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| miércoles abril 24, 2024

Primavera Árabe – ¿Quo Vadis?

Un Proceso Regional Imprevisto, con Variantes Locales Propias Y Futuro Incierto ***


A tres años de iniciada la así llamada «primavera árabe» ¿Qué se puede deducir de su desenvolvimiento? Presenciamos cambios dramáticos y no podemos saber cómo seguirá y mucho menos cómo concluirá.
Cuando finalizó el primer año del suceso tunecino de enero 2011, que marcó el desencadenamiento, los analistas coincidieron en que nadie pudo prever lo que estaba ocurriendo, no se sabía como podría aseguir, que los acontecimientos son muy complejos, y aseveraban que «ya nada sería como antes». Los analistas confesaban que no comprendieron ni lo que sucedía ni sus razones.
A pesar de la notable variedad de escenarios, hoy es factible agrupar modelos de conducta:

  • Hubo regímenes monárquicos que lograron conservar el poder – Arabia Saudita, Jordania, Marruecos, los Emiratos del Golfo;
  • Hubieron repúblicas cuyos dirigentes fueron derribados por las manifestaciones multitudinarias – Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Irak;
  • En Siria, desde julio 2011, las cosas persisten en forma brutal y sangrienta;
  • En algunos lugares, las cosas se complicaron con enfrentamientos locales entre sunitas y shiítas, agravados por la participación de células ligadas a Al Kayda – Bahrein, Siria, Irak, Yemen.

Es decir, tenemos un mosaico multicolor, con variantes multifacéticas, y no un proceso único, que responde a las características políticas, sociales, culturales de cada nación por separado. De todas maneras, la «primavera árabe» marchitó rápidamente.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Recordemos que la región pasó en el siglo pasado dos períodos de transformaciones cardinales: en 1918 – la derrota del Imperio Otomano y tras ella el surgimiento de naciones según lineamientos impuestos por las potencias europeas.

otomano

Toda esta región, desde Arabia a Marruecos y desde el Danubio al Nilo, era el Islámico Imperio Otomano, que culminaba la aspiración musulmana de «un Dios, un Profeta, una Nación, un Pueblo». Una vez vencidos los turcos, comenzó el desmembramiento destinado a establecer zonas de influencia de las potencias europeas, dando origen a diversas naciones sin narrativos históricos e identidades coherentes. . Los cambios fueron impuestos «desde afuera», no eran expresión de aspiraciones populares.

El tema de la nación territorial, es un concepto ajeno a la concepción de mundo musulmana. Los países de la región comenzaron a obtener la soberanía 30 años después de la conferencia de San Remo celebrada por los «Aliados» de la Primera Guerra Mundial en abril de 1920 en la ciudad italiana de ese nombre. En esta conferencia se legalizaron los repartos territoriales previamente acordados entre Francia y el Reino Unido en el Tratado de Versalles de 1919, destinados a perpetuar zonas de influencia:.

  • Así Siria y el Líbano quedaban bajo mandato francés, a la vez que fueron separados uno del otro.
  • Irak, organizado como una monarquía, con Feysal I como soberano, quedó bajo mandato británico.
  • Palestina, que quedaba desligada de Siria en confirmación a los compromisos acordados en la Declaración Balfour, pasó a estar bajo mandato británico, al igual que Transjordania, que fue separada artificialmente en 1922..
  • La partición de Palestina sigue en conflicto.

siria-libano

La suposición de los artífices de esta distribución territorial, era que ella habría de reemplazar la presencia de las potencias coloniales, que la demarcación de los países traería el desarrollo: habiendo fronteras haría falta administración; para ella hacen falta carreteras y escuelas, organismos e instituciones, medidas de seguridad interna y exterior. En definitiva, la existencia de las naciones habría de afianzar las nacionalidades en formación con un ímpetu de modernización y progreso. Algunos analistas llaman a este período una época de florecimiento del estatismo, tendencia que exalta el poder y la preeminencia del Estado sobre los demás órdenes y entidades.

Surgieron luego corrientes panarábigas, que pregonaban la unión – en 1958 Siria y Egipto conforman la República Árabe Unida, pero los dos países siguieron separados a pesar que sus banderas siguen siendo iguales, sus emblemas semejantes, y que oficialmente se siguen llamando República Árabe de Egipto y República Árabe de Siria: nótese que no se hablaba de una unidad con base religiosa – no eran soberanías musulmanas, sino con unidad de lenguaje – son soberanías árabes. Como reacción se conformaron corrientes panislamistas que no madurareon.

Los estados se pueden establecer formalmente en pocos días. Las costumbres de los pueblos exigen que pasen generaciones hasta que se puedan modificar o modernizar.

DE PRIMAVERA A INVIERNO REGIONAL

La erupción de la «primavera árabe» condujo a mucho entusiasmo y optimismo. Había expectativa de afianzamiento de la democracia luego de derribar las dictaduras, como ocurrió en los países que estaban bajo la órbita comunista después de la caída de la muralla de Berlín, como ocurrió en los países de América Latina después de derrocadas las represivas dictaduras locales.

Pero no fue así. Hubo aquí un encontrón entre tradición y modernismo que algunos confundieron como triunfo de las redes sociales. Difícil aceptar hoy las apreciaciones iniciales que «facebook», «twitter» y semejantes, fueron el combustible que encendió la llama y propagó el ardor que condujo a derrocamientos, guerras civiles, manifestaciones. El impulso no provino de la tecnología, sino que estaba basado en las fidelidades tradicionales.

Así se fortalecieron los grupos políticos islamistas, que a medida que se iban instalando fueron decepcionando más y más a los sectores civiles que incluyen altos porcentajes de laicos. Esto desembocó en decepción y desengaño. Si bien la población rural se rinde más dócilmente a la conducción religiosa, no ocurre lo mismo en las ciudades, en las universidades, en el activismo político, en los sectores que dominan la industria y la economía, entre los militares: ejemplo elocuente fue la reacción del ejército egipcio encabezado por el Gral. Abdel Fattah al-Sisi al contemplar la conducta que el democráticamente electo Presidente Mohamed Morsi desarrollaba procurando convertir a Egipto en un país regido por la Shari’a.

¿Qué caracteriza al ejército egipcio? Es una institución que siempre fue parte integral del esquema gubernamental. Sus integrantes gozan de privilegios importantes, con mucha ingerencia en la economía del país. Son dueños de gran parte de las tierras y poseen granjas de amplia extensión. En otras palabras, representan al régimen anterior.

INDIVIDUO Y GRUPO SOCIAL

Las revoluciones en Europa de 1848, llamadas «la primavera de los pueblos» se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero. Europa después de 1848 protege los derechos civiles del individuo. Esto no sucedió en el Medio Oriente del 2011.

La economía de estos países no se soluciona con un repentino cambio de fuerzas que controlan el poder. Aquí el individuo no importa: la fidelidad es a la familia amplia, protectora y orientadora, a la tribu como proveedora de la identidad y de la seguridad social, a la religión como fuente del poder público.

Abraham Lincoln, en su famoso discurso de Gettysburg, durante la guerra civil norteamericana, procuró la definición clásica de la democracia declarando “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.”. Esto tiene sus raíces en el individuo, pero no es así en la concepción islámica – no todos son iguales ni a todos les corresponden los mismos derechos.

En resumen, estamos presenciando dos procesos complementarios: el nacionalismo árabe basado en la unidad lingüística y no en la plataforma religiosa y la preponderancia de la fidelidad a la identidad familiar y tribal como muralla de seguridad de la supervivencia. Pobreza, hambre, desocupación, analfabetismo, corrupción, dictadura, desigualdad, discriminación de la mujer, falta de derechos humanos, siguen siendo características de la región.

Tal vez, todo esto haga que los «experimentos coloniales» de organización política que aún fermentan en las probetas sociales, sean concluidos.

¿PAÍSES EN DISOLUCIÓN?

LIBIA – Todo indica que existe una alta probabilidad de división. Prácticamente está compuesta por tres «países»: Tripolitania, Cyrenaica, Fezzan. En la época colonial, la primera fue ocupada por los italianos, la segunda por los ingleses y la tercera por los franceses. Desde el punto de vista étnico, hay zonas de población árabe, zonas bereberes y zonas mixtas. Como resultado de la «primavera» operan unas 1,700 milicias armadas tribales que no están dispuestas a renunciar a sus pertrechos. Algunos grupos importantes elaboran proyectos de independencia.
SIRIA – El nombre del país es de origen griego, al igual que el nombre de Libia. Siria existió en los tiempos clásicos, pero luego no se destacó por su independencia local – es decir, no tiene tradición soberana. También compuesta por diversas zonas de influencia – Alepo, Trípoli, Damasco – y por diversas comunidades – sunitas, shiítas, alauitas, drusos. La «primavera» acentuó las aspiraciones locales de cada comunidad. La prolongada guerra interna anuncia una descomposición étnica completa.
LÍBANO – Anteriormente parte integral de la Provincia de Damasco. Compuesta por 25 sectas de cristianos, sunitas, shiítas, drusos, kurdos, mientras que un 13% de su población son refugiados palestinos. Todos pelean entre sí, lo que conduce a un permanente estado de caos que dificulta las posibilidades de paz interna, estabilidad y progreso.
IRAK – La historia de Irak entre 1534 y 1920, cuando la región fue gobernada por el Imperio otomano, no constituye ninguna entidad administrativa, sino una referencia histórico-territorial de un país nacido posteriormente que en esa época estaba organizado en tres vilayatos (provincias) independientes: Bagdad, Mosul y Basora (Batzra).
El 11 de noviembre de 1920, Irak quedó bajo el mandato británico otorgado por la Sociedad de las Naciones y el país pasó a llamarse oficialmente «Estado de Iraq».
Los ingleses prefirieron hacer de las tres regiones un solo país bajo el dominio de la dinastía Hashemi. Hoy sufre mil muertes diarios. Está compuesta por infinidad de tribus, que ahondan las diferencias entre la mayoría shiíta que siempre había estado sometida al poder de los sunitas, mientras que los kurdos al norte han establecido ya una especie de autonomía con un ejército bien armado con 200 mil combatientes. ¿Podrá restablecerse el orden en el país? ¿Podrá restablecerse su unidad política? Difícil predecir.
YEMEN – El país más atomizado, el que menos puede considerarse «un país». En épocas pre islámicas la zona estaba unificada, pero razones religiosas – sunitas, shiítas, Al Qaida – y políticas – monárquicos, republicanos, islamistas, etc., conducen a dividir al país en ocho zonas administrativas, programa que será muy difícil implementar.

A MODO DE RESUMEN
En resumen, es ésta una región de «países fracasados», en los que prima la deslegitimación del estado como tal, los organismos de gobierno carecen de poder y de capacidad operativa, la corrupción es destructora y paralizante y existen variedad de agrupaciones que dominan sectores delimitados del país, la pobreza se extiende y se ahonda, mientras que los derechos humanos son ignorados.
¿Qué condujo a esta realidad? Organismos débiles y corruptos, fidelidades tribales, diferencias étnicas y religiosas siempre en pugna.
El concepto «estado» no tiene término especial en la lengua árabe. Se usa el término «Dawlat» que en realidad significa «dinastía»: es decir, se reconoce al dueño del poder sin fidelidad a la estructura política. El «estado» es una concepción importada que desconoce los valores políticos regionales: las tribus, las familias, la religión. Ante toda esta convulsión, difícil predecir.

Lic. Samuel Leillen – 2.3.2014
*** Reflexiones basadas en las conferencias dictadas en la Jornada de análisis organizada en la Universidad de Tel Aviv por los profesores: Prof. Shimón Shamir, iniciador de los Estudios Orientales y del Medio Oriente en Israel, Profesor Emérito de UTA ; Prof. Uzi Rabi, Director del Centro Moshé Dayán para estudios del Medio Oriente; Prof. Asher Susser, de la Universidad de Tel Aviv y C.M.D.

* El. Lic. Samuel Leillen es Estadígrafo, Asesor financiero, Publicista, Conferencista. Miembro Honorario de la Cámara de Comercio Israel América Latina y de CEVI – Cámara de Economía Venezolana Israelí. Miembro de la Comisión de Ética de OLEI – Organización de Latinoamericanos en Israel.

 
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