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| viernes abril 19, 2024

La realidad sobre el petróleo y el gas en el Mediterráneo Oriental


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Este mes, a Israel y Chipre les han recordado una lección muy importante sobre la búsqueda de petróleo y gas en sus aguas: nada es seguro hasta que se empieza a perforar. El Líbano debería prestar atención al respecto.

A principios de septiembre, sin ir más lejos, Shemen Oil and Gas Resources -una compañía israelí presidida por Gabi Ashkenazi, antiguo Jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel- dijo que uno de los yacimientos en los que querían realizar prospecciones mostraba “indicios significativos” de poseer gas natural y, posiblemente, incluso petróleo. Sin embargo, tras realizar las perforaciones, el pozo (conocido como Yam-3) resultó estar seco. Nada de gas. Nada de petróleo. Nada de beneficios inesperados.

En Chipre, el chasco fue menor, pero, aún así, resultó significativo para las infraestructuras de exportación de gas que la isla espera crear. El 3 de octubre, la empresa Nobel Energy, con sede en EEUU, revisó a la baja su estimación de la cantidad de gas que posee el yacimiento Afrodita. Las previsiones iniciales calculaban una media de aproximadamente 7 billones de pies cúbicos [cerca de 200.000 millones de metros cúbicos].

Tras perforar un segundo pozo de sondeo para juzgar mejor cuánto había abajo en realidad, Nobel dijo que la cantidad media de gas es de sólo 5 billones de pies cúbicos. Como consecuencia, al parecer, Chipre deberá retrasar sus planes de construcción de unas instalaciones para gas natural licuado.

¿Y qué tiene esto que ver con el Líbano?

Para empezar, ésta es la primera mala noticia que aparece respecto a la cuenca del Levante, la única que se encuentra dentro de la zona económica exclusiva del Líbano. Un estudio muy publicitado, realizado en 2010 por el Servicio de Estudios Geológicos de Estados Unidos, calculó que en la  cuenca había “una media de 1,7 millones de barriles de petróleo recuperable y una media de 122 billones de pies cúbicos de gas recuperable”. Hasta hace poco, antes y después de que se hiciera público el estudio todas las noticias relativas a la cuenca del Levante eran de un hallazgo de gas tras otro.

Las recientes decepciones no demuestran en absoluto que el estudio estuviera equivocado o que la cuenca esté vacía; simplemente, suponen un importante recordatorio de que, hasta que no se perfora el lecho marino, las estimaciones siguen siendo eso: estimaciones.

La clase política de Beirut haría bien en recordarlo.

Mona Sukarieh, que trabaja en la consultora Middle East Estrategic Perspectives. resumió muy bien los problemas relativos a las actuales debates sobre petróleo y gas en Oriente Medio. Como escribió en un correo electrónico dirigido a NOW:

En el Líbano tenemos un grave problema de retórica. La clase política y los medios ya se refieren al Líbano como ‘balad nafti’ (país rico en petróleo), años antes de que se realice la primera perforación, y pese al hecho de que los estudios hablen más de posibles recursos gasísticos que de petrolíferos.

De hecho, a comienzos de este año, carteles publicitarios con el logotipo del Ministerio de Energía prometían sanidad gratuita, un Ejército completamente financiado y muy mejorado, y una especie de tren bala, entre otras cosas. Al abrir la primera ronda de concesión de licencias-  -que, en realidad, aún no ha comenzado- Bassil [el ministro de Energía] llegó a mostrar a los asistentes un vídeo basado en un cómic, en el que se promete solucionar todos los problemas del país.

La prospección sísmica de la costa libanesa ha sido muy prometedora, pero lo potencial no llena de dinero las arcas del Estado.

Como señaló Sukareh en un intercambio de correos electrónicos, “un yacimiento es  comercialmente viable si puede extraerse el petróleo o el gas obteniendo un beneficio”.

Es completamente posible que en los primeros pozos de exploración y sondeo excavados en el Líbano no se logre encontrar nada, o sólo cantidades tan pequeñas que las empresas que tengan que invertir (es decir, pagar millones de dólares) para la extracción consideren que el negocio no vale la pena. Si las empresas internacionales perdieran dinero al extraer gas o petróleo, simplemente lo dejarían donde está.

Además, debemos recordar que la mayoría de quienes hablan del atractivo de las aguas del Líbano van a ganar dinero con todo esto, pase lo que pase. Los representantes libaneses tienen interés en exagerar el potencial para atraer el interés y las inversiones. El país ya ha ganado 34 millones de dólares con la venta de datos sísmicos; las empresas que realizaron las prospecciones también han ganado mucho, y realizan predicciones igual de halagüeñas.

¿Lo acontecido en Israel y Chipre significa que el Líbano nunca será rico en recursos naturales? No, pero que se produzcan grandes hallazgos en esos países tampoco prueba que los dólares vayan a empezar a caer en el país del Cedro de un día para otro. De hecho, hasta que la clase política no espabile y prosiga con las concesiones de licencias, todo lo que se diga sobre riquezas y recursos es poco más que pura especulación. En estos momentos, la transparencia, el buen gobierno y la despolitización de todo el proceso para poder avanzar deberían ser el principal interés del Líbano, no lo “rica en petróleo” que va a volverse la nación.

NOW

 

http://elmed.io/la-realidad-sobre-el-petroleo-y-el-gas-en-el-mediterraneo-oriental/

 
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