“Entre amigos”
Los ocho relatos de “Entre amigos” transcurren en el kibutz imaginario Yikhat y dibujan retratos, maravillosos por su delicadeza, de mujeres y hombres que tienen sueños íntimos y experiencias dolorosas privadas a la sombra de uno de los más grandes sueños colectivos de la historia del siglo XX. Un padre cuya hija se va a vivir con un miembro del kibutz tan mayor como él; una mujer que escribe una carta estremecedora a otra mujer por la que su marido la abandonó; un niño externo que va a visitar a su padre a un hospital para enfermos mentales; un jardinero que carga sobre sus espaldas con todas las tragedias del mundo: cada una de estas historias personales es una perla de humanidad literaria y juntas forman un collar que es un retrato de un ideal y de una época.
“Conocer a una mujer”
Yoel Raviv, agente del Mossad, acaba de enviudar y decide abandonar su profesión y alquilar una casa en las afueras de Tel Aviv, en donde poder empezar una nueva vida junto a su hija, su madre y su suegra. Pero, este periodo de paz, se transforma en un duro camino para Yoel que descubre que, en verdad, no sabía nada de su esposa. Aunque quizá lo más importante es que tiene que asumir que realmente nunca escuchó a ninguna mujer de su familia. Después de toda una vida descubriendo los secretos de los demás, se ve obligado a mirar ahora hacia atrás, a las mentiras que él mismo dijo, al sombrío enigma de la vida y la muerte de su mujer, a sus años al servicio del Estado y al misterio de la conducta de su hija.
“Escenas de la vida rural”
“Escenas de la vida rural” reúne ocho relatos centrados en un mismo eje común: la vida en Tel Ilán, un imaginario pueblo israelí. En «Herederos», un desconocido llega a casa. Arie Tzelnik, abandonado por su familia, se fue a vivir con su madre. El desconocido se presenta como un abogado cuyos planes son internar a la anciana para que Arie y él puedan quedarse con la casa. En «Excavan», se relata la historia de un antiguo parlamentario, Pesaj Kedem, que vive con su hija Rahel. Es un viejo gruñón que no olvidó lo mal que lo trataron sus compañeros de partido. Padre e hija conviven aislados y las pocas visitas que reciben encolerizan al anciano. Con ellos vive un joven árabe, que quiere escribir un libro, que compare la vida en los pueblos judíos y árabes. Por las noches, Pesaj Kedem, y más tarde el joven árabe, oyen ruidos de picos y palas debajo de la casa… Y, a modo de epílogo, «En un lejano lugar en otro tiempo» describe el deterioro físico y moral de Tel Ilán, un pueblo en descomposición.
“La colina del mal consejo”
Los tres relatos tienen dos denominadores comunes: el espacio y el tiempo. Transcurren en Jerusalén durante los últimos meses del Mandato Británico, periodo que Oz vivió de niño. En «La Colina del Mal Consejo», una familia, formada por un veterinario, su mujer y su hijo, vive en uno de los nuevos barrios de las afueras de Jerusalén. Su tranquila vida se verá alterada cuando el matrimonio es invitado a asistir a una fiesta organizada por el Alto Comisionado británico. En «El señor Levi» un niño narra la especial relación que mantiene con Efraim, hijo de un viejo poeta y de quien se sospecha que es un miembro destacado de la resistencia contra los británicos. «Nostalgia», describe cómo en un barrio de Jerusalén todos los habitantes se preparan para una guerra que parece inminente. Entre ellos un médico enfermo que escribe cartas a su antiguo amor, en las que alterna su nostalgia de tiempos pasados con descripciones de su vida cotidiana durante esos críticos momentos.
“Hasta la muerte”
Reúnen dos de las mejores novelas cortas de Amos Oz. En “Amor tardío” y en “Hasta la muerte”, el autor explora el ambiente de odio en el que viven y mueren (o enloquecen) los judíos. “Amor Tardío” se desarrolla en el Israel actual, donde un profesor que voluntariamente ignora su cuerpo deteriorado no puede, sin embargo, evitar sus visiones paranoicas de la destrucción de su gente por parte de la Unión Soviética. En “Hasta la muerte”, un grupo de cruzados viaja hacia Jerusalén, atacando y matando judíos a lo largo del camino. La sensación de victoria inicial se irá diluyendo a medida que la enfermedad y las privaciones frenen su avance.
“Versos de vida y muerte”
¿Por qué escribes? ¿Y para quién? ¿Qué querías decir exactamente en tu último libro? ¿Extraes el material de tus historias de la imaginación o de la vida? El escritor, protagonista sin nombre de la novela, conoce muy bien esas preguntas, que sin duda le harán en la velada literaria que va a comenzar en el viejo centro cultural. También sabe que no tiene una respuesta sencilla que dar al público congregado ahí esa tarde. Pero de camino hacia allí el autor se ocupa del acto de la escritura. No deja de observar, de inventar biografías y tramas para los personajes que se encuentra por el camino. Pesca alguna expresión de la cara, alguna palabra casual o un gesto, y con eso hilvana una vida completa, se imagina historias de pérdidas y anhelos, escenas de amor y de seducción. Y, a medida que la noche se alarga, se va difuminando la diferencia entre lo que ha ocurrido de verdad y lo que podría haber pasado. El escritor sin nombre vaga como un espía entre personas solitarias, desamparadas, y encuentra en cada una de ellas un potencial para una posible historia.
“Fima”
Efraim Nomberg, Fima, tiene 54 años y vive en Jerusalén. Huérfano de madre desde los diez, mantiene una complicada relación con su padre. Tras haber creado muchas expectativas como estudiante de historia y, después, como poeta, su existencia se llena de pronto de renuncias. Fima es un hombre contradictorio: atento y distraído, melancólico y entusiasta, algo dejado en su aspecto físico, pero muy querido por sus amigos, sobre los que ejerce una extraña fascinación. Sólo se exalta cuando habla de política y critica al gobierno israelí por la miopía con que trata la cuestión de los territorios ocupados. Ésta es su historia; una historia por la que transitan los personajes más disparatados: Baruj, su padre, famoso fabricante de productos cosméticos, Yael, su ex mujer, Nina, su amante, y el pequeño Dimi, hijo de Yael, al que Fima considera un poco su hijo.
“La historia comienza”
Algunos grandes escritores escriben y vuelven a escribir la primera frase de su libro cientos de veces, y nunca pasan de ahí. Otros desisten y, quizá desesperados, deciden empezar con lo primero que se les ocurre. Comenzar a contar una historia es como intentar conquistar en un restaurante a una persona desconocida. En el análisis que hace de los fragmentos iniciales de algunas novelas y relatos breves de Gógol, Kafka, Chéjov, García Márquez o Raymond Carver, así como en sus referencias a otros clásicos de la literatura universal, Amos Oz instruye, desafía, guía y entretiene. Y explora con pasión y gracejo la razón de que el principio sea tan importante como el final, y pone de relieve los párrafos iniciales en los que los autores hacen promesas que tal vez no cumplen, o cumplen de una manera inesperada o bien hacen más de lo prometido. Un juego que atrapa tanto al escritor como al lector.
“De repente en lo profundo del bosque”
El lector tiene entre sus manos una Hagada, una parábola, con todo su simbolismo y carga metafórica, que cuenta la historia de un pequeño pueblo embrujado sobre el cual recayó una extraña maldición: la desaparición de todos los animales… De noche, en el pueblo, un raro e imposible silencio habita la oscuridad. También de día la ausencia total de animales deja su huella: ni un perro, ni un gato, ni siquiera una mosca o un grillo. Algo debe de haber sucedido: los niños preguntan y algunos adultos se enfadan. Otros no, como la maestra Emmanuela con sus extraños dibujos, o el viejo pescador Almón, cuyas redes están siempre vacías, o la panadera, que en vano echa migas en el patio para pájaros que nunca vendrán. Hasta que Maya y Mati, dos niños empecinados en encontrar la verdad, se atreven a desobedecer la ley establecida y parten para su aventura…
“La bicicleta de Sumji”
A Sumji, un niño israelí de 11 años, que vive en la Jerusalén, bajo el mandato británico, tras la Segunda Guerra Mundial–, su tío Zémaj le regala una bicicleta. Su felicidad es extrema, incluso aunque sea una bici de niña. Sus amigos se burlan, pero él, impasible, sueña con cabalgar sobre su bici e irse lejos, salir de la ciudad y, a través del desierto, llegar al corazón de África. Pero antes quiere enseñar el nuevo regalo a su amigo del alma, Aldo. Y, justo cuando Sumji acepta cambiar su bici por el nuevo tren de Aldo, comienzan todas sus desgracias: la extorsión de los niños del barrio, su experiencia con un perro, el robo de una poesía de amor que ha escrito a Esti, una compañera de clase, y… la sorpresa de un humilde sacapuntas. Pero Sumji imaginará mil maneras para salir de todos estos apuros, desde escaparse al Himalaya hasta secuestrar al mismísimo rey de Inglaterra… En la tradición de personajes tan memorables como Huckleberry Finn o Holden Caulfield, Sumji, salido de la pluma magistral del novelista Amos Oz, es un pequeño gran héroe divertido, puro y muy muy simpático.
“Mi querido Mijael”
«Escribo porque las personas a las que amaba han muerto. Escribo porque cuando era niña tenía una gran capacidad de amar y ahora esa capacidad de amar está muriendo. No quiero morir.» Así comienza el relato en primera persona de Jana, la historia de un matrimonio y de su ruptura. La que ha sido definida como una moderna madame Bovary israelí es una estudiante de literatura hebrea. En la universidad conoció a un geólogo, Mijael Gonen, se casó con él y, poco a poco, una enrarecida distancia se abrió paso entre los dos. La narración, muy femenina, de Amos Oz avanza con estilo breve, cotidiano, y sondea los pensamientos más ocultos y las emociones más profundas en la confesión de la protagonista. Con rara habilidad, el autor logra captar los mínimos matices del carácter y del sentimiento, saca a la luz, con lucidez y delicadeza, los motivos de la frustración y del sufrimiento, y llega al origen del progresivo encerrarse de Jana en un mundo trepidante de maravillosas aventuras imaginarias, fantasías sexuales y terribles pesadillas, en el cual «su» querido y tranquilo Mijael nunca logrará penetrar. Como telón de fondo de esta magnífica novela psicológica, la silueta de una ciudad, Jerusalén, en los años cincuenta, sobre la que aletea el espectro de la guerra.
“Una historia de amor y oscuridad”
Amor y oscuridad son dos de las fuerzas que interaccionan en este libro, una autobiografía en forma de novela, una obra literaria compleja que comprende los orígenes de la familia de Amos Oz, la historia de su infancia y juventud, primero en Jerusalén y después en el kibbutz de Hulda, la trágica existencia de sus padres, una descripción épica del Jerusalén de aquellos años, de Tel Aviv, que es su reverso, entre los años treinta y cincuenta. La narración oscila hacia delante y hacia atrás en el tiempo y refleja más de cien años de historia familiar, una saga de relaciones de amor y odio hacia Europa, que tiene como protagonistas a cuatro generaciones de soñadores, estudiosos, poetas egocéntricos, reformadores del mundo y ovejas negras. Esta amplia galería de personajes prepara un «cocktail genético» del que nacerá un hijo único que descubrirá ser escritor. Amos Oz nos entrega la historia de su infancia y adolescencia, una historia llena de aspiraciones poéticas y afán político: una novela que consigue llegar al corazón del lector.
“Contra el fanatismo”
«¿Cómo curar a un fanático? Perseguir a un puñado de fanáticos por las montañas de Afganistán es una cosa. Luchar contra el fanatismo, otra muy distinta. […] »La actual crisis del mundo, en Oriente Próximo, o en Israel/ Palestina, no es consecuencia de los valores del islam. No se debe a la mentalidad de los árabes como claman algunos racistas. En absoluto. Se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia. […] »El fanatismo es más viejo que el islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier estado, gobierno o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal, por llamarlo de alguna manera.»
“El mismo mar”
Amos Oz nos sorprende con una historia contada por diferentes personajes en lugares distintos, pero interrelacionados, bien por la realidad, bien por los sueños y obsesiones de cada uno de ellos. En “El mismo mar” todos los personajes se encuentran separados de su objeto de amor, a veces por una barrera, una pared, un país, una habitación o la muerte. Publicado en más de veinte países de todo el mundo, “El mismo mar” representa un singular evento en la literatura actual: aquí, prosa y poesía se entrelazan en la narración en un estilo que consagra a Amos Oz como uno de los grandes escritores de la literatura contemporánea.
“Un descanso verdadero”
“Un descanso verdadero” una de las mejores obras del escritor Amos Oz, narra el entrecruzamiento de dos destinos en apariencia opuestos: el de Yonatán Lifschitz, un joven israelí ansioso de abandonar el kibutz en donde siempre ha vivido y dejar su estéril matrimonio para empezar lejos una nueva vida, y el de Azarías Gitlin, un extraño y solitario idealista de la diáspora que llega con el único sueño de establecerse en un lugar y que es acogido por la familia de Yonatán. Entre la vida acogedora o claustrofóbica del kibutz, y el poder de atracción de lo desconocido, transcurre esta novela que nos habla de la polaridad de una libertad plasmada en una tierra para el hombre cansado de vagar o proyectada en una huida para quien se siente atado a ella. #interes#
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