La Fundación para la Defensa de las Democracias, organización independiente norteamericana especializada en seguridad y política exterior, y el centro de estudios económicos Roubini Global Economics han elaborado un informe de gran interés y titulado “¿Cuánto tardará Irán en quedarse sin dinero? El Impacto de las sanciones en las reservas de divisas y la balanza de pagos”, cuyas líneas maestras han sido dadas a conocer a primeros de mes.
El documento tiene un notable de sentido de la oportunidad, puesto que en tan sólo dos semanas tendrá lugar una reunión del grupo P5+1 (los cinco miembros estables del Consejo de Seguridad de la ONU –EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia– más Alemania), creado en 2006 para negociar con Irán la cancelación de su programa de armamento nuclear. A esta circunstancia se añade el hecho de que el Congreso norteamericano está decidiendo en estos momentos los términos del probable endurecimiento de las sanciones al régimen de los ayatolás.
De acuerdo con los datos recogidos en este informe, Irán está a menos de un año de alcanzar la capacidad necesaria para comenzar a fabricar armamento nuclear, a pesar de que las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional buscaban precisamente evitar este resultado. Paralelamente, el régimen iraní cuenta con fondos y recursos que, aun con las restricciones impuestas, le podría permitir aguantar durante ese mismo periodo o incluso un tiempo superior. El momento, pues, es crítico.
En virtud de esta situación de frágil equilibrio, los autores del documento proponen nueve medidas a EEUU y sus aliados para acelerar la crisis de la balanza de pagos iraní y presionar sobre las reservas de divisas del régimen, con el fin de forzarlo a abandonar su programa nuclear.
- Sancionar a cualquier institución financiera que proporcione a Irán acceso a sus reservas en el extranjero.
- Reducir sensiblemente las importaciones autorizadas de crudo iraní.
- Pedir a los países que compran petróleo iraní que reduzcan sensiblemente sus exportaciones a Irán de productos que no sean de carácter humanitario.
- Pedir que una parte de los depósitos financieros de Irán sean utilizados sólo con fines humanitarios.
- Poner bajo vigilancia los sectores adicionales de la economía iraní en manos del régimen, incluidos los relacionados con la minería, la ingeniería y la construcción.
- Endurecer las sanciones para prohibir a Teherán el acceso al mercado del oro, a fin de que no pueda reponer sus reservas de divisas.
- Imponer sanciones más duras a las exportaciones de Irán que no tengan que ver con el crudo.
- Ampliar la definición de “sanciones de crudo” a todos los productos derivados del petróleo.
- Imponer sanciones adicionales contra los holdings y fondos de inversión controlados por Teherán.
De acuerdo con este informe, el establecimiento de un programa de medidas sancionadoras como el propuesto aumentaría la presión política doméstica sobre el presidente iraní, Hasán Ruhaní, cuya principal promesa al acceder al cargo fue precisamente alcanzar un acuerdo con las potencias occidentales para estabilizar la economía. El endurecimiento de las sanciones podría hacer ver a las autoridades iraníes que sin un acuerdo a corto plazo el desastre económico estaría garantizado.
Las consecuencias que una implosión de la economía tendría en términos de agitación popular es, tal vez, el argumento de más peso para hacer que los jerarcas iraníes sacrifiquen sus pretensiones nucleares a cambio de permanecer en el poder. En este caso, se trataría simple y llanamente de una cuestión de supervivencia política.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.