161.000. Es el número de cristianos en Israel. El 80% pertenece al sector árabe (de mayoría musulmana) que a su vez constituye el 21% de la población israelí. Una minoría dentro de una minoría. La comunidad árabe cristiana es noticia por el significativo incremento de jóvenes que deciden servir en el Ejército israelí rompiendo la histórica exención árabe y por la campaña a su favor del diputado del Likud, Yarin Levin, básicamente para diferenciarles de los árabes musulmanes del país.
«Los cristianos y nosotros tenemos mucho en común. Son nuestros aliados naturales. Un contrapeso a musulmanes que desean destruir Israel desde el interior del país y se identifican con los grupos terroristas palestinos», señaló hace unas semanas Levin al diario Maariv. Este dirigente del ala más nacionalista del Likud es el artífice de una ley que otorgó por primera vez a los representantes cristianos un puesto separado e independiente al que tienen los musulmanes en la comisión estatal para igualdad laboral. Una decisión puntual y menor pero con enorme carga simbólica.
Si Levin lo considera un paso más para su mayor integración en la sociedad, los diputados árabes en el Parlamento israelí y líderes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) lo ven como «intento censurable de dividir al pueblo palestino en Israel en base a la religión».
Pero el gran escenario de esta batalla no es parlamentario sino la oficina de reclutamiento. En el 2013, aumentó el número de jóvenes cristianos que decidieron ponerse el uniforme del Tsáhal o realizar el servicio alternativo social. Como los drusos o beduinos.
El padre Gabriel Nadaf es uno de los «culpables». Al frente del Foro de Reclutamiento de los cristianos, el sacerdote grecoortodoxo afirma:»Hemos roto la barrera del miedo. Israel se merece que nosotros también ayudemos en la defensa. Somos ciudadanos leales y agradecidosLos que se oponen a la integración de la comunidad cristiana en las instituciones del Estado no caminan en el camino del cristianismo».
«El Estado judío reconoce y cumple la necesidad de proteger a las minorías. Ningún país árabe trata a los cristianos como en Israel. Al contrario, allí son perseguidos por musulmanes», declaró Nadaf que hace unos meses se reunió con el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
No sorprende que sea uno de los principales enemigos del Movimiento Islámico. Su hijo, de 17 años, fue apaleado en diciembre por unos encapuchados mientras la diputada árabe israelí Hanin Zoabi le envió una carta con este mensaje: «No puedes alentar a los cristianos a alistarse en el Ejército. Te quitaremos la túnica».
Contrario a lo que llama «israelización de los árabes», el diputado Basil Ghattas (Balad) envió una misiva al Papa Francisco para que «ponga fin a la política de divide y vencerás aplicada por Israel para dañar a la minoría palestina del país«.
Según datos del Foro, 84 árabes cristianos se alistaron en el Ejército en el segundo semestre del 2013. Hoy en día, 300 jóvenes de esta pequeña comunidad sirven en el Tsahal.
Entre ellos, Monaliza Abdo. Esta joven cristiana de Haifa no recurrió a la exención de los palestinos con nacionalidad israelí e hizo historia al convertirse en la primera oficial cristiana de una unidad de combate. «Decidí alistarme porque soy parte de Israel y creo que como el resto de ciudadanos debo servir a mi país«, se defiende la joven tras ser destinada a la frontera sur. «Si evito la entrada de drogas a Israel no sólo protejo a los judíos israelíes sino también a los árabes. En particular, a los niños».
Cuando sus amigas judías del Instituto en el norte de Israel recibieron la orden de reclutamiento (20 meses de servicio obligatorio), Mona dijo a su madre que también quería integrarse en las Fuerzas Armadas. «Se convirtió en una oficial que enseña a los soldados cómo combatir el terror y otras amenazas», afirman desde el Ejército. Para muchos en la comunidad árabe, es una traidora.
Oficial árabe cristiana en el Ejército israelí (IDF)
Abdo representa a los árabes que abrazan sin temor y con orgullo su nacionalidad israelí. No sólo su pasaporte. Algunos incluso se atreven a decir en voz alta que no son palestinos sino cristianos israelíes. Otros aseguran que votarían a un partido árabe cristiano que no se centre exclusivamente en la causa palestina sino en mayores inversiones y una mejor integración en la sociedad. Piensan que haciendo la mili, lo tendrán más fácil.
Los diputados árabes no lo creen así y ponen el ejemplo de los drusos y beduinos que sirven en el Ejército. Asimismo, condenan el reclutamiento a un cuerpo en permanente conflicto armado con sus hermanos palestinos en Cisjordania (que ocupa desde la guerra del 67) y Franja de Gaza. El diputado cristiano Dr. Hana Sweid explica: «Somos parte del pueblo palestino. Es cierto que hay diferencias culturales y de mentalidad entre musulmanes y cristianos y tenemos fricciones de vez en cuando pero no permitiremos que nos separen. Somos pocos pero unidos».
La cristiana Hanan Ashrawi, una de las portavoces y dirigentes más conocidas de la OLP, acusa a Levin de pretender «crear una nueva realidad de nuestro pueblo basada en la religión y no en la identidad nacional (…) Constituye una grave provocación para todos los musulmanes del mundo«. En la OLP, hablan de «ley racista».
Según el historiador y analista israelí Guy Bechor, «los cristianos en Israel ven como los cristianos en los países árabes de Oriente Medio deben huir o en el peor de los casos son asesinados y convertidos al Islam. Entienden que aquí están protegidos«.
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