Pasado un mes de las elecciones municipales, asentado el polvo de la campaña electoral y conocidos los intendentes y los integrantes de los consejos locales, los analistas – académicos, políticos, gubernamentales – procuran interpretar los resultados. ***
La participación fue baja: 51.1% – frente a 51.9% en las elecciones anteriores en 2008. No hay ninguna población judía o de población mixta (Haifa, Acco, Lod, etc.) que haya logrado más del 80% de participación. En el sector árabe, el mínimo fue del 80%, llegando en algunos poblados a una participación de 96% (76% en 2008).
ORIENTACIÓN ELECTORAL
Los comicios municipales se han convertido en la vía de expresión política más importante del sector árabe en Israel. Según el Dr. Nohad Ali, de la Universidad de Haifa y de la Academia de Galilea, esto es resultado de un proceso de 4 etapas:
- La orientación oficial: característica de los primeros años después de la Guerra de la Independencia: se votaba de acuerdo a la indicación/presión de las autoridades militares que administraban a la población no judía del naciente país. Este régimen fue anulado en 1966, siendo Levy Eskol el Primer Ministro de Israel;
- La orientación ideológica: hasta el comienzo de la década del 90 se votaba por los partidos sionistas, según intereses sectoriales. El sector árabe solía participar activamente en el proceso electoral, no por razones ideológicas sino por cálculos pragmáticos
- La orientación tribal: los candidatos eran determinados por los jefes tribales y la población votaba por ellos en forma disciplinada. En algunos casos hubo elecciones primarias dentro de algunas tribus/jamulas, pero una vez determinados los candidatos, todos votaban al unísono.
- La orientación de sectores de intereses: comenzó en las recientes elecciones, frente a las cuales algunas tribus/jamula presentaron más de un candidato, no concertados, según fracciones internas.
FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO
Con la radicalización religiosa a fines del siglo pasado, se pasó a un boicot a la participación árabe en las urnas israelíes, para que no se interprete por una parte que el voto es un reconocimiento a la soberanía judía, y por otra parte para protestar tanto por la prolongación sin solución del conflicto judeo-palestino como por la discriminación a la que están sometidos (además de destacar que la participación en la Knesset es inoperante).
La corriente islamista se dividió en 1996 en el «sector norte» que no participa de las elecciones, y el «sector sur», que sí participa pues considera que no hay contradicciones entre ideología y política en un país con características occidentales. (La distinción «norte» – «sur», no es necesariamente geográfica).
Los dos sectores mantuvieron tratativas de unificación, pero los del «norte» exigían que no hubiera participación en el proceso electoral parlamentario de Israel, y no hubo posibilidad de entendimiento dado que los del «sur» consideran que la actividad política es una forma de «yijad civil» que no contradice al Corán.
En cuanto al nivel municipal, las dos fracciones participaron de los comicios para los consejos municipales, evitando presentarse como aspirantes a presidir las Intendencias. Hasta se dieron casos que si había un candidato de una de las fracciones, no se presentaba otro de la fracción opuesta – es decir, no había luchas políticas municipales entre los activistas del Movimiento Islámico de Israel.
Podemos señalar tres razones para esta conducta:
A – La no participación es expresión de la radicalización religiosa por la que atraviesa la opinión pública árabe, que lleva al extremo de negar todo lo que sea israelí, incluso la existencia del país como tal;
B – Algunos interpretan que la participación en las elecciones es índice de debilidad, dado que los intentos de acercamiento a los sucesos nacionales conducen a la confusión ideológica y al alejarse de la ideología islamista – es decir, si bien la preocupación es ideológica, se destacan razones meramente instrumentales.
C – Otro sector señala que el enfrentamiento electoral contradice los principios religiosos fundamentalistas, alegando que si un candidato representa a la religión como tema central, el estar en contra de ese candidato es estar en contra del principio de islamización masiva que se pregona. Por lo tanto, el individuo puede actuar como desee – votar o no hacerlo – pero el Movimiento Islámico como organización no se expone a contradicciones ideológicas. Esto ha provocado p.e. que en Um-el-Fajem, hervidero del movimiento islámico de Israel con 50 mil habitantes, la participación en las elecciones municipales bajó de 80% en 2008 a sólo 67% en 2013.
EL VOTO FEMENINO
El tema fue analizado por la Dra. Taghreed Yahia-Yunis, de la Universidad de Tel Aviv. Si bien los datos oficiales aún no han sido publicados, se pueden distinguir ciertas conclusiones indicativas.
Por lo general, las mujeres no son sector decisivo en las elecciones nacionales de un país, a excepción de los países escandinavos. Muchos sostienen que las mujeres generalmente no compiten en elecciones de carácter nacional, pero serían más activas a nivel municipal pues es más cercano a su mundo de preocupaciones e interés: el hogar, la educación, la seguridad en las calles, etc.
Frente a estas elecciones, se presentaron 302 candidatas árabes para los consejos municipales, 42 de ellas en ciudades mixtas, pero sólo una para intendente, la polémica MK Janin Zohabi, parlamentaria israelí ligada a frecuentes escándalos políticos y de identidad, quien sólo obtuvo el 10.4% de los votos de sus conciudadanos al intentar regir los destinos de Nazareth, la ciudad árabe de mayor tamaño en Israel: 74 mil habitantes.
Intentando delinear un perfil de las candidatas árabes a las elecciones municipales, encontramos que se trata de mujeres con educación formal – profesional y/o universitaria -, entre las edades de 25 a 56 (edad promedio: 39 años), la mitad de ellas casadas y con 2-4 hijos. La casi totalidad de ellas no ligadas a los partidos políticos tradicionales.
¿A que se deben estos cambios? En los últimos semanifiesta gran incremento de mujeres árabes que activan en organismos femeninos por derechos sociales, en instituciones que luchan contra la violencia de género, en movimientos femeninos democráticos, etc.
PATOLOGÍAS CRÓNICAS
No podían faltar las acusaciones a los judíos y al gobierno israelí de los males que caracterizan a los árabes de Israel y a sus mecanismos municipales. «Los árabes tienen restricciones muy intensas y no reciben en forma equitativa todos los servicios de la autoridad central», insisitió el Cr.Ziyad Abu Habla, de la Universidad de Tel Aviv. Según él, un 73% de los hombres árabes participan del mercado laboral, mientras que los del sector judío son el 80%; sólo un 23% de las mujeres árabes trabajan, mientras que el 76% de las mujeres judías sí lo hacen.
También es dispar el nivel socio-económico: el gasto familiar promedio del sector judío es de NSI 5,500, mientras que el árabe es de NSI 4,200; el ingreso p.c. del sector árabe es de NSI 1,237, mientras que el del sector judío es de NSI 3,730; la contribución estatal para educación es de NSI 760 por alumno en el sector judío, mientras que los alumnos árabes reciben sólo NSI 150 per capita.
Según estos datos, se produce una creciente polaridad que conduce a dificultades de presupuesto: 93% de las intendencias del sector árabe están incluidas en planes de saneamiento administrativo, y en un 60% opera un interventor contable externo.
Las quejas continuaron:
- Falta de liderazgo apropiado, con capacitación formal o experiencia administrativa;
- Pobreza, que limita la posibilidad de recaudación municipal: mientras que en el sector judío un 62% paga regularmente sus impuestos municipales, sólo el 23% del sector árabe lo hace;
- Discriminación presupuestaria constante, tanto de los presupuestos regulares como de los de desarrollo.
- Limitaciones de programación y desarrollo, pues en los municipios árabes no hay terrenos para desarrollo industrial, comercial y ocupacional. Se dio como ejemplo más notable la ciudad de Nazareth que con unos 70 mil habitantes tiene sólo 15 hectáreas de zona industrial, y la vecina Nazareth Illit (Superior) con 45 mil habitantes tiene 600 hectáreas de área industrial;
La lista fue mucho más larga.
LA OPINIÓN GUBERNAMENTAL
El Director de la Sección Municipios del Ministerio del Interior, Mordechai Cohen, refutó punto por punto lo expuesto, destacando que es «muy cómodo lanzar lemas sin asumir responsabilidades», ejemplificando sus argumentos. Las respuestas fueron muy concisas, detalladas y convincentes. Las dificultades existentes no son exclusivas del sector árabe, y son similares a gran número de municipios judíos.
Se negó rotundamente la existencia de discriminación gubernamental oficializada, pero es cierto que hay temas que necesitan ser revisados, como el de las áreas industriales y comerciales en el sector árabe, facilitando terrenos adyacentes que permitan ese desarrollo. Permanentemente el Ministerio del Interior anuncia iniciativas destinadas a capacitar a los intendentes y a los integrantes de los consejos municipales, se ofrecen ayudas profesionales por intermedio de mentores y cursos especializados, refuerzos administrativos para nivelar el funcionamiento regular, etc.
El Sr. Cohen insistió en la necesidad imperiosa de asegurar la gobernabilidad de los municipios, incluso los del sector árabe, pues de lo contrario se atenta a la estabilidad interna del país.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
El Abogado Aaref Krayem, Director del Centro INJAZ para la gobernabilidad profesional árabe, destacó que tras tres años de actividad, ponen acento en aquellas dificultades crónicas que atrasan o impiden el desarrollo del gobierno local: conocimiento de los mecanismos oficiales y cómo conectarse con ellos; mejoramiento de las capacidades operativas de los empleados municipales; capacitación en relaciones públicas con las autoridades y con el público al que sirven; instrucción en cuanto a los mecanismos democráticos que caracterizan las organizaciones modernas; identificación de los desafíos que impone la vida urbana moderna occidental contrariamente a la forma de vida tradicional; conocimiento de los cambios globales: tecnología, comunicaciones, derechos civiles, democracia, libre movimiento de personas, capitales y mercaderías; etc.
Los logros son evidentes: más participación de jóvenes con preparación universitaria en los puestos de administración municipal; debilitamiento de las limitaciones políticas y tribales tradicionales; mayor participación de los procesos electorales; mejora en la recolección de impuestos.
Se nota cada vez más que va en aumento el entender de la necesidad de reforzar la administración local, apoyar sus iniciativas, pagar los impuestos requeridos; ayudar en el logro de los objetivos municipales, y es de confiar que en diez años más de esfuerzos constantes todo el panorama municipal árabe de Israel habrá de verse completamente distinto a su estado actual.
***Seminario organizado por el Instituto Dayán de Estudios del Medio Oriente y África de la Universidad de Tel Aviv
y el Fondo «Konrad Adenauer Stiftung» de Alemania dedicado a desarrollar programas de Cooperación Judeo-Árabe
Lic. Samuel Leillen – 24.11.2013
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