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| viernes abril 26, 2024

Narrativas paralizantes: Por qué la paz sigue fracasando


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Estamos tan acostumbrados a ver fracasar el proceso de paz israelí-palestino que solemos pasar por alto esta simple pregunta: ¿Cómo es posible que tantos traten tan firmemente durante tanto tiempo y todavía no haya ningún progreso? ¿Cómo puede ser que Estados Unidos, el país más poderoso de la Tierra, ha fracasado tan rotundamente, a pesar de que, durante décadas, ha tenido a este conflicto como prioridad?

Lo que me interesa especialmente es esto: ¿Por qué los palestinos, en particular, parecen tan reacios a hacer un trato?

Como escribió Ari Shavit recientemente en Haaretz, «Veinte años de conversaciones infructuosas han conducido a nada. No hay ningún documento que contenga ninguna concesión palestina real con la firma de Abbas. Ninguna. Nunca la hubo y nunca la habrá».

En lugar de criticar esta obstinación, es más útil tratar de entenderla. Como yo lo veo, los palestinos han internalizado cuatro «narrativas paralizantes» que les han impedido avanzar.

La primera es que se ven como siendo castigados injustamente por el gran pecado de los europeos, el Holocausto. Según esta narrativa, la única razón para la creación del Estado de Israel fue curar la culpa europea por el asesinato de judíos. No hay ninguna conexión histórica judía con la tierra, no hay siglos de anhelo judío de volver a casa a Sión.

En esta narrativa, Israel es simplemente un trasplante extranjero – una forzada intrusión soberana en tierras árabes y musulmanas.

La segunda narrativa paralizante es ver a Israel como un ladrón. La Margen Occidental, Gaza y Jerusalén Oriental son vistas como tierras palestinas robadas por Israel en la guerra de 1967. Ahora, todo lo que debe ocurrir es que Israel devuelva esta propiedad robada.

En esta narrativa, el sólo aparecer en las negociaciones es visto como una gran concesión. Después de todo, ¿Por qué la víctima de un robo debe negociar la devolución de su propiedad robada?

La tercera narrativa paralizante es una dolorosa inversión de roles. Durante siglos, los judíos que vivían en tierras árabes aceptaron su papel como dhimmis, o ciudadanos de segunda clase. Esa fue la imagen del judío. Ahora, de repente, con la creación del Estado de Israel, los judíos están a cargo. Este cambio es inaceptable. Crea disonancia cognitiva y es una fuente de profunda humillación.

La cuarta narrativa paralizante también tiene sus raíces en la humillación: envidia y resentimiento por el enorme éxito de Israel. Este resentimiento refuerza el dolor de las narrativas anteriores: «Aquí está el pueblo que se nos impuso, que robó nuestra tierra, que presume de ser nuestro superior, después de siglos de ser nuestros sujetos, y ahora, para colmo de males, miren cómo han llegado a ser tan poderosos y exitosos a nuestra costa».

Si bien estos relatos pueden paralizar cualquier movimiento hacia la paz, simultáneamente aceleran otro proceso – el de la demonización.

La demonización de los judíos ayuda a conciliar la disonancia cognitiva causada por el increíble éxito del estado judío. Sólo demonios judíos y conspiraciones judías pueden explicar esta extraordinaria transformación de los judíos modernos de Medio Oriente.

Por supuesto, el propio proceso de demonización hace que todo sea peor. Cuanto más son demonizados los judíos, más se paraliza el proceso de paz.

Súmese todo esto y se tendrá mucho más que «obstáculos» para la paz. Hay profundas y fundamentales razones por las que los palestinos son tan reacios a aceptar lo que ellos llaman la «catástrofe» de Israel.

La tragedia es que incluso si Israel desmantelara todos los asentamientos esta noche, estas narrativas no desaparecerían. El conflicto palestino con los judíos es resistente a las soluciones prácticas porque no es un problema práctico.

No es un apéndice que puede extirparse, sino una enfermedad crónica que no tiene cura. Para todos los errores de Israel, ninguna cantidad de gestos positivos puede curar el trauma emocional que se encuentra en lo profundo de la psique palestina.

No importa si estas narrativas palestinas son acertadas o no. Lo que importa es que han sido nutridas como verdades en la corriente principal de la sociedad palestina.

Tres generaciones de refugiados que se niegan a abandonar sus campos de refugiados son el símbolo viviente de esta paralizante mentalidad de víctima.

Sin embargo, por más deprimente que sea este análisis, no significa que debamos renunciar a la esperanza. El status quo es cada vez más insostenible, y tengo simpatía por aquellos que siguen buscando soluciones.

Dicho esto, no nos hace ningún bien ignorar las narrativas subyacentes que están erosionando toda esperanza. Debemos dejar de engañarnos a nosotros mismos pensando que todo lo que se necesita para resolver este conflicto es trabajo duro, determinación y buena fe.

Esa también es una narrativa paralizante.

 

David Suissa es presidente de TRIBE Media Corp./Jewish Journal
http://www.jewishjournal.com/david_suissa/item/paralyzing_narratives
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Att. del link en ingles TEU

 
Comentarios

Porque los llamados palestinos no quieren, prefieren vivir de concesiones y dinero de la UE, al menos sus lideres..

Alberto Abadi

Quiero felicitar a David Suissa por su notable imaginación. Debería desarrollar este artículo como una novela y publicar un best seller

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