Derrota del periodismo, esto es lo que venimos viendo en los ultimos tiempos.
Tenemos un mundo más informado que nunca, pero no tenemos un mundo mejor informado.
Al contrario, las autopistas de la información nos conectan con cualquier punto del planeta, pero no nos conectan ni con la verdad, ni con los hechos. Los periodistas actuales no necesitan mapas, porqué tienen Google Earth, no necesitan saber historia, porqué tienen Wikipedia. Los históricos periodistas que conocían las raíces de un conflicto, aún existen, pero son una especie en vías de extinción, devorados por este periodismo de hamburguesa que ofrece noticias fast-food, a lectores que desean información fast-food.
Israel es el lugar del mundo más vigilado y, sin embargo, el lugar del mundo menos comprendido.
Por supuesto, también influye la presión de los grandes lobbys del petrodólar, cuya influencia en el periodismo es sutil pero profunda. … si se habla contra Israel, no tendrá problemas. Pero ¿qué ocurrirá si critica a un país islámico? Sin duda, entonces, se complicará la vida. No nos confudamos. Parte de la prensa que escribe contra Israel, se vería reflejada en una aguda frase de Goethe: “nadie es más esclavo que el que se tiene por libre, sin serlo”. O también en otra, más cínica de Mark Twain: “Conoce primero los hechos y luego distorsiónalos cuanto quieras”.
El antiisraelismo es la nueva forma de antisemitismo, concluimos que han cambiado las contingencias, pero se mantienen intactos los mitos más profundos, del antisemitismo Y esos mitos han desembocado en el relato sobre Israel.
Por ejemplo, el judío medieval que mataba niños cristianos para beber su sangre, conecta directamente con el judío israelí que mata niños palestinos, para quedarse sus tierras. Siempre son niños inocentes y judíos oscuros. Cristiano medieval, como del antisemitismo político moderno.
Por ejemplo, los banqueros judíos que querían dominar el mudo a través de a banca europea, según el mito de los Protocolos, conecta directamente con la idea de que los judíos de Wall Street dominan el mundo a través de la Casa Blanca.
El dominio de la prensa, el dominio de las finanzas, la conspiración universal, todo aquello que configuró el odio histórico contra los judíos, desemboca hoy en el odio a los israelíes.
En el subconsciente, pues, late el ADN antisemita occidental, que crea un eficaz caldo de cultivo.
Acuso, pues, de forma clara: la principal responsabilidad del nuevo odio antisemita, disfrazado de antiisraelismo*, proviene de aquellos que tendrían que defender la libertad, la solidaridad y el progreso.
Y añadió Albert Einstein: “la vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las buenas, que se sientan a ver lo que pasa, y no hacen nada”.
Usted lo dice, el antisemitismo es antirealismo. No tienen base ni fundamento, va evolucionando , antes con nuestra debilidad, hoy por nuestro poderio. Conclusion? ENVIDIA.!!