Parte 1
Experiencias personales anónimas como acontecimientos históricos
Desde el primer momento que inicié esta búsqueda una idea ha ido cobrando forma y lentamente consolidándose: “Cualquier lugar tiene una historia que necesita ser rescatada y cualquier persona tiene una historia que contar”. Cuando en el verano del 2011 acudía a menudo a la calle Santísima Trinitat del Mont, en el barrio barcelonés de Sarriá, esa idea aún estaba oculta, podríamos decir que tan sólo me acompañaba en la distancia, como si no quisiera estorbarme. Por entonces Charlotte Margolin[1] era sólo un nombre exótico, uno de tantos entre las interminables listas de extranjeros que habían participado como voluntarios en la Guerra Civil Española. El punto de partida de la búsqueda o lo que hizo que trascendiera la mera curiosidad inicial que despertaba su figura, fue descubrir su nombre asociado a lo que un día había sido el Sanatorio Maurín[2], ubicado en el número 9 de la calle Martorell y Peña, lugar que me veía obligado a rebasar cada vez que me dirigía a mi destino en Sarriá. Desde la cerca que circundaba la casa, protegida por una espesa vegetación, apenas se vislumbraba la silueta de la villa señorial que un día había sido. Costaba imaginar que aquel edificio – hoy una escuela internacional- había alojado, setenta y cinco años atrás, a cientos de mutilados de guerra. El alboroto de los alumnos enmascaraba la vieja historia del lugar, lo cual me impulsaba aún más a rescatarla.
Sanatorio Maurín. Fuente: Socorro Rojo, 15 de abril de 1937.
Todo había comenzado con un encuentro fortuito en el transcurso de otra investigación relacionada con los miembros del ILP (Independent Labour Party)[3] y su participación en la contienda española. Entre los enérgicos párrafos del famoso artículo antiestalinista titulado Terror in Spain, escrito y publicado por John McGovern[4] tras su fugaz visita a España en noviembre de 1937, hallé una pequeña anotación sobre Charlotte Margolin, una de las tantas extranjeras detenidas tras los hechos de mayo[5], decía así:
“Tuve una larga conversación con la doctora Carlota Margolin, un alemana que habla perfectamente inglés. Me dijo que llevaba en España más de cuatro años, de los cuales, los últimos cinco meses los había pasado en prisión. Estuvo al mando de un tren hospital en el frente de Aragón y luego pasó al Sanatorio Maurin. Forma parte del POUM, por ese motivo fue detenida.”
Este fragmento es el punto de partida, la mecha que lo prende todo[6], Charlotte se convierte desde entonces en mi guía por el enmarañado mundo de los exiliados judeoasquenazís en la ciudad condal. Luego aparecerían otros, Heinz Rosenstein[7], Kurt Kauf[8], Dora Poch[9], Alfred Cohn[10], y con ellos, los lugares, la pensión Villa Erna[11], las oficinas de la Joint[12], los comercios de la calle Sant Pau, el restaurante kosher de los Steinlauf, espacios de la ciudad que cobrarían vida a través de las personas que los habitaron y que hoy, de algún modo, siguen existiendo. El resultado es un relato coral de la experiencia del exilio judeoasquenazí en la ciudad de Barcelona a través de la voz de los exiliados. Una condición, el exilio, que marcaría a fuego sus pasos y decisiones, persiguiéndoles hasta el resto de sus vidas.
Coincido con Max Hastings[13] cuando dice que “hay que seguir excavando en la experiencia humana para identificar lo ocurrido”, o como apuntaba el brillante periodista soviético Vasili Grossman, “nuestro deber – como supervivientes – es intentar identificar a los millones de fantasmas enterrados en fosas comunes como individuos, no como gente sin nombre en categorías caricaturizadas, porque eso es precisamente lo que quisieron los perpetradores”. Dar voz y otorgar dignidad, o lo que es lo mismo, elevar las experiencias personales anónimas al grado de acontecimientos históricos[14].
[1] Charlotte – o Carlotta – Margolin nace en Berlin en 1896 en el seno de una familia judía asimilada. Estudia en la prestigiosa facultad de medicina de la universidad de Berlin, la Medizinischen Universitätsklinik der Charité zu Berlin. En 1923 publica un estudio sobre el sistema nervioso que tendrá una gran repercusión, lo titula Ueber das Verhalten des vegetativen Nervensystems der Carcinomkranken. A finales de los veinte se integra en el KPD-O, escisión crítica del Partido Comunista Alemán. En 1933, pierde su puesto de trabajo en la facultad y se ve evocada a un irremediable exilio. Se traslada a Barcelona donde comienza a frecuentar el círculo de refugiados judíos de izquierdas. Entabla amistad con Ewald y Ella König, las también emigradas Augusta Marx y Eva Sittig-Laufer y el matrimonio formado por Max y Golda Friedemann, todos refugiados judíos. Poco antes de dar comienzo la Guerra Civil Española se afilia al POUM. Cuando estalla la guerra se enrola en el Socorro Rojo y se marcha al frente con el tren hospital dirigido por el doctor Ayguadé. Tras el decreto que obliga a desmilitarizar a las mujeres vuelve a Barcelona. Allí se coloca interna en el Sanatorio Maurin. El 22 agosto de 1937 es detenida por su militancia poumista, casi inmediatamente ingresa en el Correccional general de mujeres de Barcelona. En noviembre secunda la huelga de hambre de Katia Landau, otra de las presas y amiga personal. A la salida del correccional, no pudo o no quiso salir del país. Tenía descartada la vuelta a Alemania dada su militancia antifascista e identidad judía. A disposición del SIM, Servicio de Inteligencia Militar, ingresa de nuevo en prisión, es el 18 de septiembre de 1939. Saldrá en libertad quince días después. En un documento del ANC – Fons Bosch i Gimpera – se puede leer “Carlota Margolín. Ingressà el 22 d’agost del 1937. A disposició del Departament d’Informació”. En el libro de entradas: “Carlota Marcolin [sic]. Naturaleza: Berlín. 43 años. Médico. Soltera. Ingreso: 18-9-39. A disposición del SIM. Salida: 3-10- 1939”. El libro de filiaciones de 1940 aporta más datos, a raíz de un segundo ingreso: su estado civil de divorciada y su religión judía, con domicilio en la calle Hospital 101, 3º, 2ª, con reingreso el 3 de junio de 1940 y baja el 11 del mismo mes. Desde entonces perdemos su pista.
[2] Al comienzo de la Guerra Civil Española la villa donde se ubicaba el Sanatorio Maurín había sido precipitadamente abandonada por sus dueños y requisada por militantes de izquierdas. Semanas más tarde, el 20 de septiembre, el comité central del Socorro Rojo del POUM, inauguraría la villa con una solemne fiesta. Bautizaron al nuevo hospital como Sanatorio Maurín, en honor al dirigente poumista Joaquin Maurín por entonces en paradero desconocido. Desde el primer día el sanatorio recién inaugurado se convirtió en un modelo de atención sanitaria para el resto de organizaciones.
[3] Durante los años 30, debido a su desafiliación del laborismo, el ILP sufrió una crisis de militancia, aunque permaneció activo, involucrándose sobre todo en la ayuda a los republicanos en la Guerra Civil Española, especialmente a su aliado en suelo español, el POUM. Formó un contingente propio de voluntarios, entre los que se encontraba el escritor británico George Orwell.
[4] John McGovern (13 de diciembre de 1887- 14 de febrero de 1968), político escocés, líder del ILP y parlamentario británico. Juega un papel en la denuncia de los excesos estalinistas durante la Guerra Civil Española.
[5] Hacen referencia a una serie de enfrentamientos ocurridos entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 en diversas localidades catalanas, con especial incidencia en la ciudad de Barcelona, en el contexto de la Guerra Civil Española. En estos sucesos se enfrentaron los partidarios de la Revolución – anarquistas y trotskistas -, por un lado, y el Estado republicano, la Generalidad de Cataluña y el PCE-PSUC, por otro.
[6] La figura aún borrosa de la doctora Charlotte Margolin paseando por los pasillos del Sanatorio Maurin prendió la mecha del resto de refugiados, dando a luz al proyecto en el que estamos embarcados: Verbannung (http://www.mozaika.es/verbannung/)
[7] Heinz Rosenstein, hijo de Ricardo Rosenstein y Elena Jachmann, nace en 1904 en Stettin, Alemania. Ingeniero de profesión. A finales de 1935 llega Barcelona procedente de Amsterdam recomendado por el comité de ayuda judío. Una vez en Barcelona monta un negocio de instalaciones eléctricas con Walter Tuerk. Se integra en el Comité de Ayuda a los Judíos de Barcelona. Por mediación de Gunther Wannrich, se afilia en septiembre de 1936 a la CNT. Hará de chofer de los Mossos d’Esquadra y será Jefe de personal de un hospital. Es detenido a finalizar la guerra e interrogado por la Gestapo. En su declaración afirma que James Todtmann, Walter Tuerk y Durand formaban parte del DAS. El 22 de mayo de 1939 es juzgado y condenado a muerte. Dos meses más tarde, durante la madrugada del 1 de agosto, exactamente a las 4:30 a.m, muere fusilado en el Campo de la Bota junto a Ramon Wenceslao Duch y Joan Rovira Esparbé. Yace enterrado en el Fossar de la Pedrera de Montjuich.
[8] En 1933, tras el advenimiento del nazismo, Kurt Kauf, nacido en Berlín en el seno de una familia judía germanizada, abandona su ciudad natal. Tiene 25 años. Licenciado en leyes, ante la imposibilidad de ejercer su profesión – los nazis había prohibido a los judíos ejercer la abogacía-, opta por el exilio. Escoge Barcelona por la recomendación de un conocido. Tras unos comienzos difíciles consigue la representación de una marca de máquinas de coser, la Adler, ubicando su oficina en el número 45 de la calle Canuda. Al contrario de muchos de sus compatriotas, permanecerá en la ciudad durante la guerra. Será asiduo de la tertulia de la librería del matrimonio König, trostystas alemanes, manteniéndose al margen del compromiso político. Conseguirá mantener su negociar al margen del control obrero. Tras la guerra conoce en Barcelona a Jenny Brod con la que tendrá tres hijos.
[9] Dora Poch había nacido en Josewitz (Sečovce, Slovakia) el 15 de mayo de 1922, en el seno de una familia judía. Siendo aún niña se trasladan a Francia donde permanecerán hasta la invasión alemana. El 18 de noviembre de 1942, tras cruzar los Pirineos, se alojan en el Hotel Balneario Prats de Caldes de Malavella. Semanas después serán detenidos por la Guardia Civil al estar en situación irregular. Armand, el padre, es conducido al Campo de Concentración de Miranda de Ebro, las mujeres de la familia son trasladadas a la cárcel de Figueras. De allí, aún no se sabe muy bien por qué y tras escribir una carta a Franco, Dora y su madre, Taube Poch, consiguen llegar a Barcelona. Se alojarán en el Hotel Victoria. Tras mover hilos Dora encuentra trabajo en Barcelona como cantante de varietés en la Orquesta Rigat, donde coincidirá con Aroy Lewkowicz. A partir de entonces será conocida como Dora Henríquez.
[10] Alfred y Greta Cohn, acompañados de sus hijas Lisa y Marianne, llegan a Barcelona huyendo del nazismo a principios de 1934. Alfred Cohn, amigo personal de Walter Benjamin, con el que mantuvo una fluida correspondencia, llega a la ciudad condal con la intención de comenzar una nueva vida. Es aquí donde confecciona los famosos cuadernos de notas de Benjamin. Cohn los fabricaba y luego se los enviaba como regalo. Benjamin los rellenaba y se los devolvía de vuelta. En un fragmento de una carta destinada al propio Alfred apreciamos la emoción que sentía Benjamin al comenzar un cuaderno nuevo:“Quizás no sepas lo hermoso que es ver siempre tan amistosamente admitidos los pensamientos cambiantes y de diversa índole de tantos años en tan delicados y limpios alojamientos.”. A parte de esa curiosa combinación de trabajo manual e intelectual, Alfred Cohn y su hija mayor Marianne, fundaron una organización que se dedicó entre otras cosas a ayudar a los refugiados judíos presentes en Barcelona, la llamaron la Jüdischer Kulturbund. A través de esta organización, Marianne fue gestando su compromiso político y comenzó a tomar consciencia de la lucha que estaba por llegar.
[11] Pensión ubicada en el número 6 de la calle Modolell, en el barrio de Sant Gervasi, hoy desaparecida.
[12] La Joint, siglas de la American Jewish Joint Distribution Committe, organización fundada en Nueva York en 1914 que vela por proteger y ayudar a los judíos en circunstancias adversas.
[13] Historiador británico, autor del brillante All Hell Let Loose: The World At War, 1939–1945. London, HarperPress, 29 September 2011.
[14] Hoy, tras una noche terrible de insomnio y pesadillas, con un dolor sin límites, he cogido mi pequeño bloc y he escrito: ‘Hoy es el día más triste de mi vida. Abandonado por todos, sin poderme acomodar, lleno de añoranza y un mañana lleno de incertidumbre’”. Con este post arranca el blog Dietario de un exiliado. Fue colgado en la red a principios de marzo del 2009, pero su autor, Ramon Moral, escribió la anotación hace 70 años. Acababa de huir de España, donde había luchado en el ejército republicano durante la Guerra Civil, y no volvería hasta el retorno de la democracia, en 1977. Plasmó sus vivencias en un diario hasta el 24 diciembre de 1939. Este es un guiño a su coraje.
Gracias porisrael.org por compartir nuestro artículo. La segunda parte ya la podéis leer en http://www.mozaika.es o entrando en nuestro Facebook.