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| lunes diciembre 23, 2024

El Acuerdo de Ginebra: La ruta a los cambios históricos en el Medio Oriente, liderado por la administración estadounidense


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Introducción

Se trata de un documento inicial que analiza las consecuencias para el Medio Oriente al Plan de Acción Conjunto firmado en Ginebra por Irán y el grupo de los 5 +1 el 24 de noviembre del 2013, y las raíces del cambio de política de Estados Unidos que llevó a este acuerdo. Este cambio de política concierne no sólo a Irán, sino también a la totalidad de mundo árabe y musulmán.

Este trabajo se centra en los acontecimientos recientes y en la cristalización de cambios históricos. Este no pretende explicar todo el espectro de los acontecimientos en el Medio Oriente a medida que ocurren, sino que establece las líneas generales de este cambio histórico en la política estadounidense respecto al mundo árabe y musulmán según lo revelado por el acuerdo de Ginebra, por lo que condujo a este, y por la dirección a la que conduce.

La nueva política estadounidense tiene ramificaciones geoestratégicas para la región, y en este sentido, constituye una parte de la realidad del Medio Oriente no siendo este un asunto aislado, estrictamente doméstico «norteamericano». Más bien, está conformando la realidad del Medio Oriente que nosotros en MEMRI leemos en los medios de comunicación de la región.

La nueva directriz de los Estados Unidos es histórica; El tema nuclear de Irán es sólo un elemento de la misma

Desde su discurso del 2009 en Praga sobre la no proliferación de armas nucleares, el Presidente Obama ha hecho hincapié tanto en su visión de un mundo sin armas nucleares y su promesa a los aliados de Estados Unidos en el Medio Oriente que impedirá que Irán las obtenga.

El acuerdo de Ginebra, si se lleva a cabo – teniendo en mente la década de un engaño demostrado por Irán – en efecto, proveen una respuesta a la amenaza de una bomba nuclear iraní, al menos por los próximos seis meses. De hecho un acuerdo final puede también ser alcanzado, si la atención se centra únicamente en una bomba nuclear, y esto también dará una respuesta a esta amenaza.[1]

Sin embargo, la amenaza del régimen iraní a toda la región y a nivel internacional nunca ha sido únicamente la de una bomba nuclear. Más bien, es una amenaza porque es un régimen revolucionario islámico ideológico, que amenaza abiertamente a los otros regímenes en el Medio Oriente con incitación ideológica y actividades subversivas. Para ello, utiliza a organizaciones militares e ideológicas, por el deseo de exportar la revolución islámica y socavar a los regímenes existentes. Respecto a los Estados Unidos e Israel, esta amenaza se manifiesta en la ideología del lema del régimen iraní «Muerte a Estados Unidos» y «Muerte a Israel»;[2] en el plano internacional, se manifiesta en sus intentos de socavar el orden mundial, con todas sus instituciones y sus resoluciones – el Consejo de Seguridad de la ONU, la Agencia Internacional de Energía Atómica y en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares – y en actividades terroristas en todo el mundo, incluyendo el intento de asesinato al embajador saudita en los Estados Unidos Adel Al-Jubeir en octubre del 2011..

Respecto a esta amenaza integral que representa el régimen iraní, el acuerdo de Ginebra constituye un refuerzo fenomenal para el poder geoestratégico de Irán respecto a los países de la región, y mejora los esfuerzos de Irán en lo referente a la subversión en la región y a nivel internacional.[3] Este reconoce a Irán con un estatus hegemónico de un estado en el umbral de capacidad nuclear en relación a todas las otras fuerzas en el Medio Oriente, el último tendrá que ponerse de acuerdo con esto y bien someterse a la hegemonía de Irán o pagar un alto precio por su seguridad y supervivencia.

Así, mientras que el acuerdo de Ginebra elimina la amenaza de una bomba, crea una amenaza mucho más grave multidimensional para los países de la región – todos lo cual son aliados de larga data de los Estados Unidos. El acuerdo cambia las relaciones de poder geoestratégico del Medio Oriente y sustituye a la hegemonía árabe sunita, que durante décadas mantuvo el status quo prooccidental en el Medio Oriente, con la hegemonía iraní, que permanece como antioccidental como siempre lo ha sido. Como un estado en el umbral de su capacidad nuclear, un Irán hegemónico, será en el futuro una amenaza para Europa y más tarde para los Estados Unidos también.

Las raíces de los acuerdos de Ginebra, y el cambio histórico al que conduce

El acuerdo de Ginebra tiene sus raíces en un cambio en la política estadounidense respecto al Medio Oriente y el mundo musulmán, liderado por el Presidente Obama y con raíz en su ideología – que presentó por primera vez abiertamente en sus discursos del 2009 en la Universidad del Cairo y el parlamento turco. Este cambio de política implica una reconciliación histórica entre los Estados Unidos y el régimen de la Revolución Islámica en Irán. Pero este no se limita a Irán, sino que es un proceso que afecta a todo el mundo árabe y musulmán, y hace un llamamiento a los pueblos y a las fuerzas revolucionarias dentro de ellos, y hace caso omiso de sus líderes.

En intentos anteriores de atraer a los pueblos de la región, es decir, en Ankara y el Cairo en el 2009, Obama presentó una visión de un Estados Unidos que ya no es una potencia imperialista que mantiene bases militares en la región e interviene militarmente para proteger el estatus quo, sino un país que se identifica con las aspiraciones e intereses de los pueblos árabes y musulmanes y no tiene en cuenta a sus regímenes.[4] Bajo la percepción de Obama, el cambio general de Estados Unidos en los últimos años – el pináculo de lo que son sus intentos de reconciliación con el régimen iraní – no proviene de la debilidad, sino que está dirigido ideológicamente, encaja e intensifica los cambios revolucionarios que se desarrollan en el mundo árabe desde la Primavera Árabe, con el objetivo de integrar a los Estados Unidos en el mundo árabe y musulmán del futuro.

Obama ve al régimen Revolucionario Islámica de Irán como un régimen legítimo que los Estados Unidos no están tratando de derrocar. En más de una ocasión, los voceros de su gobierno han hecho hincapié en esta postura. De esta manera, en junio, 2009 su gobierno no prorrogó ninguna ayuda al movimiento de reforma de Irán que protestó en contra del régimen iraní tras las elecciones presidenciales allí, por lo que también hizo la administración, a raíz de una directiva de la Casa Blanca, incluida en las sanciones contra Irán el imperio de negocios de casi $100 billones conocido como Setad porque está dirigido por la oficina del Líder Supremo iraní Ali Jamenei. La explicación de la administración de esto fue que, al excluir esta firma de las sanciones, enviaba un mensaje al régimen iraní de que los Estados Unidos lo consideran legítimo y no está tratando de derrocarlo.[5]

Cabe señalar que en contraste con los portavoces de la administración que vinculan la reciente divulgación de Estados Unidos a Irán con la elección del Presidente Hassan Rohani, quien es considerado «moderado», esta apertura no tiene conexión con ningún cambio en Irán. Como se ha puesto de manifiesto recientemente, las negociaciones secretas en el carril bilateral entre Estados Unidos e Irán comenzaron en la iniciativa estadounidense en la era del Presidente Mahmoud Ahmadinejad, y antes de las elecciones en Irán de junio, 2013.

Las ramificaciones del Acuerdo de Ginebra

En primer lugar, se espera que la región del Medio Oriente tomara el curso nuclear. Ya hay señales de esto, en las declaraciones oficiales de Arabia Saudita, Egipto, y del Golfo. Cuando esto suceda, Israel puede ser forzado a salir de su ambigüedad nuclear. De esta manera, Obama habrá logrado lo contrario de la visión que presentó en su discurso de Praga del 2009.

En segundo lugar, a diferencia de sus declaraciones de compromiso de los aliados tradicionales de Estados Unidos, en la práctica la política de la administración Obama está haciendo caso omiso a los intereses de seguridad de estos aliados, especialmente Arabia Saudita y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) – que han alojado desde hace años la estratégica militar de las bases estadounidenses – e Israel. La administración está en su lugar formando un nuevo eje, que comprende las fuerzas revolucionarias de Estados Unidos y populares en el mundo árabe y musulmán, para los que Irán sirve de ejemplo.[6]

Dentro de este nuevo eje, el gobierno de Estados Unidos está revolucionando no sólo las relaciones de poder en el Medio Oriente, sino también la percepción de quienes son los «buenos» y los «malos». Los esfuerzos en relaciones públicas de Irán están siendo mejorados, de manera que borra su subversión ideológica en todo el mundo y su actividad terrorista, y su década de engaños sobre su programa nuclear – el último de los cuales ha llevado a seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en contra de esta. Mientras tanto, comentaristas cercanos a la administración Obama representan a Arabia Saudita e Israel como la fuente de tensiones y problemas en la región.[7] El resultado es un daño grave a la comunidad de intereses entre Arabia Saudita e Israel y los Estados Unidos, y al derecho de estos países en insistir en que sus intereses de seguridad estén protegidos.

Por lo tanto, estas alianzas tradicionales se han convertido en una carga para la nueva política estadounidense que vislumbra un futuro diferente, y los aliados tradicionales que representan al viejo mundo están ahora comprometidos. Tal como lo ve el gobierno estadounidense, estos antiguos aliados no tienen causa alguna para quejarse de que están siendo puestos en peligro por la reconciliación de Estados Unidos con Irán – porque los Estados Unidos le ha prometido a Israel que Irán se verá impedido de obtener una bomba nuclear, y le ha ofrecido a los países árabes un paraguas en defensa nuclear. Pero todo más allá de eso – es decir, todo lo que se refiere al cambio revolucionario en las relaciones de Estados Unidos con las distintas fuerzas en el mundo árabe y musulmán – es asunto exclusivo de Estados Unidos, y una prerrogativa de ellos, ni Arabia Saudita ni Israel tienen derecho a oponerse a esta.

En consecuencia, el acuerdo de Ginebra está instigando una crisis profunda y duradera entre los Estados Unidos y Arabia Saudita y los países del CCG, y entre los Estados Unidos e Israel. Al momento en que los Estados Unidos extendiera su mano al hegemónico Irán, que continúa socavando a los regímenes de Arabia Saudita y del CCG y amenazando la existencia de Israel, incluso así no sea por medio de una bomba, coloca en tela de juicio la comunidad de intereses y valores que supuestamente comparte con estos aliados tradicionales.

A pesar de las expectativas del Presidente Obama de que Irán responderá a su acción, es dudoso que los iraníes y sus aliados en el eje de la resistencia cada vez más fuertes le dé a su gobierno la cooperación que este necesita para avanzar en su agenda histórica. También es dudoso que los Estados Unidos ganen la legitimidad, o incluso los fans, que esta acción está destinada a obtener. Incluso si Irán no cumple, cualquier acción en esa dirección por su parte, llegará a un precio, como ha sido aclarado por el Ministro de Relaciones Exteriores iraní Javad Zarif, quien afirmó que no hay normalización de relaciones entre Estados Unidos e Irán más allá del acuerdo de Ginebra.[8]

Por otra parte, Irán utilizará su estatus hegemónico nuclear, la legitimidad de su régimen, y la mano que el Presidente Obama le ha extendido a la misma a fin de avanzar en su estatus a nivel estratégico e internacional – pero no lo hará en cooperación con Estados Unidos porque ideológicamente, Irán se esfuerza por cambiar el orden mundial global dirigido actualmente por los Estados Unidos, y está buscando un estatus igual o mayor que la de los superpoderes de hoy.

Por otra parte, esta acción histórica de Obama conducirá a la inestabilidad regional. No calmará las tensiones y los conflictos existentes, sino que sólo las inflamará aun más, y esta exacerbación se hará en forma de acciones violentas, tanto en la región como fuera de ella.

*A. Savyon es Director del Proyecto de Medios de Irán en MEMRI; Y. Carmon es el Presidente de MEMRI.


[1] Tal como se recordará, Irán declaró al comienzo de las negociaciones que está exigiendo el reconocimiento de su programa nuclear, según el modelo japonés- alemán, es decir, el estatus de un estado ante el umbral de ser un estado con capacidad nuclear. Ver MEMRI Investigación y Análisis No. 209, Irán busca el consentimiento de la UE para el modelado de su programa nuclear sobre el ‘modelo japonés/alemán’ – es decir, ciclo de capacidades de combustible nuclear tres meses antes de obtener la bomba, 23 de febrero, 2005.

[2] Incluso durante las negociaciones, el Líder Supremo iraní Ali Jamenei expresó su postura respecto a los Estados Unidos e Israel. Leader.ir, 20 de noviembre, 2013.

[3] Por otra parte, la importancia del acuerdo radica principalmente en sus dimensiones geoestratégicas; es importante señalar que en contraste con las declaraciones de los voceros de la administración Obama, el acuerdo le da efectivamente a Irán el derecho a enriquecer uranio, en virtud del hecho de que bajo el acuerdo este continua haciéndolo y que este acuerdo de por sí establece los parámetros del acuerdo final, y afirma que Irán continuará enriqueciendo uranio en su territorio, incluso bajo las restricciones acordadas. Véase MEMRI Despacho Especial No. 5535, El Plan Conjunto de Acción de Ginebra según el Presidente iraní Rohani y el canciller iraní Zarif, 24 de noviembre, 2013. Además, en contraste con las declaraciones del gobierno de Obama, el acuerdo permite a Irán enriquecer hasta el 20% para fines de investigación y desarrollo. Además, el trabajo en el reactor de plutonio en Arak continuará, incluso si no se expanden a los aspectos de la operación del reactor.

[4] Notablemente, Obama exigió que la Hermandad Musulmana asistiera a su discurso de junio, 2009 en la Universidad del Cairo, y en Israel en marzo, 2013 se negó a hablar en la Knesset, sino que habló con los estudiantes, presumiblemente una fuerza potencial para el cambio contra el gobierno israelí elegido democráticamente.

[5] Véase la investigación de Reuters, 11 de noviembre, 2013.

[6] Cabe señalar que al igual que toda política ideológica, la implementación real implica excepciones y compromisos, tales como en lo referente a Siria, en cuyo caso, la administración Obama no está apoyando a los rebeldes sirios por diversas razones, así sea o no a las circunstancias – ya que el régimen de Assad está colgando y no importa que esto se deba a la ayuda de elementos extraños, tales como Irán y Hezbolá. Los Estados Unidos también han puesto en marcha un diálogo con Hezbolá como cuerpo político legítimo. El hecho de que los rebeldes sirios incluyan elementos jihadistas y de Al-Qaeda también tiene un impacto.

[7] Véase, por ejemplo los artículos de David Ignatius y Farid Zakaria.

[8] Zarif dijo en Turquía que las conversaciones de Ginebra eran sólo para resolver el problema en materia nuclear y no para la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Este agregó que si las conversaciones fueron exitosas, entonces Teherán y Occidente deben adoptar un nuevo enfoque. Jomhour-e Eslami, Irán 3 de noviembre, 2013.

 
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