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| jueves mayo 2, 2024

¿El antisemitismo salva vidas?


El odio irracional al judío ha causado millonarias muertes a lo largo de los siglos. Si bien el peor caso sin duda fue el holocausto nazi, la época de las cruzadas también fue ocasión propicia para masacres de camino al Santo Sepulcro, sin olvidar las matanzas del XIX que dieron lugar a la inclusión de la palabra pogromo en muchos idiomas, o las algaradas ibéricas de finales del XIV. Y aunque el antisemitismo no debería contarse sólo por cadáveres, sino también por el sufrimiento y las cicatrices que deja de por vida en los supervivientes, hay un precepto que anula todos los otros mandamientos: pikuaj nefesh, la preservación de la vida, que la diferencia claramente de la vía sin retorno de la muerte, en las condiciones que sean.

Desde este último punto de vista hay que valorar aquellas situaciones que, pese al dolor que generan, sirven para seguir vivos. El caso más patente y universal es el de la defensa propia: por más que nos repugne la violencia, es ética su utilización ante una amenaza real. Pero existen casos más complejos y aparentemente contradictorios que quisiera ilustrar con la historia de mi propia familia, que durante siglos vivió en una próspera ciudad en la que a principios de los años 30 la comunidad judía constituía el 42%, época en la que las inclemencias políticas desataron olas de pobreza y antisemitismo. En ese clima de intolerancia y sufrimiento, mis antepasados tomaron la decisión de dejar la tierra que habían habitado al menos durante tres siglos para instalarse en uno de los pocos países que permitían la inmigración de judíos en épocas de crisis económica mundial. A mediados de octubre de 1942, los 30 mil judíos que quedaban en Brest fueron fusilados al borde de fosas. Sólo sobrevivieron 7.

También escaparon a la matanza sistemática de los judíos europeos aquellos que no pudieron soportar el antisemitismo totalitario y se marcharon a las pocas geografías -desconocidas e inciertas- en las que, aunque fuera ilegalmente en muchos casos, pudieron entrar. Eso salvó sus vidas, como muchos siglos antes el rabino cordobés Maimónides salvó la suya de las atrocidades de los almohades, vagando por distintos continentes durante suficientes años para convertirse en uno de los sabios más venerados de nuestro pueblo y la historia general. ¿Qué hubiera sido de ese joven de apenas 13 años si su familia no hubiera decidido sacrificar todo lo que tenían para huir de la intolerancia?

¿Puede el hecho terrible del odio ancestral y visceral cargarse de un efecto positivo? Sólo es una trampa intelectual: de nada sirve sufrir la discriminación si no se actúa por repararla. No salvamos la vida si no salvamos el alma, que es la traducción literal del mencionado pikuaj nefesh. Y no salvamos el alma sólo por seguir respirando, si no luchando mientras respiremos por acabar con esa lacra de desprecio incrustada desde hace milenios en la mirada de los demás, si no denunciamos cualquier atisbo de esa enfermedad moral cuyos síntomas, a fuer de habituales y mayoritarios, pasan desapercibidos incluso al propio infectado.

 
Comentarios

Mi comentario, escrito el 28 de agosto 2014 por el antisemitismo del gobierno venezolano.

Palestina, Cabello, el malnacido…

“Esta es la plaga con la que el Señor herirá a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca. Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por el Señor; y trabará cada uno la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.”
Zacarías 14:12-13

La forma en la cual el odio se encuentra arraigado en los máximos dirigentes del llamado Socialismo del Siglo XXI, hace casi imposible vislumbrar una posible solución a la situación de crisis política y social que desgarra a Venezuela. Característica común de todos los dirigentes rojos, es el verbo vulgar, chabacano, ordinario. El coco donde tienen encerrado “el cerebro”, no les permite aceptar ni entender ningún tipo de disidencia, de pensamiento libre y diferente a sus parámetros tiránicos.
Yo como venezolano, nacido en Margarita, sin pertenecer a ninguna organización política, soy uno de millones de compatriotas, que se oponen al desastre creado por este gobierno. En uso de mi libre criterio, y “tocado” por los comentarios de los que lamentablemente dirigen a este gran país, escribo mi opinión.
En realidad, no es tanto por lo “aludido” sino es que me gustaría buscar una rendija para que la gente hipnotizada y muchos comprados por este régimen vean las cosas desde un punto de vista particular, que piensen por sí mismos.
Desde hace mucho tiempo, desde muchacho, me sentí atraído por lo que pasaba en el Oriente Medio. Equivocado o no siento una gran admiración por el pueblo judío, a la contribución en todas las ramas del saber, a su espíritu de iniciativa.

Diosdado cabello dice “… pero el que no sienta nada ante lo que está ocurriendo en Palestina, ah, es un malnacido, es un malnacido o una malnacida”.

Todo ladrón, juzga por su condición dice el refrán y tanto Diosdado como Maduro, no son la excepción. Su condición de nacimiento y forma como ocurrió, no las conozco, pero no deben pensar que todos nacieron como ellos.
Siguiendo con mi libre opinión le podría decir al señor Cabello, que tanto mi querida madre y mis familiares, mis parientes y la gente más cercana a mi hogar materno, así sean seguidores del régimen; saben que yo no soy “un malnacido” por no apoyar la causa palestina o por no pensar como la gente de este régimen corrupto y criminal.
A mi nadie mi impuso una forma de pensar. Y este es el gran drama que se vive en Venezuela, donde mucha gente es conducida como borregos, porque le anularon la capacidad crítica ante todos los acontecimientos de la vida. Nunca el “Mesías sabanetero” felizmente desaparecido, me grito ni me ofendió en su programa “Aló Presidente”, lo cual si hizo con Diosdado, con Maduro y con todos los dirigentes rojos. .
¿Por qué tengo que pensar con el trapo rojo enrollado en el cerebro? ¿Sabrá Diosdado Cabello, de las horrorosas atrocidades, la historia de sufrimiento del pueblo judío? Conocerá de todas las persecuciones, ejecuciones y calamidades a que fueron sometidos los judíos en la España de los reyes católicos?
¿Sabrá Diosdado Cabello de que trata los “Protokoly Sionskij Mudretsov”, en cristiano, Los Protocolos de los Sabios de Sion?
¿Sabrá Diosdado que la llamada “solución final nazi”, fue atizada en la monstruosa mente de Hitler por el no menos engendro musulmán, Gran Muftí de Jerusalén Haj Muhammad Amin al-Husseini? ¿Con una historia así, no se apoyaría darle una tierra donde los judíos dispersos y perseguidos pudieran vivir, sobre todo, después del holocausto?
Si el Gran Muftí de Jerusalén, pactó con el régimen de Adolf Hitler, para exterminar judíos e impedir que los sobrevivientes pudieran establecerse en los territorios que ellos anhelaban por sus creencias religiosas; podría asumir que Diosdado al igual que los dirigentes rojo sangre son antisemitas y de fuertes tendencias nazis. El señor Cabello, quiere que su rebaño, lo siga incondicionalmente y piensan que aquellos que no sigan sus dictámenes, son traidores, apátridas y todos aquellos calificativos que les caben a ellos completamente: Típico comportamiento de los tiranos.

Para que el señor Diosdado opine así de los que no apoyan a la causa palestina, debe saber que a los judíos, les favoreció enormemente que los dirigentes del mundo árabe lucharan sus guerras intestinas para quedarse con los lugares santos. Debe saber también, que la intelectualidad árabe fue masacrada por los asesinos del Gran Muftí de Jerusalén, para que nadie le disputara el dominio sobre las embrutecidas masas islámicas. No señor Diosdado, como escribí antes, admiro al pueblo de Israel, porque hicieron fructificar tierras desérticas con trabajo y dedicación. No encontraron las cosas hechas como la robolución venezolana, la cual expropió, robó y después colocaron en vallas y pancartas “Hecho en Socialismo”.
Léase señor Cabello una biografía de Golda Meir. Debería aprender muchas cosas del Estado de Israel. Lea acerca de los exitosos Kibutz, donde por primera vez se hizo realidad la gestión social, gracias a la mentalidad creadora, libre de la camisa de fuerza comunista.
Condene, señor Cabello a los asesinos musulmanes fundamentalistas Chiita, sunitas, alauitas; yihadistas. Condene al ISIS –rama de al Qaeda que crucifica cristianos y decapita a los que no piensan como ellos. O será precisamente que ese amor por los fundamentalistas se debe exactamente a que comparten el mismo pensamiento.

¿Dónde estaba el señor Diosdado cuando la secta Islamista Boko Haram, destruyó y quemó cinco iglesias, matando decenas de católicos el día de Navidad, hace dos años; en el África negra? Esas personas y muchas más, han sido masacradas por el terror islámico por el simple hecho de ser cristianos. Y ustedes no se trajeron a ningún negrito huérfano…

En Ruanda, Nigeria, Burundi, Tanzania; Zaire ha crecido en los últimos años el odio hacia los cristianos donde las sectas de musulmanes han promovido la idea de que “La educación no islámica es pecado”. ¿Por qué no dice nada el señor Cabello?,

Por qué el silencio de los dirigentes comunistas contra las atrocidades del ISIS, los cuales han dejado miles de muertos, heridos y desplazados en el medio Oriente.
Los fundamentalistas musulmanes y los fundamentalistas rojos, están en sintonía. La manipulación de las conciencias en los regímenes totalitarios, engranan perfectamente con el engaño de traer “inocentes niños palestinos”, los cuales tienen la mente contaminada desde el pecho para odiar a Israel, saben cómo forrarse con bombas y practicar tiro al blanco con judíos.
¿Será que habrá de enseñar a los niños indígenas venezolanos, que se ven mendigando en los semáforos de muchas ciudades de Venezuela, como odiar y matar judíos para que el amoroso gobierno rojo los tome en consideración y los ubique en las excelentes instalaciones destinadas para los diez mil extranjeros palestinos?

Esto ocurre en mi país, en mi patria, porque perdimos la capacidad de criticar y nos arrodillamos ante las imposiciones de los talibanes criollos.

Enry Rodríguez

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