Desde la creación del Estado de Israel en 1948 ese país ha enfrentado conflictos bélicos y actos terroristas por parte de sus vecinos árabes; en el presente, la reanudación del lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza a objetivos civiles en el sur de Israel, que se había atenuado con la operación militar del ejército israelí, denominada Plomo Fundido de diciembre de 2008 y enero de 2009, está preparando el terreno para una respuesta de mayor envergadura de este último. Los cohetes ya no sólo son disparados por los terroristas de Hamas, que gobiernan la Franja de Gaza, también provienen de la Yihad Islámica, global, grupo terrorista que opera en Gaza y en la Península de Sinaí, conocido como Salafistas Yihadistas, que cuenta con varios centenares de combatientes.
Con la caída del presidente Morsi de Egipto el año pasado, que había establecido vínculos directos con Al Qaeda, los salafistas apoyados por Hamas, han realizado distintos actos terroristas en Egipto; el Ejército de esa nación destruyó centenares de túneles que desde territorio egipcio daban acceso a la Franja de Gaza, frenando el suministro de armas y bienes a esta última, lo que provocó escasez y el consecuente encarecimiento de los alimentos y los combustibles, entre otros productos, situación que ha acrecentado el odio de Hamas hacia los israelíes. Hamas tiene intenciones de dominar, con ayuda de los salafistas, Judea y Samaria, donde gobierna la Autoridad Palestina.
Otro frente “caliente” para Israel es el de Siria, en donde Al Qaeda y otros grupos islámicos fundamentalistas están participando en la insurgencia que pretende deponer al régimen de Bashar Al Assad y establecer un Estado teocrático radical y con un siguiente objetivo: liberar a Palestina de Israel; hecho que no sólo afectaría a este último país, sino también a Jordania que tiene un régimen “monárquico liberal”.
El primer ministro de Israel y el rey de Jordania han tenido pláticas para establecer una estrategia común frente a esta amenaza. Con la primavera árabe Al Qaeda ha tenido una expansión geográfica importante y en el número de sus combatientes; el Centro de Estudios Estratégicos de Damasco calcula que en Siria hay alrededor de 130 mil yihadistas procedentes de 40 países.
Una de las facciones de Al Qaeda más importantes es el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS); el jefe de este grupo lo formó el año pasado para ampliar sus operaciones en Siria; ISIS ha sido especialmente violento; está integrado por miles de combatientes que no son sirios; desde su surgimiento, ha tomado posiciones en territorio sirio del Norte y Este, imponiendo la ley islámica, con penas más severas que las de otros grupos islámicos; asimismo, ha perpetrado masacres contra los integrantes de las minorías chiitas y aluitas que apoyan a Al Assad y han secuestrado a activistas que se oponen al régimen de este último, a periodistas y civiles. ISIS ha enfrentado cada vez más a otras facciones combatientes, particularmente a la de los rebeldes sirios del Frente Islámico que lo acusa de secuestrar la campaña para derrocar a Al Assad.
La amenaza de los grupos yihadistas que operan en Siria se extiende ahora a Europa, derivado de los combatientes yihadistas Europeos en Siria, más de mil que regresan al Viejo Continente y planean ataques terroristas en varios países del mismo. Estos terroristas fueron reclutados en la red de mezquitas en Europa, y enviados al sur de Turquía por donde ingresen a Siria.
Por otra parte, a pesar de que en noviembre pasado Irán alcanzó un acuerdo provisional de seis meses con EU, China, Rusia, Alemania y Gran Bretaña para aminorar el ritmo de avance de su programa nuclear, Israel considera que la amenaza de esa nación persiste y ha calificado al acuerdo “de error histórico”, advirtiendo que podría atacar a Irán para impedir que desarrolle una bomba atómica; en este sentido, el director de la Inteligencia Nacional de EU, James Clapper, ha consignado que Irán “tiene toda la infraestructura técnica necesaria para fabricarla, empero, no podría producir suficiente uranio enriquecido de alto grado para fabricar la bomba sin que se descubriera esta actividad”.
En este contexto, en enero pasado Irán detuvo sus actividades nucleares más problemáticas, generando alivio en las sanciones económicas que le han aplicado EU y la Unión Europea. El Organismo Internacional para la Energía Atómica ha confirmado que Irán ha comenzado el proceso de disolución de sus reservas de uranio de alto grado y ha suspendido las operaciones del reactor de Irak, que puede suministrar plutonio, una alternativa al uranio para fabricar la bomba atómica Teherán espera poder recuperar 4 mil 200 millones de dólares en ingresos del petróleo bloqueados en cuentas del exterior y reanudar sus operaciones comerciales con petroquímicos, oro y otros minerales preciosos; el gobierno de EU estima que el valor total del alivio a las sanciones a Irán es de alrededor de 7 mil millones de dólares; a largo plazo los ingresos adicionales ascenderán a entre 20 mil y 25 mil millones de dólares.
En este marco, el periódico Sunday Time ha señalado que el espionaje israelí y Arabia Saudita trabajan en planes de contingencia “por si el acuerdo con Irán resulta insuficiente; los sauditas han ofrecido a Israel que le permitirían atravesar su espacio aéreo para bombardear a Irán, y lo apoyarían con aviones cisterna, helicópteros de rescate y naves sin piloto”.
A juicio de analistas Irán aceptó el programa nuclear temporal para ganar tiempo y poder fabricar la bomba más adelante, así como para evitar que la crisis económica que experimenta se profundice.
Al final de cuentas las autoridades de Irán perciben a EU como “el Gran Satán” y a Israel en palabras de su presidente Hassan Rohani como “una herida que ha afligido al mundo musulmán por años y que debe ser eliminada”.
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