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| viernes abril 26, 2024

“Quien No Estuvo Allí, Nunca Podrá Comprenderlo”

40 Años De La Guerra Más Traumática De Israel.


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“Aquel que no estuvo entonces aquí, no puede imaginar cuán aguda era la sensación de traición, cuán fuerte la ira”, escribió el destacado periodista israelí Najum Barnea en el periódico “Yediot Hajaronot”, pocos días antes de cumplirse , de acuerdo al calendario hebreo, el cuadragésimo aniversario de la Guerra de Iom Kipur, o sea del Día del Perdón. “No porque tantos murieron- en la guerra de Independencia murieron más- sino porque murieron en vano”.

La traición, de las autoridades. La ira, contra el gobierno y todos aquellos que no habían comprendido lo que estaba por ocurrir. Y contra los jefes del ejército que aseguraban que Israel no estaba al borde de una guerra, porque los árabes no osarían lanzarla.

Aquella guerra de hace cuatro décadas, quedó grabada en la memoria nacional de Israel, como un terrible enfrentamiento que podría haber sido evitado, o que al menos, habría cobrado un precio infinitamente menor al pagado (2656 jóvenes muertos, miles de heridos y lisiados), de no ser por lo que se vio como la “arrogancia” de sus líderes y jefes militares, que no supieron analizar correctamente la situación. Se encerraron en una sola forma de pensar y no comprendieron que lo que sucedía en el terreno, indicaba que Israel estaba por ser atacado.

Los movimientos de tropas en Egipto eran vistos por el entonces Jefe del Servicio de Inteligencia militar General Eli Zeira, como una gran maniobra del ejército egipcio, por lo cual hasta último momento no fueron reclutados reservistas y los pocos que sí fueron llamados, deberían haber recibido órdenes de presentarse, mucho antes. La demora fue fatal.

Pero el problema no radicó en el hecho que hubo una equivocación de interpretación, sino en lo dramático de dicho error y en la comprensión, inmediatamente después, que su origen era lo que se conoció como “la concepción” según la cual los árabes no estaban prontos para atacar y no osarían hacerlo. De fondo estaba la imponente victoria militar de la guerra anterior, la guerra de los Seis Días de junio de 1967, en la que Israel podría haber sido cortado fácilmente en dos, pero terminó conquistando territorios en todos los frentes, pasando los combates claramente a territorio enemigo.

Eitan Haber, autor de “La Guerra”-un léxico sobre la guerra del Día del Perdón que de cara a los 40 años se publicó en una nueva edición, actualizada-, con decenas de años de experiencia como cronista militar, dice hoy a “La Razón” : “Los israelíes , hasta esa guerra, medíamos más de dos metros. La guerra de Iom Kipur nos devolvió a nuestro tamaño normal…nos cortaron las piernas…o la cabeza. La sorpresa fue tremenda, porque nos creíamos los mejores, los dueños del mundo”.

Hoy sostiene que aquella guerra cambió en todo a Israel. “Nada es igual que antes”. En la política, se perdió la confianza en los gobernantes. El ejército de Israel, que era una “vaca sagrada”, se convirtió en blanco legítimo de críticas. Y la sociedad quedó – al menos aquellos algo más de dos millones de israelíes que había entonces-bajo el duro efecto de la guerra.

El General (retirado) Shlomo Gazit, que tenía a su cargo en aquella guerra la Información y Esclarecimiento, asegura que “la sorpresa fue muy preocupante, porque además del estallido mismo de la guerra, vimos que los ejércitos de Egipto y Siria que nos atacaron, eran distintos de los que habíamos enfrentado en el 67”. Agrega que “en algún momento llegamos a dudar si podríamos repeler los ataques”.

Eitan Haber , que a los 33 años era entonces corresponsal militar del “Yediot Aharonot”, hace hincapié en la “arrogancia”. “Le pregunté personalmente a Shmuel Gorodish (jefe del comando sur del ejército), en qué se equivocó”-relata a este diario. “Y me dijo: creí que estaba en el séptimo día de la guerra de los Seis Días”.

Y Shlomo Gazit , en conversación con “La Razón”, analiza un error de la arena política que considera puede ser peligroso también hoy. Afirma que después de la guerra de los Seis Días en el 67, hubo alguna iniciativa política egipcia, a la que Israel no dio crédito. “En Israel no se creía en absoluto que podía existir la posibilidad que un país árabe acepte nuestra existencia en la región y esté dispuesto a llegar a un acuerdo”, recuerda. “Y yo creo que Egipto nos atacó no para tomar el Sinaí, sino para destrabar lo que no se movía políticamente desde 1967”.

Pero luego, aclara: “Para el pueblo egipcio el trauma del 67 había sido tan profundo, que necesitaban un logro militar que rehabilite la moral nacional”. Eso es lo que les dio la guerra “de octubre”, como la recuerdan hasta hoy, 40 años después.

Uno de los ejemplos más claros de ello se halla hasta hoy en el Museo dedicado a dicha guerra, que se halla en El Cairo. “La guerra duró 24 días”, recuerda Gazit, “pero el museo está dedicado únicamente a los tres primeros días y luego, nada”. Fueron los días de gran avance militar egipcio, lo que dejó a Egipto la sensación de que ganaron la guerra, aunque el resultado final, fue otro.

Sin esa sensación de honor recuperado, el Presidente egipcio Anwar el-Sadat-que fue quien atacó a Israel el 6 de octubre de 1973- no habría llegado de visita a Jerusalem cuatro años después, en noviembre de 1977. “Sin esa guerra, no se habría llegado a la paz con Egipto”, asegura Gazit.

El doloroso origen de la ira

Cuenta el periodista Najum Barnea:

“Me encontré con Lova Eliav (J.B: político laborista) poco tiempo después de la guerra. Qué hará Moshe Dayan (J.B: Ministro de Defensa en la guerra), pregunté. “Tengo para él un puesto”, me respondió. “Que sea hasta su último día jardinero en un cementerio militar”. No era sencillo para Lova Eliav, el político más positivo en el estado de Israel, pronunciar una frase tan cruel como esa. Dayan falleció en 1981 y fue sepultado en el cementerio de Nahalal, no lejos de la tumba de Moshe Iafe, que murió en el Sinaí en la guerra del 73. Su padre Reuven descubrió que a determinada hora de la tarde, la sombra de la tumba de Dayan tocaba el borde de la lápida en la tumba de su hijo. Exigió alejar la tumba de Dayan de la tumba de su hijo”.

 
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