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| sábado diciembre 21, 2024

¿Qué debería hacer Israel? ¿Qué haría Estados Unidos?


An Israeli flag flutters outside the Bank of Israel building in Jerusalem

Imagine que es usted el Primer Ministro de Israel o el Presidente de Estados Unidos, o el Jefe de Estado Mayor de alguno de ambos ejércitos. Sus soldados están luchando en una guerra justa para tratar de evitar que cohetes impacten a sus civiles, o que túneles sean utilizados para asesinar y secuestrar a su gente. Su enemigo, sabiendo que usted desea evitar bajas entre sus civiles, deliberadamente dispara contra sus soldados desde zonas civiles. Sus soldados, atrapados en medio de un tiroteo, tienen básicamente dos opciones: una, responder al fuego y tratar de impedir que el enemigo los mate, al mismo tiempo que tratan de evitar o reducir al mínimo las bajas civiles; o dos, bajar sus armas, porque no quieren poner en peligro a la población civil, y aceptar el riesgo de que sus soldados puedan morir.

Las Naciones Unidas, y gran parte del resto del mundo – ubicados en la seguridad de zonas pacíficas – han condenado a Israel por permitir que sus soldados traten de detener los ataques contra ellos y, al mismo tiempo, traten de minimizar las bajas civiles. «Se puede hacer más», ha insistido la Casa Blanca.

Pero, ¿qué más podría hacer Israel, que no ponga en peligro a sus propios civiles y soldados? ¿Le gustaría al presidente Obama ser el que tiene que llamar a los padres de un soldado estadounidense y explicarle que su hijo murió porque él, el Comandante en Jefe, le había ordenado al soldado no responder al fuego de morteros enemigos que estaban siendo disparados contra él desde detrás de escudos humanos?

Israel está haciendo precisamente lo que haría cualquier otra democracia occidental si se enfrentara a la situación con la que Israel se enfrenta ahora. El coronel Richard Kemp – un experto británico en este tipo de guerra – ha dicho: que Israel lo está haciendo más cuidadosamente y con mayor preocupación por las vidas civiles que cualquier otro país. El ejército israelí dedica considerables recursos a tratar de minimizar las bajas civiles palestinas, mientras que Hamas dedica sus recursos a tratar de maximizar las bajas civiles, tanto israelíes como palestinas.

Vale la pena recordar lo que Estados Unidos y Gran Bretaña hicieron durante la Segunda Guerra Mundial. Después que los alemanes dispararon cohetes contra Londres, Winston Churchill ordenó el bombardeo de Dresde, con la intención deliberada de matar a tantos civiles – hombres, mujeres y niños – como fuera posible, con el fin de debilitar la moral de su enemigo. Estados Unidos atacó con bombas incendiarias a Tokio matando a 100.000 personas y después lanzó dos bombas nucleares matando a muchos más. Estados Unidos también mató a muchos civiles en Afganistán, Irak y Kosovo, igual Gran Bretaña y otros miembros de la OTAN. En ninguna de estas guerras los ejércitos occidentales tomaron las precauciones y dieron las advertencias que Israel sí tomó y dio.

Es indecoroso e hipócrita que el mundo occidental castigue a Israel por hacer exactamente lo mismo que haría y que ha hecho cuando se enfrentó a amenazas comparables o incluso menos graves.

En Israel, estas cuestiones morales se debaten sin cesar, entre filósofos, en los medios de comunicación, entre los militares, los políticos y el público en general. No hay respuestas fáciles, excepto para quienes están sentados en la seguridad de Washington DC, Turtle Bay, Londres y París. Para los israelíes, las preguntas son reales, implican decisiones de vida o muerte. ¿Cómo debería la nación democrática equilibrar la vida de sus propios civiles y soldados contra los riesgos para la vida de los civiles enemigos? Los que condenan a Israel en términos simplistas deberían tratar de abordar algunas de estas más matizadas preguntas. Un moralista razonable podría responder a estas preguntas de manera diferente a la que lo han hecho Israel y otras democracias, pero las respuestas de Israel son buenas dentro de las reglas de combate empleadas por Estados Unidos, la OTAN e incluso las Naciones Unidas.

El presidente Obama ha reconocido las dificultades que enfrenta Israel para proteger a sus ciudadanos de los cohetes y los túneles terroristas que se ubican deliberadamente en hospitales, instalaciones de las Naciones Unidas, mezquitas y casas de civiles. Hay una considerable cantidad de espacios abiertos en la Franja de Gaza.

Basta con mirar los mapas de densidad de población (http://news.bbc.co.uk/2/shared/spl/hi/middle_east/03/v3_israel_palestinians/maps/html/population_settlements.stm) en lugar de escuchar a la errónea afirmación, reiteradamente repetida como loro por los medios de comunicación: a saber, que la Franja de Gaza es la zona más densamente poblada de la tierra. Ni siquiera cerca. Hay ciudades en la Franja que están densamente pobladas, pero hay otras áreas – algunas bastante grandes – en la Franja de Gaza que están relativamente poco pobladas. Si Hamas disparara sus cohetes desde, y ubicara sus túneles terroristas en estas zonas abiertas, habría pocas víctimas civiles. Pero es parte de la estrategia de Hamas ubicar estas armas letales en zonas densamente pobladas, precisamente para maximizar las bajas civiles palestinas.

Los soldados y civiles israelíes no deberían tener que pagar el precio de esta táctica cruel, ilegal y bárbara.

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
Comentarios

Europa, sigue ciega. Derechos humanos..¿ de quién? De los terroristas, de los asesinos, de los violentos?? Vamos al caos y lo pagaremos caro y, nos daremos cuenta cuando ya no tenga nada remedio. En España tenemos un ejemplo clarísimo de partidismo a favor de la violencia: Javier Bardem y su esposa, que ahora pretenden decir que » se les interpretó mal, que ellos no querían, que…» gente que han mostrado un odio total al pueblo judio, que defienden aquí a la izquierda, pero ellos, van a que nazca su hijo a un hospital judio, no va a uno palestino y luego, vive como un burgués, en la opulencia y no sé de que haya hecho alguna donación para esa gente humilde a la que dice defender. Me avergüenza ser español con esta gentuza. Vamos al abismo y, la población árabe que nos está invadiendo, nos hará hincar la rodilla algún día. De pena.

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