAMOS HACIA NUESTRO HERMANO Y PIDAMOSLE PERDON ANTES QUE LAS PUERTAS DEL CIELO SE CIERREN Y SE SELLE EL VEREDICTO!!! ¡¡¡GMAR JATIMA TOVA!!!

 

La Plegaria del Cantonista

Por Tuvia Bolton

 

Llegó a un pueblito y le indicaron que todos los judíos habían viajado a Vitebsk para el Día del Perdón. Estaba desesperado, ¿cómo estaría el día más sagrado del año sin minián (quórum de 10 hombres)? «Rabino» -le dijo un campesino- a dos horas de aquí hay un pequeño poblado de Cantonistas (judíos que habían sido arrancados por orden del Zar de sus hogares, cuando eran pequeños. Eran torturados y educados a la fuerza para que olvidaran su judaísmo. Permanecían en el ejército hasta por 25 años).

«Son en realidad un poco extraños, pero son los judíos que habitan más cerca de este lugar». Apresuradamente Rabi Mordejai se dirigió allí. Fue recibido calurosamente por los Cantonistas que se alegraron inmensamente al enterarse que rezaría junto a ellos un verdadero rabino. Sólo pusieron una condición. «Usted dirigirá todas las Plegarias, con excepción de Neilá (la última de Iom Kipur), que será dirigida por uno de nosotros». Después de una hora estaban todos reunidos, envueltos en la sagrada atmósfera de Iom Kipur y transportados por las Tefilot de Rabi Mordejai. Éste a su vez sentía que algo especial estaba sucediendo. Se encontraba con hombres que habían pasado por el infierno, sólo por el hecho de ser judíos. Su alma se elevó con las Plegarias y así pasó la noche y luego el día. Finalmente llegó el momento de Neilá. Era el turno de ellos. Rabi Modejai tomó asiento y esperó para ver qué sucedería. ¿Qué tipo de rezo especial tenían preparado?

Uno de los Cantonistas se puso de pie, se paró en el podio y comenzó a desabrocharse y luego quitarse la camisa. El rabino quiso protestar, ¡no es correcto quitarse la ropa en una Sinagoga! Pero la camisa se deslizó de los hombros y dejó a la vista cientos de cicatrices; años y más años de profundas cicatrices… cada una de ellas porque este hombre se había negado a abandonar al Di-s de Israel.

Rabi Mordejai ahogó un grito y un torrente de lágrimas se deslizó de sus ojos.

El Cantonista elevó sus manos al Cielo y dijo en voz alta: «¡Di-s, envíanos al Mashiaj! ¡Redime a los judíos ahora! No te lo pido en mérito a nuestras familias, pues no las tenemos. No lo solicito por nuestro futuro, pues no tenemos futuro. No lo hago por el bien de nuestros hijos, o de nuestra comodidad, o reputación, pues carecemos de todo ello. Sólo te pedimos que… lo hagas en mérito de Tu Gran Nombre» Entonces vistió nuevamente su camisa y comenzó a rezar.

Eso es lo que pedimos en el Día del Perdón:

«Di-s, el mundo ha sufrido lo suficiente. Sólo envíanos al Mashiaj pues Tu eres bueno». (Extraído de www.es.chabad.org)

 

EN MEMORIA DE BARUJ BEN JAIM TZVI HALEVI WINICKI Z´´L

 
Comentarios
Victoria Marta Cukiernik

GMAR HATIMA TOVA

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