En un momento en que el antisemitismo en Europa se encuentra en aumento, es revigorizante ver estados europeos realizando un esfuerzo por recibir a los judíos tan abiertamente.
En algún lado, profundo en las entrañas del infierno, los reyes españoles Fernando e Isabel están ardiendo de rabia. Cinco siglos después de que los malvados monarcas expulsaron cruelmente a los judíos de su país en 1492, España ahora se encuentra a sí mismo clamando por su retorno.
En una ironía tan dulce como no hubo en mucho tiempo, el gobierno en Madrid aprobó una propuesta de ley, el 7 de febrero (ya la propuso el 7 de noviembre del 2013), ofreciendo ciudadanía a los descendientes de los judíos sefarditas, facilitando el tema de la residencia y otros requisitos.
Hablando al New York Times hace menos de una semana, un vocero del Ministerio de Justcia español, dijo que ya han registrado cerca de 3000 aplicaciones. Se esperan muchas más, aunque aún no es claro a quién atañará la ley o cuan liberalmente será aplicada.
Más aún, el vecino Portugal, quien convirtió y expulsó a los judíos a la fuerza en 1947, anunció que también está preparando un proyecto de ley sobre las mismas bases.
No es necesario decir, ésta es difícilmente la primera vez en la historia en que una nación europea ha desterrado a sus judíos para luego readmitirlos.
Bajo el Rey Edward I, la judería inglesa fue expulsada el 18 de julio de 1290 (Tishá Be Av en el calendario hebreo), y les fue oficialmente permitido retornar en 1656 bajo Oliver Cromwell.
A comienzos del siglo XIV, en el curso de menos de dos décadas, Francia expulsó a sus judíos, readmitiéndolos luego y volviéndolos a expulsar después.
A España le tomó un poco más anular el Edicto de Expulsión, el cual fue formalmente rescindido el 16 de diciembre de 1968, o 476 años después. Pero a pesar de esto, España ha hecho muy poco hasta ahora para llegar a un acuerdo con su pasado judío.
La era de oro de la judería española, su contribución al arte, la civilización y la cultura española, son todos pasados por sobrencima en el sistema educativo español, así como la expulsión de 1492 y los esfuerzos brutales de la inquisición para cazar a los cripto judíos. Y sinagogas judías y estructuras, así como artefactos religiosos que fueron confiscados luego que los judíos fueron forzados a salir, aún deben ser devueltos a sus dueños judíos.
En cambio, en los últimos años, España ha concentrado sus esfuerzos en dirección del turismo y el comercio, fomentando la creación de redes de “juderías”, o barrios judíos, a lo largo del país, con el objetivo de fomentar el turismo judío.
Y no cabe duda que un racional económico se encuentra detrás de la nueva ley de la ciudadanía.
España ha sufrido enormemente desde la crisis financiera global del 2008. Su tasa de desempleo es actualmente del 25%, un número cada vez mayor de personas están emigrando y el país sufrió una recaída en la recesión, de la cual solo ahora está comenzando a reponerse.
La perspectiva de forjar de nuevo un vínculo con potencialmente millones de personas de origen sefardí, y el posible golpe de suerte que pudiera derivarse como consecuencia del aumento de la inversión y el turismo, fue sin duda tomado en cuenta por los tomadores de decisiones en Madrid, al considerar el proyecto de ley de la ciudadanía.
Y esto, por supuesto, es lo que hace de este desarrollo algo tan irónico: la expulsión sucedió en parte porque España deseaba los bienes judíos, y ahora los reciben de regreso por la misma razón.
Sin embargo, más allá de sus motivaciones, el gobierno de Madrid y Lisbón deben ser elogiados por el gesto. Estos son movimientos históricos, significando que pasos tangibles están al menos siendo tomados para reparar las injusticias que fueron realizadas a la judería ibérica en el siglo XV.
En un momento en que el antisemitismo en Europa se encuentra en aumento, es revigorizante ver estados europeos realizando un esfuerzo por recibir a los judíos tan abiertamente.
Esto envía una fuerte señal a otros países en el continente, y subraya cómo la conexión histórica de Europa con el pueblo judío continúa a lo largo de los siglos.
Corresponde a Israel a tomar nota de ello y considerar hacer sus propios gestos históricos, sobre todo a los Bnei Anusim, los descendientes de judíos españoles y portugueses que fueron obligados a convertirse al catolicismo en los siglos XIV y XV.
Con gran riesgo para ellos mismos y sus familias, muchos de los Bnei Anusim continuaron practicando el judaísmo en secreto a pesar de la Inquisición, transmitiendo con cuidado su identidad oculta, de una generación a la siguiente. Sus descendientes pueden ser encontrados en todos los rincones del mundo de habla española y portuguesa, y su número se estima en millones.
En Shavei Israel, la organización que presido, hemos visto un enorme aumento, en los últimos años, en el número de Bnei Anusim que buscan reafirmar o recuperar su identidad judía, en lugares tan lejanos como el norte de Portugal, Chile, El Salvador, Sicilia y Colombia.
El Presidente de la Agencia Judía, Natan Sharansky, en un reciente discurso en Ashdod, tomó nota de este fenómeno, correctamente argumentando que es hora de que el Estado de Israel les “facilite el camino para su retorno.” No podría estar más de acuerdo.
Los Bnei Anusim son nuestros hermanos, y por causas ajenas a su cuenta, sus antepasados fueron arrancados de nosotros bajo coacción. Se lo debemos a ellos, y a nosotros mismos, el fortalecer los lazos entre ambos y traer de regreso al pueblo judío, a tantos de ellos como sea posible.
Se deben tomar medidas para hacer frente a las cuestiones burocráticas y religiosas innumerables que se interponen en su camino, para que la puerta al retorno de los Bnei Anusim finalmente pueda abrirse.
Después de todo, si España, que expulsó a sus antepasados, está buscando maneras de reconciliarse con los descendientes de los judíos ibéricos, entonces, ¿no es hora de que Israel haga lo mismo?
Mensaje
Esta noticia me llena de alegría pues luego de leer /oir tanto comentario negativo sobre la causa judia, esta noticia me reconforta enormemente. Aunque no soy judía ni española sino sudamericana siempre sigo con mucha atención y admiración los acontecimientos tanto en Israel como en otras partes . Espero que en la práctica se consolide ésto y España se convierta en un sitio atractivo para radicarse.