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| viernes marzo 29, 2024

Las huecas promesas de Obama en el exterior


Mientras la credibilidad y la reputación estadounidenses se contraen en la escena mundial, el presidente norteamericano y sus secretarios de estado y defensa practican la negación persuasiva. Por desgracia para ellos, la realidad se impone a las palabras, hasta a las convincentes.

En el Foro Económico Mundial de Davos, «donde la menguante influencia de América sobre los acontecimientos de Oriente Próximo fue la comidilla», John Kerry se declaraba «atónito a causa de las acusaciones vertidas… de que de alguna forma América se está zafando de sus obligaciones en el mundo». Nada podría alejarse más de la verdad, afirmó. «Entramos en una era de implicación diplomática norteamericana activa igual de amplia y profunda que durante cualquier otro momento de nuestra historia». De igual manera, el Secretario de Defensa Chuck Hagel ha instado a «una renovada y avanzada era de asociación con nuestros amigos y aliados».

En esta tónica, Obama ha hecho múltiples promesas para tranquilizar a aliados.

A Corea del Sur, que depende del «reducido destacamento militar» norteamericano para disuadir a un dictador perturbado que podría llevarse Seúl por delante a las primeras salvas de una andanada de artillería, Obama prometía que «El compromiso de los Estados Unidos con la República de Corea nunca vacilará».

Efectivos norteamericanos y surcoreanos realizan maniobras juntos.

 

Frente a Japón, que depende de la Séptima Flota norteamericana para repeler las incursiones invasivas chinas cada vez más agresivas en las Islas Senkaku, volvió a afirmar que «Los Estados Unidos permanecen firmes en sus compromisos defensivos con Japón», que el Departamento de Estado indica concretamente que abarcan las Islas Senkaku.

Para Taiwán, cuya integridad frente a la República Popular depende del disuasivo norteamericano, «reafirmó nuestro compromiso con… la Ley de Relaciones con Taiwán», que obliga vinculantemente a Estados Unidos a destacar una presencia «para repeler cualquier uso de la fuerza o demás formas de coacción que pusieran en peligro la integridad de Taiwán.

Para las Filipinas, preocupadas por sus territorios en el Mar de la China Meridional reivindicados por China, Islas Spratly y atolón Scarborough en particular, reafirmaba el compromiso con el Tratado de Defensa Recíproca de 1951 que, en caso de intervención armada, estipula que Estados Unidos «intervendrá para combatir los peligros comunes».

Una de las diversas Islas Spratly.

 

A Arabia Saudí, alarmada por el apaciguamiento de Obama a Irán dentro del Plan Conjunto de Acción, reiteraba «el firme compromiso de los Estados Unidos con nuestros amigos y aliados del Golfo».

Y para Israel, aislado en medio de un mar de enemigos, Obama anunciaba oficialmente «el compromiso resuelto de América con la seguridad de Israel», porque respaldar a Israel «revierte en nuestro interés fundamental en la seguridad nacional».

El problema, en primer lugar, es que los estadounidenses ponen en duda estas refinadas y convencidas palabras:

  • Cifras récord de estadounidenses están convencidos de que la influencia global y la imagen norteamericanas están de capa caída, según el Pew Research Center. Por primera vez en la serie que se remonta a la década de los 70, «la mayoría (el 53 por ciento) afirma que Estados Unidos interpreta un papel menos importante e influyente como líder del mundo que hace una década», al tiempo que sólo el 17 por ciento piensa que la influencia norteamericana ha salido mejorando. Una mayoría todavía mayor, el 70 por ciento, «afirma que Estados Unidos es menos respetado que en el pasado». Y el 51 por ciento dice que Obama «no es lo bastante duro» en cuestiones de política exterior o Interior.
  • Más de las dos terceras partes de los encuestados albergan una opinión negativa de la gestión del tema de Irán por parte de Obama, concluye la consultora Mellman Group; la mayoría (54-37 por ciento) apoya la intervención militar selectiva contra las instalaciones nucleares iraníes antes que permitir que Irán desarrolle arsenales nucleares.
  • La consultora McLaughlin & Associates concluye que el 49 por ciento de los encuestados creen que la posición de América se ha visto menoscabada durante los cinco años de Obama en la administración; el 40 por ciento cree que los rivales de América miran hoy a Obama con desprecio.
Josef Joffe, editor del semanario alemán «Die Zeit».

 

En segundo lugar, Pew Research recoge que la mitad de las opiniones públicas de Gran Bretaña, Francia y Alemania, así como la tercera parte en Estados Unidos y Rusia, consideran que China reemplazará eventualmente a Estados Unidos como principal superpotencia mundial. Dos tercios de los israelíes creen que Obama no impedirá procurarse armas nucleares a los iraníes.

En tercero, los líderes mundiales de países tan diversos como Japón, Polonia o Israel perciben ajenas a la realidad las promesas de Obama. Hablando por muchos, Josef Joffe, del semanario alemán Die Zeit, descubre «consistencia y coherencia en los intentos por parte de Obama de evadir los problemas del mundo, de sacar de primera línea a Estados Unidos… hablando en plata, quiere convertir a Estados Unidos en una potencia intermedia muy grande».

La «implicación diplomática activa» fructífera (como la llama Kerry) ha de estar respaldada por la consistencia, la influencia y la voluntad, no por palabras agradables, promesas huecas y castillos en el aire. ¿Se dará cuenta de esto la administración Obama antes de causar daños permanentes? Siga el acuerdo nuclear iraní en busca de posibles cambios, o no.

 
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