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| jueves marzo 28, 2024

La ‘movida’ en Oriente Medio


mashrou-leila

El grupo Mashrou Leila ha empezado a ser algo más conocido en nuestro país recientemente, en particular con ocasión de la aparición de su solista, Hamed Sinno, en la portada de la revista gay Têtu, publicada en Francia. Mashrou’ Leila tiene sin embargo una historia más larga, que se remonta a 2008, cuando unos cuantos estudiantes de la Universidad Americana de Beirut decidieron unirse para formar un grupo musical con el que ganarse la vida, alcanzar el éxito y dar voz a una forma de vida que no tenía manera de expresarse.

Desde aquel momento inaugural Mashrou Leila ha publicado tres álbumes, dado conciertos en muy diversas ciudades y alcanzado popularidad entre muchos jóvenes de los países de mayoría musulmana, y también en los de otras áreas culturales.

Son descaradosirónicos y sentimentales, una combinación moderna que les abre las puertas de múltiples mercados y suscita la curiosidad de mucha gente en todo el mundo. También son los autores de una canción que, al parecer, es la primera del pop árabe que trata de un amor gay, asunto de larga tradición en la poesía y el pensamiento en árabe.

Como es de imaginar, no han tenido una vida fácil. Uno de los últimos problemas a los que se enfrentaron llegó cuando se anunció, el pasado mes de septiembre, que iban a ser los teloneros de Red Hot Chili Peppers en Beirut. El grupo norteamericano iba a luego a tocar en Tel Aviv. Unos activistas jordanos presionaron a la banda norteamericana para que cancelara el concierto en Tel Aviv en nombre del boicot a Israel, tan de moda estos días, destinado –según sus propios promotores– a acabar con la presencia israelí en los llamados territorios palestinos. Cuando los norteamericanos se negaron, la presión se dirigió sobre Mashrou Leila, que canceló su actuación. Los mismos activistas políticos intentaron luego que el grupo no celebrara un concierto previsto en Amán, en el Teatro Romano, con el pretexto de que iban a acudir aficionados israelíes (que pueden entrar en Jordania en virtud de los acuerdos entre los dos países). Esta vez no lo consiguieron, y el éxito estuvo a la altura de la calidad del grupo, aunque hubo menos público israelí del previsto. Según cuenta Haaretz, el único problema –no muy grave, la verdad– lo tuvo un palestino israelí al que no dejaron entrar en un club por ir vestido con una galabiya.

A nadie le extrañará el éxito de Masrou Leila en Israel. Aquí la música árabe siempre ha tenido una enorme popularidad, como la han tenido, y la tienen, las costumbres, en particular la comida de origen mediterráneo. En el área de Tel Aviv y Yafo, también en Haifa, es particularmente dinámica y ha propiciado formas de expresión que desbordan continuamente las barreras culturales y, claro está, religiosas. Allí se ha venido produciendo una renovación de las actitudes de los jóvenes, que parecen estar dejando atrás la confrontación, casi obligada desde la Segunda Intifada del año 2000, para dejar paso a una actitud distinta. No hay reconciliación, pero hay, como en el caso de Mashrou Leila, ironía y capacidad para entender la política y la inserción en la vida de una forma que va más allá del partidismo. Ahí está el grupo Jazar Crew, que combina música y diversas clases de experiencias más o menos artísticas, o el éxito de la Kambuta [coliflor] party, que convoca fiestas rave en The Block, un local muy conocido de Tel Aviv.

Es posible que todo esto signifique poco, o que sea una moda pasajera, o que se vea aplastado por las presiones políticas y el partidismo. Es posible también que sea el signo de algo más duradero: una conciencia autorreflexiva a la hora de enfrentarse a la realidad propia, algo que constituye la esencia del mundo globalizado en el que vivimos. En este sentido, lo que indica acerca de los jóvenes en países y comunidades musulmanes es que la modernización ya no se está produciendo, como ha venido ocurriendo en los últimos cuarenta años, sin asumir los presupuestos mismos de la modernidad: pluralismo y tolerancia.   

 
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