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| miércoles abril 24, 2024

Líbano: La hipocresía no hace lugar a la paz,


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Las políticas que debe adoptar El Líbano deben abstraerse del conflicto árabe-israelí como de la guerra civil siria. El primer ministro Tamam Salam debe firmar la paz con Israel y darse a la tarea de salvar el país.

Durante cuatro décadas, la mayoría de los gobiernos árabes han utilizado y obligado al Líbano a ser el único frente oficial de la guerra árabe contra Israel. Durante los últimos 40 años, el papel de los ciudadanos libaneses se redujo a ser los habitantes de un país servil a intereses foráneos utilizado por los gobiernos regionales, sin decisión ni voz, gobernado por mercaderes de la hipocresía y el engaño. El país fue destruido e incendiado para que Yasser Arafat pueda ‘liberar’ Palestina.

Hoy, Líbano vuelve a estar al filo del acantilado por los grupos sectarios favorables a los mullas iraníes que están operando en Siria en apoyo del dictador Bachar Al-Assad.

Mucho ha sido lo que el pueblo libanés ha soportado debido a errores propios e inducidos. Mientras tanto, el primer ministro Tamam Salam continúa alardeando que el Líbano será el último país árabe en firmar la paz con Israel, exactamente igual que sus antecesores sunitas Salim Hoss y Rafik Hariri (hoy mártir, antes socio de la ocupación siria). En ello colaboran actualmente sectores chiítas financiados por dinero iraní en su teocrática resistencia, al tiempo que arrastran al país todo a la destrucción, la pobreza y la marginación. Este y no otro, ha sido el verdadero escenario libanés desde el Acuerdo de El Cairo de 1969, cuando la Liga Árabe autorizó a las facciones armadas palestinas a operar desde Líbano contra Israel.

A la Liga Árabe nunca le ha importado el pueblo palestino, de haber sido lo contrario, hubiese propuesto a todos y cada uno de los países árabes a reconocerlos como ciudadanos y permitir su educación, su libertad de trabajo e inserción en las sociedades que habitan como ciudadanos plenos, no como parias de cuarta categoría. Todo lo demás que Usted lea o escuche es falsedad de parte de inescrupulosos que han utilizado a los palestinos como moneda de cambio en sus propias patologías y patrañas harto conocidas.

Lo curioso es que países árabes como Egipto y Jordania oficialmente han firmado la paz con el ¿enemigo? Israelí. Los palestinos de la OLP, encabezados por Abú Mazen, han regresado a Palestina -según sostiene Mazen- para vencer a los terroristas de Hamas y darse a la tarea de construir un estado. Todo ello mientras Israel y Qatar hablan de acuerdos de comercio y de alianzas estratégicas de defensa con Saudi Arabia ante el avance de Teherán en la región.

En este círculo viciado por la dualidad y la hipocresía encabezado por el primer ministro Tamam Salam del lado oficialista y por Hassan Nasrallah y Michel Aoun en los sectores de la oposición, Líbano sigue asumiendo y desempeñando cansinamente ‘el papel de país sin rumbo’. Ambos sectores -oficialismo y oposición- mantienen la falacia de resistir, defender el honor árabe y liberar Palestina para los palestinos, mientras el costo de estas trasnochadas políticas es pagado por los ciudadanos libaneses con sus vidas, sus bienes, la educación de sus hijos, su manutención diaria y la casi segura destrucción de su propio país en el corto plazo.

Es claro que la posición de Saad Hariri y Tamam Salam es hipócrita. Pero no porque se la califique de pro-occidental o pro-estadounidense. El oficialismo se ha posicionado como sector político antisirio y principal aliado de los Estados Unidos, y supuestamente está en contra de la retórica y del accionar de Hezbollah sobre ‘la falacia de la resistencia’. Sin embargo, ha declarado reiteradamente que Israel es el enemigo y que el Líbano será el último país árabe en hacer la paz con el Estado Judío.

¿Por qué el gobierno libanes anti-sirio no habla claro y explica por qué el Líbano será el último país árabe en firmar la paz con Israel? ¿Será porque no puede tomar sus propias decisiones hasta que los ‘hermanos árabes’ de Tamam Salam firmen la paz con Israel? ¿No es suficiente para Salam que los sunitas de Egipto y los hachemitas de Jordania hayan firmado la paz con Israel? ¿A quiénes espera Salam para firmar un tratado de paz con Israel? ¿A Siria? ¿A Irán? ¿Por qué no lo dice al pueblo libanés y evita su destrucción, como viene ocurriendo en las últimas cuatro décadas?

La hipocresía de los dirigentes libaneses -sunitas y chiítas por igual- y el silencio cómplice de los cristianos en relación con el conflicto palestino-israelí ya ha causando irreparables daños al país. Después de haber incendiado ‘tierra, ríos y montañas’ durante 40 años de guerra en la pretensión absurda de ‘resistencia y liberación’, continúan con la destrucción de la economía y la tecnología del Líbano para mantener el país encadenado a falsas y obsoletas consignas de liberación y resistencia. Después de haber crucificado a sus compatriotas cristianos libaneses durante décadas con acusaciones de tratar con el enemigo; el gobierno y la oposición parecen decididos a hacer todo lo posible para mantener al Líbano como ‘el país idiota, impotente y retrasado’ entre los países árabes.

Para concluir, diría que en última instancia, los líderes del Líbano deben tomar sus propias decisiones en base a los intereses del país antes de cualquier otra causa. Pero entre otros interrogantes cabe preguntarse ¿Por qué firmar la paz con Israel es bueno para Egipto y Jordania y es malo para el Líbano?

Si Israel es ‘la acomplejada tentación’ de resolver los asuntos pendientes entre los países árabes desde 1948, es inquietante que la Casa Blanca, el Palacio del Elíseo, Downing Street o el Kremlin no insten al Primer Ministro Tamam Salam a no esperar a que Siria resuelva con Israel su controversia por el Golán, que eso es exactamente lo que Salam está haciendo.

Las políticas que debe adoptar el Líbano deben abstraerse del conflicto árabe-israelí. Salam debe firmar la paz con Israel y con Siria y darse a la tarea de salvar el país antes de que sea demasiado tarde. Si los líderes de la oposición desean llevar al país a la guerra deberán atenerse a las consecuencias de sus acciones ante la comunidad internacional.

Por Prof. George Chaya, es BA in History. Es consultor experto en Relaciones Internacionales para el Oriente Medio, Europa y América Latina.  Es autor de ¨La Yihad Global, el terrorismo del Siglo XXI¨ y varios libros de pensamiento.

http://www.visavis.com.ar/2014/02/libano-la-hipocresia-no-hace-lugar-la.html

 
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