Desde los cinco hasta los sesenta, me sentí desvelado por la misma pregunta: ¿Qué debe ser un artista hoy?.
Aun hoy no tengo la respuesta . Quien sabe nadie la tiene.
Fuè cuando cumplì los sesenta que me homenajearon en Amia.
Exposición, presentación del libro “Manchas” y fiestita incluida.
Casi en forma inmediata la debacle de la Argentina y la de mi salud.
Sopbreviví, pero reflexionaba mas que nunca sobre la muerte.
Y en el pàjaro Grofyt.
Conocí a este personaje en un cuento de Agnon (premio nobel de Literatura.
El pàjaro, por ùnica vez en su vida abrìa las alas y miraba hacia el cielo.
Y luego emitìa el mas dulce canto que jamàs se hubiera escuchado.
La melodía llenaba al mundo de felicidad . Luego Grofyt fallecìa.
Suerte la de Grofyt. Evitar la decadencia, las moletias a la familia, irse dejando una imagen Grata para recordar.
En una enorme tela apareciò el fantasma de Grofyt.
Me recordò lo mas importante para un artista.
Abrir las alas. (porque el arte es libertad).
Mirar el cielo.
Y aunque sea por una vez llenar el mundo de belleza, de poesìa de felicidad.
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