«Descansa en paz, mi niño»

Rachel y Avi, padres de uno de Naftali Frenkel, uno de los jóvenes secuestrados durante el funeral. REUTERS

Tres familias israelíes han despedido esta tarde a sus tres hijos entre lágrimas y gritos desgarrados recalcando que ya son «hijos de Israel». Un país, aún conmocionado, que ha centrado su triste mirada y profunda rabia en el cementerio de Modiín (entre Jerusalén y Tel Aviv) donde se ha celebrado el funeral conjunto.

Antes de la ceremonia estatal, Naftali Frenkel (16), Gilad Shaer (16) y Eyal Yifraj (19) han sido despedidos en sus respectivas localidades de origen: Elad y Nof Hayalon en el centro de Israel y Talmon, un asentamiento en Cisjordania.

Ante el aumento de voces en la prensa, redes sociales y Parlamento exigiendo venganza por el secuestro y asesinato de los tres adolescentes el pasado 12 de junio, el ministro de Finanzas, Yair Lapid despidió a Shaer: «Entiendo a todos los que sienten ganas de venganza pero en un día como éste necesitamos amor. El mejor castigo a nuestros enemigos es que nos vean unidos. Si queremos vengarnos de los asesinos, a los que encontraremos y castigaremos, debemos superar nuestras diferencias y estar unidos. Nosotros santificamos la vida».

Decenas de miles de personas, incluyendo el primer ministroBenjamin Netanyahu y el presidente Simón Peres, han acudido a Modiín para acompañar por última vez a los tres jóvenes buscados desesperadamente durante 18 días. Aunque las familias albergaban esperanzas por un desenlace feliz, en su interior sabían que el paso del tiempo sin noticias era una mala noticia. Confirmada este lunes con el hallazgo de sus cadáveres cerca de la zona de Hebrón. A falta de la decisión del Gobierno sobre el tipo de represalia contra el grupo islamista Hamas, el Ejército sigue volcado en la búsqueda de los dos miembros del brazo armado de Hamas, Marwan Qawasme (29)y Amar Abu Aisha (32), a los que responsabiliza del atentado.

‘No descansaremos hasta dar con los asesinos’

Ofir Shaer se despidió de su hijo Guilad recordando sus últimas palabras en vida. Palabras de auxilio en la llamada telefónica a la Policía en el coche tras ser secuestrados. Unas palabras que han sido emitidas esta tarde por los medios israelíes y en las que se aprecia como los raptores se dan cuenta de su llamada. En pocos instantes se giraron y dispararon a los tres. «¡Ay Guilad!, cuando escuché tu voz en la llamada…Escuché una voz enorme, la voz que siempre me acompañó. La voz que estará conmigo el resto de mi vida ¡Qué heroicidad! ¡Qué valentía de alguien que no llegó a los 17 años!», dijo su padre..

Los funerales se han caracterizado por la enorme fe de las tres familias y asistentes. No en vano las victimas eran estudiantes de una academia rabínica en Gush Etsion y dos de ellos del movimiento juvenil religioso Bnei Akiva.

«Desde el primer momento dijimos que aunque todo acabara mal, Dios nos dio mucha abundancia. Afortunados de tener hijos, hermanas, hermanos y padres maravillosos», exclamó Rajel Frenkel antes de despedirse de Naftali: «Descansa en paz, mi niño. Aprenderemos a cantar sin ti. Tu voz siempre la escucharemos en nuestro interior».

Tanto Netanyahu como el ministro de Defensa, Moshe Yaalon transmitieron su pésame por las víctimas y su advertencia a Hamas.»Deben saber que no descansaremos hasta que lleguemos a los asesinos», avisó Yaalon, una de las principales voces del gabinete de seguridad que esta noche estudia las represalias contra Hamas.

«Secuestradores de niños, asesinos deleznables cuyos hermanos bailan sobre la sangre pura derramada. Un abismo moral nos separa de nuestros enemigos. Ellos santifican la muerte y nosotros la vida.Ellos santifican la crueldad y nosotros la piedad. Es el secreto de nuestra fuerza y la base de nuestra unión», afirmó Netanyahu que mirando a los padres y en especial a las madres, añadió: «Hemos aprendido de vosotros una lección inolvidable de fe y determinación, unidad y sensibilidad, judaísmo y humanidad».