En su edición del sábado 2 de agosto, la página necrológica del diario parisino Le Figaro publicaba escuetamente que el día 29 de julio del 2008 había fallecido en la ciudad francesa de Cannes, a la edad de 94 años, Gustave Leven, quien fuera presidente honorario y ex director general del Source Perrier Group, adquirido en 1992 por Nestlé.
El anuncio decía que el funeral tuvo lugar en la intimidad familiar.
Gustave Leven nació el 7 de marzo de 1914 en París. A los 33 años trabajaba con su padre George, un agente de cambio. En 1947, el progenitor de Gustave, le encomienda a su hijo encontrar un comprador para una pequeña fuente de agua localizada en Vergèze, en el Gard.
Vislumbrando el negocio, el joven Leven se interioriza de los aspectos atinentes y realiza un concienzudo estudio de mercado.
Ya imbuido del conocimiento necesario, desarrolla un proyecto de factibilidad y decide abordar el emprendimiento para adquirir el manantial y fábrica de embotellamiento.
En primera instancia, Gustave le propone el negocio a Samuel Bronfman, el fundador del grupo de bebidas alcohólicas Seagram y amigo de su familia.
Al no obtener una respuesta satisfactoria, Gustave Leven se decidió a encararlo por su cuenta al comprar la propiedad e implementar la modernización de la planta de producción de Perrier, que había tenido un declive y casi dejado de funcionar en la época de la Segunda Guerra Mundial.
El genio y la enorme capacidad de Gustave, al cabo de un tiempo, lograron posicionar el agua mineral Perrier, como la marca por antonomasia más famosa y líder mundial.
Ampliamente conocido en el mundo empresarial, Gustave Leven, el ‘hombre que se mueve’ como se lo conocía en los mercados de valores, tuvo una faceta casi ignorada. Fue tal vez , el más grande filántropo y benefactor del Estado de Israel.
El rasgo distintivo de Gustave Leven, fue el haber sido un donante absolutamente anónimo, lo que engrandece su conducta y lo eleva al pedestal de Tzadik (Justo), umbral que alcanzan muy pocas personas.
Innumerables hospitales, comedores infantiles, internados de estudiantes, escuelas técnicas, fueron favorecidas por el caritativo Leven, quien no tuvo hijos, pero inculcó en sobrinos y parientes el sentimiento por la solidaridad, al crear la Fundación Sacta- Rashi en Israel, y canalizar a través de ella millonarios aportes propios y de donantes de diferentes países del mundo a los que convocaba, con la exclusión de aquellos empresarios que habían logrado su fortuna en el continente africano.
Se le atribuye haber sido el primer donante de un millón de dólares entregados en una valija, para desarrollar Dimona, hecho que confirmó Shimon Peres.
Se estima que durante su extensa trayectoria, hizo donaciones a Israel que alcanzaron los mil millones de dólares, y que consiguió una suma equivalente de poderosos empresarios judíos del mundo, estimulados por su ejemplo.
Leven, siempre se negó a que pusieran algo a su nombre en ninguna de la obras que ayudó a construir. No participó en campañas políticas ni tuvo injerencia en ningún partido . No realizó inversiones ni pretendió nunca obtener ventaja alguna.
En una oportunidad le fue otorgado un Título Honoris Causa por la Universidad Ben-Gurión del Negev y declinó que hicieran un gran evento, por lo que fue recibido en la Rectoría, en presencia de su familia y un reducido número de personas.
Contrariando lo que su exacerbada humildad hubiese querido, el Estado de Israel y el pueblo judío, deben llorar el fallecimiento de Gustave Leven y rendirle el merecido homenaje a un grande de esta generación. Que dejó de herencia la mayor fortuna: su nombre, de bendita memoria.
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