Durante la mayor parte de su vida “M”, un adolescente de 14 años, de Gaza, sufrió fallos renales complicados por una condición de coagulación excesiva de la sangre. Un transplante de riñón que se llevó a cabo en Egipto hace ocho años no tuvo éxito y la salud del joven se deterioraba rápidamente.
Usando la donación de un riñón de su hermana –e improvisando un complejo procedimiento para compensar su problema sanguíneo- médicos del Rambam de Haifa salvaron la vida del muchacho hace ocho meses y ahora, finalmente, volvió a su casa.
El deteriorado estado de los vasos sanguíneos de “M” presentaba un problema nunca encontrado antes por los médicos. En un transplante común los cirujanos retiran el riñón del donante y lo conectan al sistema sanguíneo del paciente. En el caso de M los médicos temían no encontrar venas y arterias sanas en condiciones de alimentar el riñón trasplantado.
Así que los médicos trabajaron en reversa, estudiando quirúrgicamente a M en busca de venas y arterias utilizables. Encontraron algunas, luego retiraron uno de los riñones de su hermana y lo trasplantaron a M.
Pero pronto apareció un problema. Para compensar por sus venas bloqueadas el cuerpo de M desarrolló un sistema de venas como bypass incapaz de alimentar el riñón transplantado, y apenas dos horas después de la cirugía M estaba de vuelta en la sala de operaciones.
El personal médico del Rambam nunca había encontrado una situación similar. “Fue un escenario de pesadilla”, dijo el Dr. Ran Steinberg, director de Cirugía Pediátrica.
Solucionando el problema al vuelo los cirujanos israelíes implantaron un conector sintético entre la vena que sale del riñón y la que sale del hígado.
La innovación tuvo éxito, y el organismo de M pudo funcionar con el nuevo riñón. Después de una estadía de ocho meses en el Rambam hace pocos días el muchacho regresó a su casa de Gaza, y volverá a Israel para chequeos periódicos.
“No hay palabras para describir la alegría que sentimos al triunfar en semejante situación. No todos creían que tendríamos éxito”, dijo Steinberg. “Tan pronto como M comenzó a recuperarse volvieron las sonrisas a los rostros de nuestros médicos. M es un muchacho fantástico y podrá disfrutar de una vida normal como cualquier adolescente de su edad”.
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